El guerrillero más viejo de las Farc habla sobre la paz

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
Es Miguel Ángel Pascuas, más conocido como el ‘Sargento Pascuas’, según él mismo, uno de los dos marquetalianos que quedan con vida. Otrora fue el temido jefe del Sexto Frente de las Farc.

CALI, EL PAÍS - COLPRENSA

Miguel Ángel Pascuas, conocido como el ‘Sargento Pascuas’, es, según él mismo, uno de los dos marquetalianos que quedan con vida y a quien sus compañeros de las Farc asentados en el campamento Nueva Colombia, en Buenos Aires, Cauca -donde funcionará una de las zonas donde la guerrilla hará la dejación de armas-, veneran como al sabio.

Pero también es el otrora temido jefe del Sexto Frente al que las autoridades atribuyen la responsabilidad de más de 600 hostigamientos, 14 tomas guerrilleras y cinco destrucciones de Toribío, más otros ataques en los que murieron más de 800 uniformados. Y el mismo por el que Estados Unidos llegó a ofrecer 2,5 millones de dólares de recompensa.

Dice tener “por ahí 75 años”, que nació en Neiva y que ingresó a la lucha armada el 11 de enero de 1960. Una prueba más de que su memoria parece ser más fiel a los añejos recuerdos del campesino que a los años en los que era ‘mandaba’ en el Cauca.

El incondicional de ‘Tirofijo’ rememoró para El País el inicio de las Farc y reconoció que será un “cambio brusco” soltar el fusil R15 que lo acompaña “hace días”, pero lo hará porque está convencido de que “esta vez sí habrá paz”, pese al evidente temor que le genera el paramilitarismo.

Ahora que se firmó la paz, conviene que usted, como fundador, recuerde cómo nacieron las Farc...

La guerrilla surgió en dos etapas: cuando el presidente Mariano Ospina Pérez, que vino esa violencia de los partidos tradicionales, surgieron las guerrillas porque vino la represión contra el pueblo, y después, cuando el general Rojas Pinilla dio el golpe, el 13 de junio de 1953, hubo una media pacificación que no duró mucho, porque el 11 de enero de 1960 vino el asesinato de Charro Negro y la guerrilla volvió a surgir. Él ya había nombrado a Marquetalia y tras su muerte vino otra vez la violencia. Manuel Marulanda volvió y tomó las armas y comenzó otra vez el enfrentamiento. A los que ingresamos a ese comando nos llaman Marquetalianos.

Cuéntenos cómo fue ese ataque

En el mandato de Guillermo León Valencia se organizó una operación, decía que contra las repúblicas independientes y que en ellas estaban El Pato, Guayaberos, Sumapaz y Río Chiquito, pero que la invasión la iba a hacer a Marquetalia, porque allí había guerrillas que estaban en acción.

Entonces hicieron el Plan Lazo e invadieron Marquetalia con 16 mil soldados y armamento y bombas bacteriológicas contra los 48 hombres que había allí.

¿Y usted estaba allí?

Sí, estaba entre los 48 a los que nos tocó enfrentar esa guerra que duró más de tres meses, hasta que nos sacaron de Marquetalia con tanto Ejército, más que todo porque se acabó la economía, porque en los combates no murió sino una guerrillera a la que el avión la ametralló y un guerrillero que se desnucó con un bulto de maíz, no fueron más los muertos.

¿Cuánto lleva en la guerra?

En lo que es la lucha armada, desde el 11 de enero de 1960, cuando mataron a ‘Charro Negro’. Claro que antes estaba con ‘Marulanda’ (Tirofijo), que cuando la pacificación de Rojas Pinilla y Alberto Lleras Camargo se fue a trabajar en una carretera, mientras que ‘Charro Negro’ se había dedicado a la política. Pero antesito éramos como autodefensas, porque como existían grupos de pájaros, o sea los conservadores, y ellos mataban liberales, entonces había que estar pendiente de esa gente por esas regiones del Tolima y del Huila, y enfrentarlos porque ellos salían y mataban y asaltaban los carros y las líneas (buses).

Se habla mucho de ‘Marulanda’, pero poco de ‘Charro Negro’. ¿Quién era él?

