“Esperamos recursos de cooperación externa para acelerar este proceso”

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
Alan Jara, director de la Unidad de Víctimas, advierte que debe darse toda la verdad que la comunidad está necesitando y que se van a requerir muchos recursos del presupuesto nacional, de los victimarios y de países cooperantes.

Alan Jara es el director de la Unidad Nacional para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas. Más importante que eso, él mismo es una víctima del conflicto armado, pues su trabajo político en el Meta fue interrumpido por un secuestro de las Farc que se extendió durante siete años y siete meses.

Tan largo cautiverio no le disminuyó el interés de trabajar por la paz y la reconciliación, justo en lo que estaba cuando fue plagiado. Hoy, tras conocer el acuerdo definitivo de paz entre el Gobierno y la guerrilla que lo retuvo contra su voluntad, cree que ese texto es una buena salida al largo conflicto armado.

Eso sí, advierte que debe darse toda la verdad que la comunidad está necesitando y que se van a requerir muchos recursos del presupuesto nacional, de los victimarios y de países cooperantes. Sobre la forma que prefiere de reparación asegura: “No me alegra la vida el hecho de que metan a la cárcel a quien me secuestró, sino que no haya más secuestros y que los colombianos estén libres por el territorio”. De esos temas habló en entrevista con Colprensa.

- Del proceso que termina con las Farc siempre se ha dicho que en el centro están las víctimas. ¿Los acuerdos conocidos permiten decir que es así?

Lo más importante es que las víctimas siempre hemos planteado el tema de la verdad y, sin duda, todo el esquema del punto quinto del acuerdo de La Habana: el tema de verdad, de justicia y de garantía de no repetición, está basado en eso. Por tanto, que exista la comisión para el restablecimiento de la verdad y que para acceder a los beneficios que plantea la jurisdicción especial para la paz se tenga que hablar de verdad, encontramos que sí se llena esa expectativa.

- ¿Qué tipo de verdad deben esperar las víctimas?

Toda la verdad, no solo de las Farc sino de todos los que se acojan a ese sistema, porque esa es la principal expectativa que se tiene por parte de las víctimas: quienes les secuestraron a un familiar y no saben de ellos, quienes tienen familiares desaparecidos en el marco del conflicto y quieren saber qué pasó, quienes hemos sido víctimas y queremos saber por qué. Este proceso abre esta posibilidad y todo el mundo lo pide. Esa es una necesidad muy sentida de las víctimas, esperamos que se cumpla y se genere la verdad que la comunidad está necesitando.

- ¿Cree usted que habrá justicia para las víctimas?

El tema de la justicia es para contrastar, entre el mundo ideal y el mundo real. Este se trata de un acuerdo en el que se ha pactado que a partir de la verdad se puede creer en una jurisdicción para la paz y que contempla los delitos de lesa humanidad, los más graves que han ocurrido en el marco del conflicto, como acciones restrictivas de la libertad y se contempla también que quien no diga la verdad tendrá que pagar cárcel. Este es un acuerdo en el que prima la verdad. No me alegra la vida el hecho de que metan a la cárcel a quien me secuestró, sino que no haya más secuestros y que los colombianos estén libres por el territorio, esas son las bondades de la paz.

- ¿Tenemos los recursos para reparar a las víctimas de manera que esa reparación sea suficiente?

El tema de reparación a las víctimas obedece a una ley que tiene ya cinco años: la 1448 y los decretos étnicos, que son hermanos de esta ley y defienden las mismas garantías para la población étnica. Esta ley inició el proceso de reparación antes de terminar el conflicto y al día de hoy se han pagado indemnizaciones administrativas a más de 600 mil víctimas, lo que ha requerido una inversión enorme por parte del Gobierno. Sin embargo, el escenario es que tenemos más de ocho millones de víctimas y que más de seis millones son sujetos de reparación. Está previsto, en la misma ley, que ese esfuerzo tiene que ser de manera gradual y en el tiempo de vigencia, pensado en 10 años y eso se ha venido cumpliendo. Lo que hacen los acuerdos de La Habana es reforzar los mecanismos de reparación, con énfasis en la reparación colectiva. Desde luego, hay que continuar con el proceso de reparación individual a las víctimas; ello requiere un esfuerzo financiero para garantizar que se superen las carencias de la gente en condición de desplazamiento forzado. Se van a requerir muchos esfuerzos para atender a todo ese universo de víctimas. Esos recursos deben venir no solo del presupuesto nacional, sino de todos los recursos de los victimarios que generaron esa afectación. Esperamos contar con recursos de cooperación internacional para acelerar ese proceso.

- Esa ley ya va por la mitad de su tiempo de vigencia, ¿es suficiente el alcance que ha tenido la Unidad de Víctimas?

