Pacific Rubiales, en la mala

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JUAN ESTEBAN LEWIN

JUAN ESTEBAN LEWIN

LA SILLAVACÍA.COM

Pacific Rubiales nació en 2007, cuando se fusionaron dos pequeñas petroleras: Meta Petroleum y Pacific Stratus Energy. En apenas tres años se había convertido en una de las 50 empresas más grandes del país y sus dueños en los nuevos ‘cacaos’.

Pero en los últimos tres meses ha sufrido duros golpes que llevaron a que la bolsa de Toronto haya suspendido su acción por unos minutos y que la compañía cueste hoy aproximadamente una séptima parte de lo que valía hace un año. Si su desinfle continúa, la ‘gallinita de los huevos de oro’ de los grandes medios desaparecerá.

El primer campanazo se produjo la semana anterior, cuando la minera Gran Colombia Gold, que es del mismo grupo y con la que Pacific comparte altos directivos como Serafino Iacono y accionistas, anunció que no va a pagar por ahora intereses de unos bonos de deuda que debió pagar el 31 de diciembre.

En términos financieros, Gran Colombia (que maneja la mina de oro de Marmato) entró en default y ahora tendrá que entrar a renegociar su deuda, una situación que pone a cualquier empresa al borde de un proceso de reestructuración y que podría llevarla a la quiebra.

Aunque Gran Colombia y Pacific Rubiales tienen operaciones totalmente distintas, ese golpe a otra de las compañías banderas del grupo repercutió en el mercado financiero, sumándose a la ya fuerte caída de la acción de Pacific por la baja del precio del petróleo.

Ese golpe ya se ve. Horas después de publicada esta nota, la empresa emitió un comunicado anunciando recortes en la inversión y los gastos administrativos, despidos y la posible venta de activos. La reestructuración ya llegó.

Por cuenta del precio del petróleo, en los últimos tres meses la acción de Pacific ha caído en picada en las bolsas en las que está.

En la de Toronto pasó de fluctuar entre 16 y 23 dólares a valer 4.15 hoy (y alcanzó a bajar a menos de 3.5). Solo esta semana cayó más del 15 por ciento y la bolsa decidió suspender temporalmente su negociación para evitar una debacle.

En la de Colombia pasó de rondar los 30 mil pesos a caer hoy a poco más de ocho mil (alcanzó a llegar a siete mil), un precio nunca antes visto, y en menos de una semana ha perdido casi un tercio de su valor.

Eso prende las alarmas de cualquiera. Pero más si se compara con otras acciones semejantes. Toronto, donde hay un centenar de compañías petroleras y de gas, tiene un índice para mostrar el desempeño de sus acciones. Ese índice ha caído de unos 310 puntos en octubre y noviembre a 250 hoy, una reducción de apenas una sexta parte.

En Colombia las otras dos petroleras que se mueven en la bolsa son Ecopetrol y Canacol, y ambas valen dos terceras partes de lo que valían hace tres meses. El bajonazo de Pacific es mucho más fuerte: vale apenas una cuarta parte de lo que valía en octubre.

Pero ese es solo uno de los síntomas. Otro es la caída del precio de los bonos de Pacific en la bolsa de Nueva York, que muestra que los inversionistas le tienen tan poca confianza a la compañía que prefieren salir de esos bonos a pérdida.

En una nota de Bloomberg News, que posiblemente influyó en la caída de hoy, una analista dice que de mantenerse los precios actuales del petróleo, a finales de año Pacific tendría que recomprar todos esos bonos por haber incumplido las reglas con las que los vendió.

Otro informó a Bloomberg que a Pacific le van a faltar 308 millones dólares líquidos este año, y que debería eliminar sus dividendos y vender activos. Mejor dicho, todo un plan de ajuste.

Aunque un portavoz de Pacific expuso a Bloomberg que la compañía tiene la flexibilidad para invertir menos y no incumplir las condiciones de los bonos.

