“Lo que más me gusta en la vida es ser civil”

FOTOS COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
Han pasado siete años desde el 27 de abril de 2007, día en que el entonces intendente de la Policía John Frank Pinchao huyó de un campamento guerrillero en donde permaneció desde el 1 de noviembre de 1998, cuando las Farc se tomaron Mitú y secuestraron a cerca de 60 uniformados.

Pinchao estuvo en la selva durante 17 días, se encontró con un grupo indígena y luego encontró a un comando Jungla de la Policía que ejecutaba operaciones de destrucción de cultivos y laboratorios en el Vaupés, sobre el río Paují, en Pacoa.

El 16 de mayo de 2007 volvió a Bogotá, fue designado como Agregado Policial en Chile, estudió Ciencias Políticas en Francia, en la misma universidad de Íngrid Betancourt y el expresidente Nicolas Sarkozy, y en París cursó estudios sobre resolución de conflictos.

Al volver a Colombia y tras cumplir 20 años de servicio en la Policía, incluidos los ocho años de cautiverio, se retiró de la Institución.

Es una nueva persona lejos del uniforme verde oliva, ha tenido la oportunidad de hacer otras cosas, escribió, viajó y ahora disfruta de su tiempo libre, que dedica a sus hijos, le gusta la que él denomina ‘la vida de civil’, se ríe de sus experiencias y está tranquilo; atrás quedo la experiencia de la selva, y aunque recuerda a sus compañeros y sus días allá, ya pasó la página.

- ¿Qué ha hecho

en este tiempo?

Han pasado tantas cosas, conocí a mi hijo, quien ya tiene 13 años; hace casi dos años soy papá de nuevo, de María José, ahora trabajo con una empresa consultora en seguridad, ellos ayudan a diferentes empresas que pueden estar en riesgo, allí me dan espacio en el tema del secuestro, sobre prevención, supervivencia en el caso de ser secuestrado de fuga, en caso de que se pueda.

- ¿Cómo le ha ido?

Bien, la gente es muy receptiva al tema, y es interesante hablarles, ya que están dirigidas a personas sobre las cuales pueda existir un interés.

- ¿Cuál es el consejo

para sobrevivir allá?

Hay que buscar mecanismos de autoprotección y buscar actividades que eviten la rutina, cuando hay posibilidades hacer gimnasios ornamentales, hacer planchas, pesas, practicar juegos, nosotros incluso alcanzamos a tener compañeros que fabricaron billarines con bolas de los desodorantes roll on y con palos de los arboles jugábamos, jugábamos golf y ping pong.

Ese tipo de actividades lo distraen a uno, en algunas oportunidades pudimos acceder a la lectura, ese fue un periodo muy enriquecedor para todos, leímos cerca de 120 libros, yo me leí la Biblia entera, pues eso le sirve a uno para protegerse de lo que está viviendo.

- ¿Que aprendió

del cautiverio?

Pude comprobar que la formación que uno recibe de joven es esencial, nos encontrábamos con compañeros que estaban en una hamaca todo el día, y decían que no les daba ganas de hacer nada, pero a algunos nos causaba gracia. Nosotros los conocimos allá y afuera tampoco hacían nada, y muy seguramente cuando salgan, tampoco, y así fue.

Por el contrario, jóvenes activos, entre ellos recuerdo mucho a un patrullero Díaz, era muy activo, dinámico y activo, siempre hizo sus actividades en el servicio policial, era muy creativo. En el secuestro nos ayudó, hacia sillas, mesas, juegos y hoy en día ha hecho mucho en su carrera y en su desarrollo personal.

A pesar de que el secuestro es un capítulo duro, a pesar de que en algunos deja consecuencias graves y psiquiátricas, pero para quienes resisten, se protegen y se defienden, van a ser menores.

Sí quedan heridas difíciles de sanar, pero en las que hay que trabajar día a día.

- ¿Cómo le fue

en Francia?

Muy bien, aprendí mucho, llegué a una ciudad histórica por la Segunda Guerra Mundial, allí tuve un mes de formación de Francés, luego ingresé a la Universidad al norte del país, en la frontera con Bélgica. Allí adelanté estudios de Ciencia Política, el siguiente año estuve en París y pasé a la Sorbona a estudiar Gestión y Resolución de Conflictos, con énfasis en Mediación y Negociación.

