Los retos y riesgos del cese del fuego bilateral

Colprensa - EL NUEVO DÍA
Análisis de los riesgos de orden público, jurídicos y sociales que pueden existir contra la figura del cese el fuego bilateral entre el Gobierno y las Farc.

Cero muertos, cero heridos. Ni civiles, militares o guerrilleros de las Farc han sido afectados en los primeros días del cese bilateral del fuego, que inició el pasado 29 de agosto y que representa el fin de la guerra con las Farc, el fin de las Farc como objetivo militar.

Este paso, histórico como todo el camino nuevo que deberá recorrer el país ahora, implica una serie de retos, tanto para la guerrilla como para las autoridades a fin de velar por su cumplimiento, más allá que el mecanismo de monitoreo y de verificación de las Naciones Unidas que, por cierto, ya empezó en 28 lugares del país.

El ministro de la Defensa, Luis Carlos Villegas, indicó que los compromisos pactados se han respetado en estos primeros días y que hay plenas garantías para que las tropas guerrilleras informen y se trasladen por rutas establecidas hacia las zonas de concentración y hacia los territorios en donde se realizará la Décima Conferencia de las Farc.

Pero, ¿qué retos implica el cese bilateral? Además de las previstas disidencias de la guerrilla, se pueden señalar la presencia del ELN en las zonas veredales, el intercambio de brazaletes entre las Farc y el ELN, la capacidad criminal del Clan del Golfo, Los Puntilleros y Los Pelusos, la apropiación por otros grupos armados por las economías ilegales de las Farc y errores de parte y parte, como detenciones, hechos de violencia aislados, entre otros factores.

Como primera medida, el ministro Villegas señaló que por el momento no se ha identificado que la guerrilla esté pensando hacer proselitismo armado de cara al plebiscito y, en todo caso, indicó que la fuerza pública está en capacidad de prevenirlo. Además, aclaró que el cese el fuego no es una renuncia a la persecución de delitos ni a las actividades de erradicación de cultivos, por ejemplo.

Ante la posibilidad de que se den acciones armadas, la Fundación Ideas para la Paz sugiere que haya una rápida capacidad para verificar si son o no hechos violatorios al cese el fuego para no generar desconfianza en el proceso.

Para el coordinador del área de Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de la FIP, Eduardo Álvarez, se necesita una constante rendición de cuentas y que haya canales de comunicación entre las autoridades locales y la población civil con el mecanismo de verificación de la ONU.

Las disidencias

Los negociadores han explicado que las disidencias en la desmovilización están esperadas. El caso más claro es el del Frente Primero de las Farc, que anunció públicamente que no dejarán las armas. Villegas señaló que todavía tienen la oportunidad de ingresar al proceso y que si no lo hacen, claramente serán combatidos.

El Centro de Recursos para Análisis de Conflictos, Cerac, publicó un informe el pasado 29 de agosto en donde señala que este Frente, dedicado a las rentas ilegales y las extorsiones y con presencia en Gaviare y Vaupés, podría llegar a significar un riesgo en San José del Guaviare, en donde operarán dos zonas veredales, tanto por sus acciones ilegales como por la respuesta que las Fuerzas Armadas tengan que dar.

El riesgo incluye una posible alianza con ‘Los Puntilleros’ para soportar la ofensiva oficial y para acaparar las zonas de rentas ilegales derivadas de la extracción de minerales como el coltán y el oro.

Según el informe publicado en su página web, otros frentes tienen características similares y podrían llegar a ser una disidencia. Se trata del Frente 57, ubicado en el Urabá antioqueño y chocoano; el Frente 16, en Vichada y Guainía; el Frente Séptimo, en el Meta, en límites con Cundinamarca; y el Frente 44, en los límites del Meta con el Guaviare.

El analista de la Fundación Paz y Reconciliación, Ariel Ávila, ha estimado que es posible que aquellos hombres que no se desmovilicen podrían llegar a convertirse en estructuras regionales, como lo fue el Frente Libardo Mora del EPL. “Pero que los coopten el ELN o las bacrim, puede pasar, pero creo que por ahí no será. Habría grupos regionales”, señaló.

Sobre este punto, el ministro Villegas aseguró en días pasados que se han visto ‘cambios de brazalete’ de guerrilleros de las Farc hacia el ELN en algunas zonas del Cauca, en un hecho que en todo caso sería aislado y no generalizado.

Paramilitares y Económias Ilegales

Como ya se indicó, el manejo de las extorsiones en los Llanos Orientales podrían provocar alianzas criminales. A esto se suma el poderío del Clan del Golfo, organización al mando de Dairo de Jesús Úsuga, alias ‘Otoniel’, quien sigue siendo el hombre más buscado del país.

