“No es hora de pensar en otra Constitución”: Navarro Wolf

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
Un recuerdo de cómo se redactó y un balance sobre su aplicación, logros y vacíos, realizó Antonio Navarro Wolf, a propósito de los 25 años que cumplió la Constitución Política de 1991, el pasado 4 de julio.

Antonio Navarro Wolf es un líder colombiano muy particular. Ha sido protagonista y antagonista de los principales hechos políticos de las últimas tres décadas en Colombia. Estuvo en la lucha armada ilegal, se reintegró, ayudó a redactar la nueva Constitución, fue gobernador y alcalde y ahora es senador.

De todo, dice que lo que más le ha marcado es haber sido miembro de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, en representación de la Alianza Democrática M-19.

De la Asamblea fue uno de sus tres copresidentes, al lado de Horacio Serpa y Álvaro Gómez (q.e.p.d). 25 años después, asegura que pese a las reformas que se le han hecho a la carta política, no se requiere redactar una nueva, pero sí considera necesario hacer una o más asambleas constituyentes en temas puntuales.

Sin mucho esfuerzo mental y sin apoyo de alguna nota escrita, Navarro recuerda casi al detalle los principales temas que se redactaron en la Constitución, los avances que se pudieron concretar y, claro, los vacíos que hoy se sienten.

- ¿Cómo se llegó a la Asamblea Nacional Constituyente, de la que el M-19 fue uno de los protagonistas?

A la Asamblea Nacional Constituyente se llegó por la coincidencia de dos procesos: por un lado el proceso ciudadano, que fue el movimiento de la Séptima Papeleta, una respuesta a la imposibilidad de hacer las reformas que el país necesitaba, pues la Constitución de 1886 no permitía las asambleas constituyentes y había una incapacidad del Congreso de hacerlas. El otro fue el acuerdo de paz firmado con el M-19.

No negociamos la Asamblea Nacional Constituyente durante el proceso de paz con nosotros, pero coincidió. Recuerdo que la Asamblea fue formalizada por la Corte Suprema de Justicia con 13 votos contra 12. El decisivo dijo que aceptaba que la Constituyente se produjera por elección popular, porque era esencial para consolidar un proceso de paz.

- ¿Les sorprendió a ustedes el respaldo electoral amplio que recibieron cuando se escogió a los constituyentes, en diciembre de 1990?

Me sorprendió el respaldo tan grande que recibimos. Le doy un ejemplo: invitamos a Francisco Maturana a que hiciera parte de la lista, él era entrenador de la Selección Colombia y lo ubicamos en el renglón 19 y precisamente ese fue el número de elegidos que tuvimos. Fue una votación alta, que estuvo muy ligada al apoyo que le dio en aquella época la sociedad a la paz del M-19. Tuvimos un millón de votos, nos sorprendió, pero nos dio una gran responsabilidad.

- ¿Que ustedes hayan sido la segunda fuerza más grande de la Constituyente ayudó para que se redactara una Constitución más equilibrada?

Evidentemente, la Constituyente tuvo ese carácter porque nadie tenía mayoría. Los liberales tenían 23 constituyentes, nosotros 19, Salvación Nacional 11, los conservadores, en varios sectores, tenían 9, de manera que nadie tenía mayoría. Eso llevó, entre otras cosas, a la reconciliación entre el M-19 y Álvaro Gómez Hurtado.

- ¿Cómo fue esa reconciliación?

Porque para conformar la mesa directiva hicimos un acuerdo con él de una presidencia colegiada. Los liberales querían que ellos tuvieran la presidencia, nosotros la primera vicepresidencia y Gómez la segunda vicepresidencia. Nosotros no quisimos eso, hicimos un acuerdo con Álvaro Gómez para la presidencia colegiada y ahí dejamos una silla para los liberales y tuvieron que ocuparla, porque no tenían otra alternativa. Esa reconciliación fue un elemento muy importante.

