El drama de los jóvenes reclutados por ‘Bacrim’ en la Comuna 3 de Ibagué

REDACCIÓN – EL NUEVO DÍA
Aunque algunos jóvenes han logrado volver al seno familiar, estos ya no viven en tranquilidad con su familia, pues son muchas las amenazas de muerte que han llegado del presunto grupo derivado del Erpac.

El día del entierro, poco más de 40 días después de su muerte, la madre de John Freddy Laiseca Reinoso pidió a la administración del cementerio que le dejaran ver a su hijo por última vez, eran las 10:30 de la mañana del domingo 29 de marzo, y apenas salían de la misa en la iglesia Cristo Resucitado.

El féretro fue destapado y entre varias bolsas negras se vislumbró el cráneo, así como uno de sus miembros inferiores, del cual era más hueso que carne; hubo un silencio y más llanto, quizás por la mente de esta mujer, pasaban los recuerdos de su esposo y otro hijo también retenidos.

El sepulturero, quien recuerda algo del día de la inhumación, contó a EL NUEVO DÍA que no hubo mucha gente, solo la familia que llevó el cuerpo hasta su última morada, el pabellón 18 en el bloque 227 del cementerio San Bonifacio.

John Freddy, según su madre, fue convencido de ir a los Llanos Orientales en busca de una oportunidad de trabajo. “Ellos se fueron con el cuento de que iban a trabajar, cuando se fueron yo no estaba, pero los vecinos me contaron que llegaron unos carros y se los llevaron.

Fue así como el 12 de octubre de 2014, John Freddy junto con otro hermano, su padrastro y varios amigos, fueron convencidos con promesas falsas para trabajar en la supuesta finca y ejercer oficios varios. Pero el 18 de febrero, un mensaje de texto le dio la mala noticia a esta mujer: su hijo había fallecido.

“Empecé a averiguar lo sucedido y creamos una cadena con mensajes por Whatsapp, una persona que estuvo trabajando en la Fiscalía nos dio el número de alguien en Puerto Concordia y así averiguamos”, le había dicho la mujer a EL NUEVO DÍA en marzo.

Ante la Defensoría del Pueblo, la madre de la víctima, contó que la persona que reclutó a los jóvenes se habría llevado por lo menos a 30 hombres y unas tres mujeres, todos para trabajar en una finca.

“Como todos estábamos necesitados, yo tengo ocho hijos (…) y mis dos hijos que se llevaron eran taxistas, les ofrecieron una mejor vida y ellos se fueron. Pero uno qué iba a imaginar lo que iba a pasar. Mis hijos necesitaban la plata, les pagaban millón 200 mensuales”, relató la atribulada mujer en un testimonio que fue grabado en un video por la Defensoría del Pueblo del Tolima.

Con mejor suerte

La suerte de John Freddy no fue la mejor, terminó desmembrado en una selva. Sin embargo, varios jóvenes, entre ellos su hermano y padrastro, han logrado evadirse del lugar y contar las desgarradoras historias mientras estuvieron en manos del un grupo heredero de los paramilitares que se autodenomina Fuerzas Irregulares Armadas de Colombia, Fiac, antiguo Erpac.

Ante la Defensoría del Pueblo, otras dos madres narraron el mismo drama. Una de ellas, madre de un joven que logró escapar, contó los pormenores de los días tortuosos que los muchachos hubieron de pasar en el Meta.

“Los señores que los contrataron los llevaron para esa cárcel, y les quitaron celulares, todo lo que tenían, solamente los dejaron con lo que tenían puesto; de ahí los llevaron a un carro y cuando iban a llegar a una parte, los encapucharon, dizque no los dejaban ver a dónde iban. Cuando ya llegaron empezó la tortura, le dijeron que ni muertos salían”.

Narraron las mujeres que a la mayoría de muchachos les enseñaron a armar, desarmar y disparar armas, que les pasaron fusiles AK 47 y M 16 y también a manejar granadas. Algunos fueron llevados a cuidar a los jefes y a otros a extorsionar y cobrar vacunas.