Pero eso le podría pegar a la inversión de la que requiere, justo en un momento en el que necesita inyectar plata a un negocio que empezó con un éxito sorprendente.

La historia

La clave del éxito de Pacific fue innovar en la extracción de crudo en Colombia y logró aprovechar mucho mejor yacimientos de petróleo pesado, algo que en Colombia era poco desarrollado.

Dentro de sus directivos están venezolanos como Miguel Ángel de la Campa, José Francisco Arata y Ronald Pantin, que llegaron de Venezuela con la experiencia de sacar ese tipo de petróleo, que aunque se paga a menos que el liviano y es más difícil de sacar de los yacimientos y de mover, puede ser un buen negocio cuando los precios están arriba.

Su gran éxito ha sido la operación de Campo Rubiales, de propiedad de Ecopetrol. En 2007 ese campo producía 13 mil barriles al día; tan pronto empezaron a imprimirle tecnología, pasaron a los 200 mil.

Eso, sumado a que justo se dio cuando los precios del petróleo se dispararon, los disparó.

También aprovecharon la política de Álvaro Uribe Vélez de dar descuentos en impuestos a las grandes inversiones. Durante su período como presidente, los directivos de Pacific se acercaron mucho a Uribe, quien dio la nacionalidad colombiana a varios de sus dueños y ayudó a que, en 2010, se le diera vía libre al campo Quifa, la otra gran fuente de riqueza de Pacific.

En esa época también empezaron los lujos. En 2012, por ejemplo, cuatro de sus ejecutivos estaban entre los 20 mejor pagados de Canadá, con ingresos de unos 20 mil millones de pesos de la época cada uno; compraron negocios en Perú, Guyana y Nueva Guinea y la empresa PetroMagdalena al contado; invirtieron en un puerto especial en Cartagena; propusieron una APP para construir una carretera de Puerto Gaitán a Campo Rubiales y empezaron a patrocinar equipos de fútbol, incluyendo la Selección Colombia.

Los medios

También se convirtieron en los grandes ‘mecenas’ de los medios de comunicación. Como contó La Silla en ese entonces a raíz del episodio de la salida del columnista Daniel Pardo de KienyKe, Pacific pagó publirreportajes, empezó a pautar masivamente en medios hasta el punto que medios como La W incluyeron la lectura casi diaria de sus comunicados, la emprendió contra periodistas críticos y financió eventos de relaciones públicas como el foro con periodistas extranjeros que organizó la revista Semana para festejar sus 30 años o, incluso, el gran evento sobre víctimas sin hacer público siquiera su millonario apoyo.

En El Espectador la empresa tiene un espacio fijo patrocinado para contar sus historias, y en otros ni siquiera es visible que se trate de publicidad.

Toda esta gran inversión publicitaria y de relaciones públicas hizo que en muy poquito tiempo, Pacific pasara de ser una empresa con baja reputación entre los líderes de opinión a ser una de las más apreciadas, según lo demostró el último Panel de Opinión entre líderes consultados por Cifras y Conceptos.

Las cosas pintaban tan bien que la empresa anunció que llegaría a producir un millón de barriles, que es la meta del Gobierno para todo el país, entre 2017 y 2020.

En 2013 hubo buenas noticias, como que su gran apuesta desde antes de 2010, el campo CPE-6, obtuvo licencia ambiental, y también se sostuvieron las compras, pues Pacific compró la petrolera Petrominerales, aunque para algunos observadores la compra fue cara.

CAMBIO EN EL PANORAMA

El 2014, las perspectivas ya eran otras: esperaban recomprar acciones y reducir deuda.

Ese año Ecopetrol no dio signos de querer renovar su contrato para operar Campo Rubiales, que vencerá en marzo de 2016; y no dio luz verde a Pacific para usar Star, una tecnología patentada por Pacific que permite extraer más crudo haciendo combustión in situ, en el campo Quifa, lo que habría aumentado las probabilidades de renovar el contrato en campo Rubiales. Y al final se vino la caída en el precio del petróleo.