Para Indepaz, el fenómeno paramilitar no solo está en el ‘Clan del Golfo’, sino en las Águilas Negras, los ‘Héroes del Valle’, el grupo Libertadores del Vichada, el Bloque Meta, Los Rastrojos, Las Autodefensas del Casanare, ‘Los Rudos’, ‘Los de Vallejo’ o Bloque Ganadero, Los ‘Buenaventureños’, ‘Los Paisas’ y ‘Los Rastrojos costeños’.

A esto se suman informaciones recopiladas por Ideas para la Paz en el sentido que en el Bajo Cauca y el Catatumbo ha habido disputas por el control de economías ilegales (droga y minería), combates entre el ELN y algunos grupos criminales locales, avance estratégico del EPL y, en la región del Ariari, disputas entre el crimen organizado por el control de los sitios estratégicos para la comercialización de la coca, entre otros.

La seguridad de las zonas veredales

Además de las zonas veredales que están ubicadas cerca al área de injerencia del Frente Primero de las Farc, la semana pasada, el Jefe del ELN, Nicolás Bautista, alias ‘Gabino’, indicó en entrevista con Red Más Noticias, que varias zonas de concentración quedaron ubicadas en zonas de incidencia de esa guerrilla. 


Gabino dijo que respetarán las zonas, pero que se defenderán si son atacados. “Dimos una orden clara, respeto al proceso, prudencia y responsabilidad. Tanto las Farc como el Gobierno pueden estar tranquilos, pero si queremos dejar algo en claro, el proceso de paz no es con el ELN, el cese bilateral del fuego no es con el ELN”, dijo.

El ministerio de Defensa entregó en días pasados detalles de los dispositivos de seguridad establecidos por la Fuerza Pública para las Zonas Veredales, indicado que se diseñaron 32 protocolos sobre cada uno de los momentos más relevantes del cronograma establecido para la concentración en estas y la dejación de armas por parte de las Farc.

“Lo que queremos transmitir es la tranquilidad de un trabajo hecho en milímetros que ha permitido tener una estructura que garantiza un papel proactivo de la Fuerza pública, para que se cumplan los acuerdos de paz, pero también del cumplimiento del deber en materia de seguridad para la ciudadanía”, puntualizó el ministro.

El ELN

Más allá de la posición de ‘Gabino’, el manejo del proceso de paz paralizado con la guerrilla del ELN podría implicar un riesgo en la medida que sus acciones armadas aumentaron en lo que va del año. La última, según informó la Defensoría del Pueblo, ocurrió en Santa Bárbara de Iscuandé, en Nariño, donde enfrentamientos con la Fuerza Pública motivaron el desplazamiento de 127 personas.

El último informe de la Fundación Ideas para la Paz, del pasado 29 de agosto, denominado ‘ELN, mucho ruido y poca fuerza’, indica que esos ataques han ocurrido en departamentos donde su presencia ha sido histórica como Arauca y Norte de Santander.

Su conclusión es que el ELN “busca proyectarse en zonas donde si bien tenía presencia, no había mostrado altos niveles de acción”, como Antioquia, Casanare, Bolívar y Cesar, sin que realmente se dé un crecimiento de su poderío que, dicen, es netamente regional.

“Así los ataques sean escasos, dejan la sensación de que el ELN se hace fuerte (…) No se puede desestimar que el ELN ha empezado a actuar en zonas donde las Farc venían siendo más fuertes. Sin embargo, los análisis de la FIP muestran que lo ha hecho, principalmente, en regiones donde ha estado en el pasado”, dice el reporte.

El documento señala que el ELN también busca posicionarse en torno al petróleo en Arauca, Casanare y Catatumbo, y que se nutre de la coca y el oro en el sur de Bolívar, el nordeste y el Bajo Cauca antioqueños, así como en Chocó, Cauca y Nariño.

“La FIP no descarta que en estos departamentos intente aumentar su influencia y aprovechar su viejo arraigo buscando llenar espacios que dejen las Farc una vez dejen las armas, algo que ya ha venido pasando, por ejemplo, en Chocó, en donde desde 2015 viene sosteniendo enfrentamientos en el Alto, Medio y Bajo Baudó con las AGC o Clan del Golfo”, dice el informe.

En este sentido, para la FIP el reto para el Gobierno es impedir que el ELN se fortalezca a costa de la desmovilización de las Farc.

Credito
COLPRENSA

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