La Constituyente además permitió que tres grupos armados más llegaran, el EPL, el Quintín Lame y el PRT, eso le dio un sello muy especial a la Asamblea, por un lado que hubiese una modernización institucional y, por otro, que fuera una Asamblea prácticamente de consenso, que trabajaba no en imponer los puntos de vista de uno o del otro, sino por hacer la mejor Constitución posible.

- Gracias a ese consenso del que habla, ¿qué se logró?

He hecho una lista y son varios temas. El primero, la definición que la soberanía ya no residía en la Nación sino en el Pueblo; segundo, la definición de volver un Estado Social de Derecho, eso significó una carta de derechos sumamente extensa, con mecanismos para hacerlos cumplir, el más importante de todos la tutela.

Tercero, la creación de la Corte Constitucional, una corte especializada exclusivamente en esos temas; cuarto, la creación de la Fiscalía General de la Nación, que le dio al Estado el músculo para enfrentar organizaciones criminales, la vulnerabilidad de los jueces fue reemplazada por una entidad que acusaba y que tenía la capacidad de enfrentarlas.

- ¿Cuáles otros aspectos destaca de la Carta Política del 91?

Haberle dado la autonomía al Banco de la República, para que no se pudiera por orden presidencial imprimir billetes, como era hasta ese momento, eso salvó a Colombia de la hiperinflación que pasaron otros países de la región. También que Colombia fuera un país más descentralizado y se tomó la decisión que hubiera recursos que se transfirieran automáticamente a las regiones.

Una más que recuerdo, pasamos de ser un Estado católico y consagrado al Sagrado Corazón a ser un Estado donde la libertad religiosa se reconoció.

Un tema importante, que se quedó corto, es que se acabó el bipartidismo, abrimos la posibilidad del multipartidismo, se estableció el tarjetón electoral, pero lo abrimos demasiado y llegamos a tener 80 partidos.

- ¿Por qué no fueron más severos en ese punto de la política partidista?

Recuerdo que en algún momento estuvimos discutiendo si se imponía la necesidad de que un partido inscribiera una sola lista, en esa época se podían inscribir múltiples listas, eso se llamaba ‘la operación avispa’ y en la elección de Senado que siguió a la Constituyente el Partido Liberal tuvo como 250 listas, cada plancha era un candidato, esa era una manera de mantener la dispersión de la política. En la discusión con el constituyente Álvaro Gómez –que tenía más experiencia que nosotros— dijo: “Que ellos vayan desordenados (los tradicionales), que nosotros vamos ordenados”, finalmente esa fue una equivocación.

- ¿Se quedaron cortos en el tema de la justicia?

En ese campo se creó la Corte Constitucional, no se modificaron mayores cosas; se le dio la autonomía presupuestal a la rama, antes el presupuesto lo manejaba el ministro de Justicia del momento. No llegamos al sistema acusatorio y en todo el tema del equilibrio de poderes, como se llama ahora, sí era necesario que a los jueces hubiera quien los juzgara y eso no quedó definido en ese momento.

- ¿Y en lo económico fue suficiente con la autonomía del Banco de la República?

Además de la autonomía al Banrepública, dejamos unos mecanismos generales neutros. Unos han dicho que la Constitución del 91 fue neoliberal; no fue ni neoliberal ni antiliberal, lo que pasa es que todos los desarrollos posteriores fueron en el marco del neoliberalismo.

REFORMA POLÍTICA

- ¿Para la reforma política se necesitaría Constituyente?

Soy muy escéptico de que eso sea así. Si usted conforma una Asamblea Constituyente por voto popular, ¿quién va a ganarla? pues la mermelada y esta no se va a autorreformar o a modificar. No veo condiciones específicas para que una Constituyente en el tema electoral y de partidos produzca resultados en la dirección correcta.

- ¿Tampoco la ve en el Congreso?