En diciembre, dejó de ser comprador para convertirse en vendedor, y salió del 43 por ciento de su filial Pacific Midstream, dueña de activos en oleoductos. Con eso obtuvo 240 millones de dólares en efectivo y mostró que la empresa tiene activos pero necesita liquidez.

Otro cambio fundamental el año pasado fue el ingreso de un socio capitalista que se quedó, en dos etapas, con el 19 por ciento de la empresa: los mexicanos de Alfa, un poderoso grupo dedicado a otros negocios y que quería incursionar en el mundo petrolero, ya que el presidente Enrique Peña Nieto abrió las puertas del sector a los privados tras casi 80 años de monopolio estatal.

Esa alianza despertó expectativas de que Alfa podría comprar la compañía, lo que ayudó a subir el precio de la acción porque ese grupo tiene la liquidez que le falta a Pacific. Más cuando Ronald Pantin, presidente de Pacific, anunció en noviembre que los accionistas estaban abiertos a vender la compañía si era a buen precio.

Eso quedó claro en diciembre, cuando Pacific y Alfa anunciaron que irían juntas a las subastas de bloques en México: la acción se cayó, porque quedó claro que por ahora no habrá tal compra.

Lo que viene

El primer problema para Pacific es el obvio: la caída del precio del petróleo, que seguramente se conservará en los próximos meses o incluso años.

Según la empresa, precios como los actuales no son problema porque su costo de producción de cada barril está entre 30 y 32 dólares (la cifra más reciente fue 32.77 dólares), por lo que si lo venden a 45 o 50 dólares siguen ganando plata.

El problema es que en los años recientes la compañía se endeudó, y por eso aunque su operación sea positiva, hay presión financiera.

De ahí que haya pasado de comprar a vender activos y sus inversiones vayan a bajar de dos mil 300 millones de dólares en 2014 a entre mil 100 y mil 300 este año (un recorte anunciado en un comunicado que emitió Pacific después de publicada esta nota, y mayor al al inicialmente p rogramado).

Además, ese promedio de 30 a 32 dólares incluye a Quifa y Rubiales, los dos campos que tiene con Ecopetrol. Dado que todo indica que el contrato de Campo Rubiales se acabará en marzo de 2016, el promedio puede variar fácilmente.

Eso deja a Pacific con la pregunta de cómo reemplazar a Campo Rubiales. La empresa ya tiene la respuesta: espera que dos nuevos bloques entren a producción. Uno es el CPE-6, que comparte a mitades con Talisman Energy; el otro es Río Ariari (que era de Petrominerales). Calcula que los dos sumados podrían producir 250 mil barriles diarios, con lo que crecería frente a la de Rubiales, que es de 230 mil.

Los dos pozos exploratorios de CPE-6 han resultado exitosos, en la medida en que salió petróleo y lo hizo a buena velocidad. El pero es que su petróleo es pesado, aparentemente más que el de Rubiales. Y aunque Pacific es experto en ese tipo de crudo, su estrategia es aumentar la producción de crudos más livianos.

A noviembre de 2014, el 67 por ciento de su producción era de crudos pesados y el 95 de pesados y medios, que por regla general tienen menores precios, y costos de producción más altos que los más livianos.

Las otras grandes oportunidades de Pacific están afuera, especialmente con extracción de gas offshore en Brasil y con la futura apuesta por bloques en México, aunque tiene menos capital para invertir.

Mientras tanto, la empresa capotea los bajos precios del petróleo, la pérdida de influencia en el Gobierno nacional, las dificultades de una empresa hermana y la incertidumbre sobre el futuro de Campo Rubiales. Si el recorte empieza por los medios, es posible también que su buena estrella mediática se acabe.

Credito
EL NUEVO DÍA

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