Las necesidades son muchas, pero hay que resaltar dos cosas: primero, que se empezó a reparar antes de terminar el conflicto, eso es inédito. Hace cinco años el Gobierno colombiano, al crear instituciones para reparar las víctimas, como la Unidad de Restitución de Tierras, la Unidad para las Víctimas y el Centro de Memoria Histórica, empezó a generar resultados positivos que sobrepasan lo que se ha hecho en otros países, pero que, comparados con las necesidades de Colombia, aún nos deja cortos. El Estado ha logrado aspectos muy importantes, por ejemplo el empoderamiento de las víctimas, que conocen y exigen sus derechos. Los mecanismos de participación son otros logros de la ley, sobre los cuales funciona todo el sistema de atención a víctimas. Desde luego siempre serán necesarios más recursos, pero lo que se ha hecho es muy importante.

- ¿Los delegados de las víctimas en las discusiones de La Habana sí las representaron a todas?

Realmente no podríamos decir delegados, porque fuimos 60 víctimas; éramos de diferentes hechos victimizantes; de distintos victimarios; de distintos territorio, sexo, etnia. De manera que había una variedad que representaba lo que ha sido el conflicto en Colombia; lo que se buscó con ello fue que en la mesa de negociación se conociera toda la afectación del conflicto. Eso se logró, porque cada una de las delegaciones que estuvimos en La Habana expusimos nuestros planteamientos y propuestas y demostramos voluntad de paz, para que, de esa manera, con la terminación del conflicto, se garantizara la no repetición. Ese propósito central se ha logrado. Han sido muy importantes esos testimonios. Los puntos relacionados con las víctimas en el acuerdo de La Habana tienen esos componentes, porque allí se evidenció la necesidad de verdad y, lo más importante, la garantía de no repetición.

- ¿Qué mensaje le da a usted a las víctimas para que se vinculen al plebiscito?

Haría una reflexión en torno a la paz: quien ha sido víctima conoce los horrores de la guerra y no se los desea a nadie; quien ha sido víctima tiene también una familia y una nueva generación que viene en camino y todos queremos que no les toque pasar lo que nos tocó a quienes sufrimos el rigor del conflicto. La reflexión es en torno a la necesidad de construir paz mediante un mecanismo, no de olvidar, tampoco de justificar, pero sí de mirar hacia el país futuro que queremos: sin víctimas y en el cual todas las diferencias se discutan dentro de la democracia, sin armas y sin que se afecte la población civil.

- ¿Qué deben hacer las personas que están dudando sobre participar o pensando en votar por el No?

Lo más importante aquí es conocer que se ha pactado, cuales son los alcances de los acuerdos y en que llevan a la solución, a las dudas y aclarar las dudas que se tengan y a partir de conocer los acuerdos tomar una decisión en conciencia. Como dijo el señor Presidente no desperdiciar el voto más importante de nuestra generación, no tomarse a la ligera ni basarse en rumores, desinformaciones, ni circunstancias que confunden. Debe haber un esfuerzo en que cada uno tenga la posibilidad de acceder de manera real y cierta a que son los acuerdos, que implican y con base en ello decidir.

- ¿De lo que hay en el acuerdo, que no quedó tan bien y qué pudo quedar mejor?

Lo que sucede es que cuando se hace una negociación entre dos personas, ambas tienen que ceder; aquí, como se trata de una negociación entre el Gobierno y las Farc, para solucionar un conflicto de más de 50 años, desde luego debe haber muchos puntos en los cuales había planteamientos y puntos de vista distintos y era necesario un trabajo arduo. Hay que reconocerle y agradecerle al equipo negociador que finalmente tengamos un texto acordado. Es otro ejemplo del mundo ideal versus el mundo real. Recuerdo que cuando estaba secuestrado oía con alguna frecuencia las declaraciones del Gobierno que decían: ‘Liberen a los secuestrados’ y pensaba que en el mundo ideal no debería haber secuestrados, pero tuve que oír esa frase en el radio en la selva durante días, meses y años, mientras seguían repitiendo la frase del mundo ideal. Cuando se plantean escenarios distintos a los reales se generan confusiones y dudas; por eso, se tiene que leer qué se logró y qué se acordó, para que se sepa por qué se está votando en ese plebiscito.

- ¿Este acuerdo está perfectamente sustentado internacionalmente, a la luz del Derecho Humanitario?

Ningún acuerdo había tenido un acompañamiento tan riguroso de la comunidad internacional como este. Hubo países acompañantes, garantes y observadores; delegados de Estados Unidos, de la Unión Europea y todo concluye en un acuerdo que va a ser verificado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Esto ha tenido toda la lupa de la comunidad internacional.

Credito
COLPRENSA

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