Presidente Juan Manuel Santos, entre la impopularidad y el desánimo ciudadano

COLPRENSA – INTERNET – EL NUEVO DÍA
Con un entorno de apagón, sequía, desaceleración económica, desempleo y corrupción la paz es lo único que va bien, a pesar de ser un tema muy controversial.

Nunca como hoy, el presidente Juan Manuel Santos había estado en un punto tan bajo de popularidad, en los cinco años y siete meses que lleva al frente del Gobierno nacional.

No solo porque lo digan las encuestas, que en últimas son la voz del pueblo, sino porque los expertos coinciden en que el primer mandatario –como reza el dicho popular— ‘echó todos los huevos en la misma canasta’.

Se ha jugado todo su capital político en un solo proyecto: la paz con las Farc y hasta el momento no hay nada concreto.

Incluso, el creciente pesimismo sigue apoderándose de una ciudadanía que no ve mayores avances después de tres años de negociaciones.

Más aún, la percepción generalizada es que las Farc son las que imponen la agenda y el ritmo de negociación en La Habana y aunque el cese del fuego ha bajado la intensidad del conflicto, el ELN sigue asesinando uniformados, cometiendo secuestros y haciendo atentados contra la infraestructura económica.

A ese aciago panorama se suma uno aún más oscuro: la posibilidad de un nuevo racionamiento eléctrico a pesar de que los colombianos pagamos por adelantado para prevenir otra crisis energética.

Eso, sin contar con los escándalos de corrupción en el sector salud y en la Policía nacional, y el precario 3.1 por ciento de crecimiento económico en 2015, que para el Gobierno “es mucho mejor que en el resto de la región”.

Sobre la ‘mala hora’ por la que atraviesa el Presidente de la República, Colprensa consultó la opinión de expertos en diferentes temas de la vida nacional, quienes coinciden que las próximas dos semanas serán decisivas para Santos: el 17 de marzo la Corte Internacional de Justicia decidirá si es competente para conocer de las dos nuevas demandas de Nicaragua contra Colombia, y el 23 siguiente se sabrá si se firma o no el tan anhelado Acuerdo Final con la guerrilla de las Farc.

Un nuevo revés en cualquiera de estos temas, o en ambos, acabaría de sepultar la ya maltrecha imagen presidencial. Pero un resultado favorable podría darle un nuevo aire al Presidente y hasta revertir la tendencia de futuras encuestas.

“Crisis mal manejadas”

Para el analista Juan Manuel Charry, el presidente Santos “no ha sabido manejar” las crisis políticas de los últimos meses. Se refiere a casos como el proselitismo armado de las Farc en La Guajira, las diferencias con partidos de la Unidad Nacional, la polémica alrededor del plebiscito por la paz, los efectos del cambio climático, el posible racionamiento eléctrico y hasta la detención de Santiago Uribe Vélez.

“Los ciudadanos no ven claridad en ninguno de estos frentes, y lo que esperan es medidas del Ejecutivo que les dé confianza y seguridad, y no medidas ambiguas. Todo eso se ve como debilidades del Presidente que han afectado seriamente su imagen y la de su Gobierno”, sostiene el experto.

“La paz es lo único que va bien”

A pesar de que el proceso de paz con las Farc es cada vez más impopular, para el experto en temas de seguridad nacional León Valencia Agudelo “es lo único que va bien” en el país.

Dice que, con un entorno de apagón, sequía, desaceleración económica, desempleo y corrupción “la paz es lo único que va bien, a pesar de ser un tema muy controversial y de que la gente siente mucha desconfianza y bronca contra las Farc”.

Valencia recuerda que llevamos seis décadas en guerra y a lo largo de todos estos años han sido muchos los intentos y los fracasos por alcanzar la reconciliación. Por eso afirma que la paz nunca será tan atractiva como la guerra.

“Colombia estuvo cerca de una salida militar, hoy la gente espera que haya un acto de confianza para respaldar el proceso de paz”, dice el analista, para quien varios factores han jugado en contra de la imagen presidencial: “su poco carisma y falta de liderazgo, una oposición que ha hecho lo imposible por acabar el proceso, un ELN indeciso y cometiendo acciones terroristas, y unas Farc que han tratado de imponer todas sus condiciones. Esta es una paz incompleta”, afirma.

No obstante, el director de Paz y Reconciliación cree que, si el próximo 23 de marzo se firma el acuerdo de paz o se define otra fecha cercana, o si se concreta un cese el fuego bilateral e indefinido “la imagen de Santos mejorará”.

En su opinión, la mejor posibilidad para que el Presidente mejore su imagen es que “ojalá el anuncio del próximo 23 de marzo tenga un bueno manejo mediático para captar la atención del país: que se sepa vender la idea de se acabó la guerra y que las Farc entregarán las armas”.

“Corrupción: La sal en la llaga”

En materia económica, el fiel de la balanza se mueve de un panorama sombrío a otro más que desalentador, al menos en criterio del economista y catedrático Aurelio Suárez.

Para este experto, “el Gobierno ha desarrollado de manera profunda un modelo económico equivocado”, pues dice que se finca en una “excesiva confianza inversionista que pone la economía del país en el capital extranjero y la explotación minera y energética en las grandes multinacionales”.

Suárez dice que, si bien el desplome en el precio internacional del petróleo no es culpa del Gobierno Santos, sí lo son otros factores como el desempleo de dos dígitos, el aumento de la devaluación, las alzas en las tarifas de energía y agua y otros indicadores que afectan directamente al ciudadano más pobre.

“Todas las encuestas muestran una gran percepción de desgobierno de la administración Santos, especialmente en los temas sensibles como desempleo, salud, educación e inseguridad”, asegura.

Lo más grave, en su opinión, es que el jefe de Estado “pretende que los colombianos asuman los costos del decrecimiento de la economía y propone una reforma tributaria que aumenta los impuestos al consumo de los más pobres para tapar un enorme hueco fiscal que ha dejado este fallido modelo económico”.

Y ni qué hablar de la corrupción, dice el observador, a la que califica como “la sal en la llaga”.

Al respecto, sostiene que “no se entiende por qué el país está ad portas de un apagón cuando ya se les pagó a las generadoras $18 billones para tener un sistema eléctrico seguro; por qué una refinería como Reficar salió costando tres veces más y no pasa nada; con un sector salud desbarajustado e inoperante, y lo peor: viendo la impotencia y hasta el silencio presidencial”.

Concluye Suárez que “si no hay un cambio de modelo económico, no habrá un cambio en la imagen del Presidente”.

Credito
COLPRENSA

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