No la veo ni por el Congreso ni tampoco por la Asamblea Constituyente. Una en manos del clientelismo lo va a mantener, se lo digo con toda franqueza. No hay condiciones para que una Constituyente llegue con toda la independencia de poder reformar, de verdad, la política, los partidos y las elecciones.

- ¿La Asamblea Constituyente del 91 ha sido su mejor experiencia política?

Claro, la más interesante. Mire el desprestigio del Congreso en este momento, la Asamblea nunca disminuyó de 70% de opinión favorable. Allá iba todo el mundo, los presos de las cárceles prefirieron desarmarse y entregaron los cuchillos, las prostitutas fueron, porque querían que sus derechos quedaran incluidos. Fue un momento extraordinario.

- ¿Le gusta que le sigan diciendo constituyente?

Claro, de las cosas más importantes de mi vida pública fue ser miembro de la Asamblea Nacional Constituyente y su copresidente.

LO QUE FALTÓ

- ¿Qué le faltó a la Constitución por incluir en el 91?

Siempre hay la discusión de qué se hizo en el tema de organización política y de elecciones, en la organización electoral. Debimos haber tenido a la Registraduría separada del Consejo Nacional Electoral, y que éste fuera conformado por los partidos políticos fue un retroceso que se tuvo después con algunas reformas aprobadas.

En el ordenamiento territorial se buscó mucho que hubiera regiones, pero nunca se consolidaron, otra cosa en que teníamos mucha esperanza era la democracia participativa. Se decía que el cambio más importante en la democracia era pasar de la representativa a la participativa, pero muy poco se ha logrado. Seguimos siendo una democracia muy representativa.

- ¿Hoy, 25 años después, cree que la nueva Constitución ha cumplido lo que ustedes buscaron al redactarla?

Sí creo. Aunque ha habido más de 40 reformas constitucionales, unas buenas, unas malas, se han modernizado cosas, además la Constitución no son las cartas de la ley escritas en piedra, pero la esencia de la misma sigue viva. Ha sido buena.

- Muchos dicen que les faltó poner más elementos para combatir la corrupción. ¿Fue así?

Sí se creó una serie de instancias, por ejemplo se le dio a la Procuraduría un poder muy grande, precisamente para combatir la corrupción, pero en lo que no se ha hecho lo necesario es en modernización de la política, porque esto sigue siendo un negocio, lo era y no dejó de serlo. 

El Congreso sigue siendo elegido no por las propuestas o las figuras, sino por los negocios de elegidos y electores. Esos elegidos después hacen negocio con el gobierno correspondiente y esa es la esencia de la corrupción.

- ¿Por qué no ha sido posible cumplir con la formación de regiones, la real de la descentralización?

Porque al gobierno le gusta más manejar todo, somos un régimen presidencial y ahí hemos retrocedido, como cuando en 1998 se produjo la crisis y, con el decrecimiento de la economía, se limitó esa descentralización para las regiones.

- Horacio Serpa considera prudente hacer una nueva Asamblea Constituyente en menos de cinco años ¿Es necesaria?

No es hora todavía, ni en unos años, de pensar en otra Constitución. La del 91 es una Constitución nueva. Creo que sí hay necesidad de asambleas constituyentes para temas parciales, el de la justicia, por ejemplo. Es una cosa que debe pasar en un plazo más corto, de cuatro o cinco años. Ya en la Constitución se permiten las constituyentes con temarios limitados. Diría que sí va siendo tiempo de asambleas constituyentes parciales, pero no estamos todavía en el momento que se necesite una nueva Constitución.

- ¿No es suficiente la reforma de justicia en el Congreso, se requiere entonces una Constituyente?

Sí se requiere, hay una discusión con la Corte Suprema sobre la autonomía de la justicia y qué tanto el Congreso puede reformarla, eso lo tendrá que resolver una Asamblea Constituyente.

Credito
COLPRENSA

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