Últimas noches de los guerrilleros de las Farc en los campamentos

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
En las mañanas los despierta la churuquia. Más tarde comen cancharina con chucula preparados en la rancha. Y algunos van al cholo, luego de salir de la caleta.

Esto ocurre en el comienzo de la jornada en los campamentos de las Farc, que están más cerca que nunca de desaparecer con el Acuerdo entre el Gobierno y este grupo guerrillero.

Traducción. Churuquia: sonido que hacen los guardias al soplar y pegar los labios en la palma de las manos. Cancharina: arepa. Chucula: colada de trigo con sabor a chocolate. Rancha: cocina. Cholo: baño. Caleta: donde duermen.

Una joven combatiente comenta: “lo más seguro es que terminen los campamentos, pero tal vez nuestras palabras sean usadas por colombianos cuando regresemos a la vida civil”.

Primeros cambios

El día guerrillero en estos tiempos de cese bilateral empieza a las 4 y 50 de la mañana. “Esto para nosotros es dormir hasta tarde en comparación con los tiempos de guerra”, dice la mujer, en cuya camiseta resalta la frase 70 años de la caída del fascismo.

A esa hora un joven de 20 años escucha la churuquia. Como el resto, de inmediato recoge las sábanas y plásticos. Deja todo arreglado.

Lleva ocho años en el grupo insurgente donde aprendió la disciplina militar. “A mis padres los mataron los paramilitares y yo me vine para acá”, comenta, mientras se alista para la primera formación.

En otro cambuche alguien apaga el radio, luego de escuchar un programa de reconciliación. “A tomar café”, dice una voz que trasnochó alrededor con su fusil.

El sol empieza a pegar duro en los Llanos del Yari. Los combatientes forman y su comandante habla del orden del día.

“Alinear. Vista al fren... mediavuel. Para dar parte a mi comandante Carlos, vista a la dere...”.

El jefe guerrillero con facciones indígenas se para al frente de Carlos, un hombre pequeño y tostado por el sol. “Para informar que hay 31 guerrilleros en fila y 8 de servicio”.

Credito
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