“Es acertado hablar de posacuerdos, no de posconflicto todavía”

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
Entrevista con la directora del Centro Internacional para la Justicia Transicional (Ictj por sus siglas en inglés), María Camila Moreno, sobre las diferencias entre ambos términos y la jurisdicción especial de paz, entre otros.

Ad portas de firmar el fin del conflicto con la guerrilla de las Farc y que se inicie una transición de una organización ilegal a un movimiento político que defienda sus ideas, sin armas, se hará necesario comprender los desafíos que deberá asumir la sociedad colombiana.

En entrevista con Colprensa, la directora del Centro Internacional para la Justicia Transicional (Ictj por sus siglas en inglés), María Camila Moreno, explica por qué Colombia debe hablar de posacuerdo al menos por diez años, después de la firma con las Farc, y no de posconflicto.

- ¿Cómo vio el anuncio del fin del conflicto?

Este anuncio marca un punto de inflexión en este largo recorrido del proceso de paz y en la historia contemporánea del país. El cese bilateral y de las hostilidades significa el fin del conflicto con las Farc.

Es un anhelo de esta y de las generaciones pasadas y un deber moral que tenemos con las generaciones futuras. Faltan detalles, pero el anuncio significa que estamos ad portas que se silencien las armas definitivamente, al menos las de las Farc.

Ojalá las futuras generaciones vean lo absurdo que ha sido tener una guerra de 50 años y que tomen conciencia de que ese pasado doloroso no puede volver a ser una realidad en Colombia.

- ¿Desde cuándo se puede hablar de transición?

Es un tema complicado. El lío con nuestra realidad es que va a terminar el conflicto con las Farc, vamos a emprender un camino de transición para que las Farc dejen de ser un grupo insurgente en armas y se conviertan en un movimiento político; y mediante la implementación de los acuerdos se busca llevar a cabo transformaciones que nuestro país tiene pendiente y que son importantes como de desarrollo rural o participación política.

Pero, al mismo tiempo, vamos a seguir con factores de violencia activos: el ELN, hasta que no se inicie la negociación, y la amenaza de la criminalidad organizada. La transición entonces como quisiéramos del conflicto y la violencia entendida de manera amplia hacia una situación realmente de paz, todavía no estamos en ese escenario.

- ¿Sería como una transición parcial con las Farc?

Sí. Ahora, lo cierto es que los acuerdos que se han obtenido hasta ahora no son acuerdos para las Farc, sino para la sociedad y las transformaciones que esos acuerdos van a posibilitar están orientados a mejorar las condiciones de vida de la gente y crear mejores condiciones en muchas regiones.

Eso ya de por sí nos pone en un escenario de transformación de las causas que están alimentando los otros conflictos también. Ese escenario de transformaciones y de construcción de paz no será fácil y por lo menos por un tiempo va a tener la constante amenaza de esas otras violencias.

- ¿Es mejor decir “posacuerdo” que “transición”?

De todas maneras hay una transición, que tiene como aspecto concreto que las Farc pasen de ser un grupo armado a ser un movimiento político, eso es ya una transición. La implementación de los acuerdos nos pone en un escenario de transición hacia esas transformaciones. Pero ese periodo de transición seguramente será largo, esto podría tomar una década o más para realmente lograr el objetivo de pasar de una situación ‘A’ a una situación ‘B’.

¿Mejor “posacuerdo” que “posconflicto”?

Es acertado hablar de posacuerdo, no de posconflicto, porque sabemos que el conflicto sigue activo, por lo menos con el ELN. ‘Posacuerdos’ y sí una fase de transición que empieza.

- En esta transición, se dice, los dos primeros años serían los más difíciles. Se señala que seguramente habrá violencia. ¿Cómo saber que esas violencias son una manifestación de la transición y no un retroceso hacia el conflicto?

Es difícil y eso es lo que caracteriza las transiciones después de la firma de acuerdos de paz, que se entra en una etapa de inestabilidad, es cierto, entre otras cosas porque la construcción de confianza toma su tiempo.

La pregunta que se hará las Farc sobre si el Estado sí va a cumplir y, del otro lado, la sociedad y el Estado preguntándose si la guerrilla cumplirá y no se rearmará. Esa desconfianza se va a mantener por un tiempo y serán los hechos concretos lo que va a permitir que se empiece a construir, de parte y parte.

De otra parte, la sociedad también tiene que ver en el corto plazo que la paz es concreta, que dejó de ser un ideal, sino que la paz significa cosas concretas en corto tiempo. Entonces, por lo que se ha visto en los procesos de paz, es fundamental que en los primeros 24 meses haya un despliegue de acción en los territorios, mostrándole a la gente que esto sí significa cambio.

- Hasta el momento se ha trabajado mucho para lograr los acuerdos, pero pareciera que no se ha trabajado lo suficiente por parte del Gobierno en la construcción de paz, para que estas transformaciones que usted menciona se logren realmente….

Yo coincido en que el Gobierno ha tardado mucho en empezar una estrategia intensa, agresiva, incluso de pedagogía para la paz. Ahora es que estamos viendo la campaña de ‘Sí a la Paz’ para preparar a la sociedad para la refrendación y para lo que viene. Sí tengo la sensación de que se pudo haber hecho antes, que faltó un poco más, de tomar riesgos mucho antes para crear una opinión pública más favorable al acuerdo de paz. Ahora hay que hacer un gran esfuerzo, no solo del Gobierno, sino de la sociedad civil, para mostrar que es necesario hacer la paz y que tiene que ver con la vida cotidiana de todos.