- ¿Vuelve a Colombia

y qué ocurre?

Volví a terminar mi trabajo como Policía, aunque luego me retiré.

- ¿Extraña la Policía?

No. La vida de los civiles es muy bonita.

- ¿Ha vuelto a verse con alguno de sus compañeros de cautiverio?

No, no he vuelto a verlos, pero yo recuerdo que estando allá nos decíamos ‘si salimos a la libertad y yo lo veo a usted, volteo para otro lado, para no verlo’ (risas), imagínese después de verse todo el tiempo por tantos años, ya no más (risas).

Uno sale con ganas de rehacer su vida, de volver a ver a su gente, a su familia y amigos que había dejado, unos volteamos la página y lo que hacemos es empezar un nuevo capítulo de la vida y seguir, mientras otros siguen anclados en el pasado.

EL PROCESO DE PAZ Y LAS VÍCTIMAS

- ¿Cree a las Farc?

Yo creo que hay que creerles, al enemigo hay que creerle en algún momento, por eso si tenemos voluntad de paz, debemos confiar en su voluntad de paz también.

- ¿Qué piensa de lo que ha dicho ‘Timochenko’ sobre las víctimas?

Eso deja un sinsabor a los colombianos y más, a las víctimas. Dicen que las reconocen, pero, a la vez, que no reconocen responsabilidad: eso es una ambigüedad. Cómo reconozco a mi victima y no me hago responsable de que la victimicé, eso no tiene carta de presentación.

- ¿Qué cree que buscan con esas afirmaciones?

Ellos quieren banalizar la guerra, como se hace en distintos escenarios, pero es que se debe banalizar cuando el daño está hecho a los combatientes, mas no a los civiles, quienes no tienen por qué pagar el precio de la guerra.

- ¿Va a participar en los foros de víctimas?

Recibí una invitación para el foro de Cali, pero por cuestiones de logística no he podido hablar con ellos; yo quisiera ir, esperemos a ver qué pasa.

- ¿Qué cree que pueda ocurrir con el proceso,

tras los sucesos de la última semana?

Hemos tenido dos traspiés, el Gobierno ha sido enfático en que no tolerará más actos de violencia. ¿Cómo es posible que asesinen a la hija de tres años de un Policía? Eso no le cabe en la cabeza a nadie, eso no es guerra. ¿Cómo es posible que asesinen a una niña de dos años? Qué culpa tiene una criatura de esas que no tiene idea de lo que está sucediendo en el país; si esto hubiera pasado en otro lado, se habría movilizado la gente por estos hechos, pero como es Colombia, estamos anestesiados de tanta violencia que nos importa cinco este tipo de actos. Es intolerable esto, por las Farc, pero también por el pueblo colombiano.

- ¿Qué les diría si pudiera ir a La Habana?

Ese tipo de cosas, lo que le duele al pueblo colombiano, una de las cosas más importantes para decirles a las Farc es que el pueblo sabe del poder bélico que tienen, no se necesita que le estén reiterando que tienen esa capacidad, no se necesita que le recuerden que las Farc son unos terroristas capaces de todo.

Lo hacen a diario volando oleoductos, derramando petróleo, afectando las fuentes hídricas, dejando poblaciones sin energía eléctrica, esto no es necesario, ya Colombia los conoce y no necesitan reiterar su poder.

Si están en la mesa, es porque comprendemos que tienen voluntad de paz, entendemos que no es una guerrilla debilitada, que tiene capacidad de seguir haciendo daño, pero no lo sigan recordando, no aumenten las victimas en el país.

- ¿Son distintas las víctimas del Estado

que las de la guerrilla?

Sí, a las víctimas del Estado les dan protección, las cuidan más, a las de las Farc no. ¿Quién nos cuida? De hecho, son distintos tipos de víctimas en los dos casos, por ahora hay que esperar a ver qué ocurre con este tema en la representación en la mesa.

- ¿Qué le gusta de su nueva vida?

Lo que más, es ser civil, la sensación de libertad, de no pedir permiso, de no cumplir con órdenes, de ser dueño tanto del tiempo como de poder gozar de la libertad.

Disfruto mucho ser padre, me la paso con mi niña, el mayor tiempo posible, las 24 horas, bañándola, cambiándola, al pie de ella y con mi familia.

Credito
COLPRENSA

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