“Mi hijo se escapó con otro muchacho que sabía el camino; no se había volado porque le daba miedo, entonces le comentó a mi hijo, y mi hijo le dijo ‘vámonos, entonces, yo no sé el camino’, y se volaron los dos, con otro muchacho que se entregó al Ejército”.

En otra ocasión, contó una de las madres ante la Defensoría , logró comunicarse con su hijo y ella le preguntó que le dijera si estaba secuestrado por la guerrilla o los paramilitares, pero solamente cuando el hijo estuvo a salvo, éste le habría confesado.

“’Sí mamá, nos ponían el altavoz y un arma acá (cabeza), si decíamos algo, nos mataban’. Cuando él llegó, estaba muy nervioso porque decía ‘ay mamá, allá picaron a uno, lo picaron’, me contó”, afirmó la mujer.

Amenazados

Iniciando junio, tropas del Gaula Militar efectuaron una operación en Ibagué y Valle de San Juan, donde aprehendieron a cinco personas, sindicadas de pertenecer al grupo de reclutadores del Fiac. Se trata de una estructura encabezada por herederos y mandos medios del exparamilitar Pedro Oliveiro Guerrero Castillo, más conocido como “Cuchillo”, quienes disputan el control de las rutas para el tráfico de estupefacientes, así como las ganancias derivadas de una economía delincuencial que pasa por la extorsión, las amenazas y los homicidios selectivos, entre otras actividades

Entre los capturados está una mujer y según la madre de uno de los jóvenes, ella sería la misma que se habría ganado la confianza suya y de los muchachos para llevarlos a los Llanos.

“Cuando mi hijo estaba allá, me amenazaba mucho Lucy, yo le dije: ‘Lucy pues si me van a matar, qué podemos hacer, que se haga la voluntad de Dios porque yo qué puedo hacer; si mi hijo está por allá y me le llega a pasar algo, ustedes me tienen que responder por mi hijo, ustedes los llevaron a punta de mentiras;’. Siempre me respondía ‘pero es que yo no lo llevé con mentiras, a mí también me engañaron’. Yo le dije, no Lucy, usted sabía como era todo, usted siendo mi amiga, porqué no me dijo la verdad para no haber dejado ir a mi hijo por allá’. Los capturados fueron: Johan Alfonso Guayara Valbuena, de 32 años; Sergio D’ Isidoro Vera, de 35 años; José Arturo Franco Gutiérrez, de 38 años y Marlody Palma Castro, de 29 años.

Como se informó en una edición anterior, a Marlody y José Arturo, quienes fueron arrestados sobre la avenida Ambalá con calle 28 del barrio La Granja, las autoridades les atribuyen su presunta participación en atentados terroristas y cobro de vacunas, con las cuales se estaban ganando la confianza de la estructura delictiva al mando de alias ‘El Enano’.

De Sergio D’ Isidoro Vera se supo que fue el mismo que en 2005 se entregó voluntariamente a las autoridades y aseguró que había sido conductor de Eduardo Restrepo Victoria, alias ‘El Socio’. D’Isidoro se despachó con una extensa lista de personajes públicos del Tolima que habrían sido colaboradores de ’El Socio’. Sin embargo, con el correr de los días la propia justicia verificó que el personaje lo único que hizo fue tratar de enlodar a diestra y siniestra para entorpecer el emblemático caso que adelantó la oficial María Elena Gómez Méndez. Tiempo después D’ Isidoro fue condenado por narcotráfico y falso testimonio, y se pensaba que continuaba preso.

D’ Isidoro estaría investigado por concierto para delinquir agravado y el secuestro simple de los muchachos Luis Maicol González Jiménez, Johan Adrián Uribe Echeverry y Julián Eduardo Manjarrez Escandón. Además, sería quien financiaba los gastos de los reclutados.

Credito
REDACCIÓN JUDICIAL

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