- Esa campaña está más encaminada en no perder el plebiscito…

Sí y no. Al mismo tiempo ha comenzado una campaña de pedagogía. La campaña lo que busca es movilizar emocionalmente a la sociedad para que salga a votar por el ‘Sí’. Ahí no se necesita explicar mucho, porque así funcionan los plebiscitos y los referendos. Eso es lo que ha venido haciendo la oposición, no da explicaciones, a veces desinforma, tiene 3 o 4 mensajes súper efectivos que le llegan a la gente y que la mueven emocionalmente. Para contrarrestar eso necesitas una campaña que haga lo mismo. Pero eso no es suficiente, para la implementación y todo lo que viene se necesita una real pedagogía de los acuerdos.

- ¿Y si gana el ‘no’?

Ese es el peor de los mundos. No quisiera ni pensar en la posibilidad pero existe un porcentaje, no muy grande creo, que eso pase. Confío que la firma del acuerdo cree ese sentimiento de la sociedad. Creo que tiene que hacerse muy pronto, no pueden pasar meses, sino ojalá 15 días después de la firma, una cosa así, al calor de la firma. Pero si gana el ‘no’, la gente no estaría realmente diciendo no a la paz, sino su desacuerdo con algunos aspectos de lo acordado. Un escenario sería renegociar esos aspectos pero sería complicado en términos de confianza con la guerrilla y de desgaste. Y el otro escenario es volver a la guerra y sería fatal.

COMISIONES DE SEGUIMIENTO

- Desde el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado, Movice, han propuesto la creación de comisiones de seguimiento a las garantías de no repetición, ¿está de acuerdo?

Las garantías de no repetición son un aspecto vital de la transición que todavía no se ha abordado a fondo en la mesa. Los acuerdos en sí mismos apuntan a remover los factores que han hecho posible un conflicto de 50 años, pero adicionalmente se necesitan medidas concretas que tienen que ver con reformas institucionales que no son solo para implementar acuerdos sino para garantizar la no repetición. Ejemplo, reformas en el sector de seguridad, la justicia, necesitamos fortalecer la promoción de los derechos humanos, los mecanismos de control, entre otros.

- ¿Optimista?

Sí. Soy optimista frente a la firma del acuerdo, creo que va a pasar, pero también soy consciente que lo que viene es muy difícil y será un periodo de un años que no van a ser tan fáciles. Habrá que tener mucha paciencia, creatividad y generosidad.

- ¿Tiene riesgos ponerle nombre o apellidos a la paz? ¿Debe evitarse?

Sí. Tenemos que asumir que no es ni la paz de las Farc ni la paz del Gobierno, esta es la paz de la sociedad, esto tiene que ver con todos y con todas necesariamente. Si nos quedamos sentados esperando a que las transformaciones las haga el gobierno de turno y las Farc, pues nos vamos quedar esperando, estas van a ocurrir si nosotros nos metemos en una agenda de exigibilidad, si hacemos de los acuerdos de La Habana parte de la agenda social del país.

JURISDICCIÓN DE PAZ

- ¿Qué análisis han hecho sobre la Jurisdicción Especial para la Paz?

Es un modelo muy interesante, sofisticado y complejo. Es un buen acuerdo en la medida en que se traza como objetivos garantizar el derecho a la justicia de las víctimas, además es un mecanismo de justicia, no extrajudicial, que busca la mayor seguridad jurídica a quienes han participado en el conflicto. Combinar esos dos objetivos en un modelo de justicia importante. Obviamente el diseño en el papel es una cosa y otra cuando empiece a funcionar, no es solo la promesa sino que el mecanismo tiene que producir resultados pronto. Pero, le apuesto a eso, es un muy buen acuerdo.

- Es novedoso en comparación con otros procesos de paz…

Es súper novedoso, en ningún lado se ha pactado una cosa de estas características. Por lo general lo que se ha definido y ni siquiera producto de la negociación misma, son tribunales ad hoc, entre otros. Lo más novedoso es que sean las partes las que acuerden el mecanismo de justicia. Vamos a ver.

- A algunos magistrados de la Corte Suprema de Justicia no les gusta la posibilidad de revisar procesos judiciales. ¿Ustedes cómo lo ven?

El sentido es que sea una Jurisdicción aparte, autónoma e independiente del sistema ordinario y eso es muy importante para la confianza de las partes y para la ciudadanía. En la justicia se cree muy poco en este país por los altísimos niveles de impunidad. Y someter una cosa tan importante, el fin de conflicto a ese sistema ordinario, hubiera sido el peor camino. Tiene mucho sentido que sea una jurisdicción independiente, especial, sin relación con la justicia ordinaria, para que no herede sus problemas estructurales y sea posible abordar la masividad de los crímenes.

Creo que han sido creativos. Entiendo que haya resistencias y preocupaciones del lado de las Altas Cortes, que han sido y son el órgano de cierre de la jurisdicción ordinaria. Que les digan que la jurisdicción especial puede revisar genera tensiones pero depende de cómo realmente va a funcionar esa sección de revisión. No es de todo, pero sí hay casos que ameritan ser revisados así hayan sido fallados por la Corte Suprema. Y si queremos voltear la página, el tema del cierre tiene que estar en la jurisdicción.

Credito
COLPRENSA

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