Era un guerrillero que comenzó la lucha casi igual que ‘Marulanda’. Era un indígena de Natagaima, que también comenzó a luchar y en ese tiempo se daban ascensos, él era coronel y ‘Marulanda’ era mayor, entonces mandaba más el coronel. Ellos eran comunistas, pero allá en el Tolima surgieron dos guerrillas, una liberal y otra comunista. Se formaron cuando la violencia, pero luego se apartaron y hubieron (sic) enfrentamientos entre ellas también.

La historia popular dice que todo inició por el robo de unas gallinas. ¿Qué hay de cierto en eso?

Si hablamos de la primera etapa, de cómo se formó la guerrilla, pues sí, tenemos para decirle a la gente que la guerrilla no viene de la nada. Es que en 1946 Mariano Ospina Pérez, conservador, toma el poder y le da muchas facultades a los conservadores y ellos y la Policía buscan acabar con los liberales. En ese tiempo yo tendría unos 11 o 12 años y la guerra era por colores políticos, dicen. La Policía mataba hasta niños, que para acabar la semilla de los liberales. Más que todo eso comenzó por Irco, Tolima, por Chaparral; el problema era que la Policía y el Ejército mataban campesinos, que porque eran liberales, entonces los campesinos se armaron, empataron machetes en palos y escopetas de fístulas, de cápsulas, y una que otra arma de la Guerra de los Mil Días y se enfrentaron a la Policía.

Donde más se armó la guerrilla fue por Chaparral, pero también por los Llanos, Guadalupe Salcedo y Aljure vivieron la misma represión y también se enfrentaron con el Ejército y la Policía y le quitaron armas al Gobierno y así se crecieron las guerrillas.

¿Y por qué se volvió guerrillero?

Primero, porque por allá en el Huila, en un pueblo que llama Órganos, yo estaba en la escuela, en 1946, cuando llegó la Policía y nos quitó la escuela y no dejó estudiar, pero sí bajaban campesinos presos y los tiraban a los ríos y si uno preguntaba por qué los mataban decían que porque eran chusmeros. Yo tenía como nueve años y veía toda esa violencia y nos fuimos huyendo a otro pueblo que llama San Luis y ahí miraba lo mismo, y por eso me fui para la guerrilla, pero uno ya después no está por venganzas sino porque cambee (sic) la política, la situación, que no persigan más a la gente, que hay mucha gente pobre, entonces uno sigue luchando por otras condiciones, pero al principio sí yo miraba que la violencia fue muy dura por varias partes del país.

De los que estamos en fila no habemos (sic) sino dos de esa época. Yo, que estoy acá, y otro compañero, Jaime Bustos, por Casanare, por los Llanos. Estamos ya acabados, con los años encima...

SOBRE EL PROCESO

Y siendo el ‘papá’ de la guerrilla, ¿qué opina de este proceso de paz?

Desde antes del ataque a Marquetalia, el movimiento reclamó una ayuda para esa región, pero no atendieron porque con cinco millones que el Gobierno hubiera ayudado para una rehabilitación a todos los campesinos de Marquetalia, no habría sucedido esa guerra, pero no ayudó sino que prefirió invadirla, entonces vino la guerra, y después ‘Charro’ tuvo esa conversación con esos políticos y después, cuando el presidente Pastrana, también trataron de hacer unos acuerdos, pero no se pudo lograr, y luego el presidente de los paramilitares, Uribe, reprimió mucho, porque el movimiento iba acogiéndose a la política de la lucha de la Marcha Patriótica, buscando la política y olvidar la guerra, las armas, pero vino esa represión de Uribe Vélez y entonces la guerrilla siguió afrentando, porque no había más qué hacer. Ahora se abren otra vez las puertas de la pacificación por la dejación de armas, por el cambio. 70 y pico de años de violencia que lleva Colombia es mucha violencia.

¿Y cree que esta vez sí será posible?

Pues estamos de acuerdo con el Gobierno y esperamos que cumpla lo que se acuerda, y se ve que hay garantías por muchos países y mucho apoyo internacional para que se pueda llegar a cumplir con esos acuerdos, entonces este diálogo ha sido diferente a los de antes, nos parece mucho mejor. Y nosotros, las órdenes que tenemos, lo que nos proponemos, es cumplir con lo acordado, pero que el Gobierno también cumpla, pues los países garantes también están dándose cuenta de que no vaya a haber violencia, que ni los unos ni los otros no volvamos a repetir esa violencia porque esto es un atraso, un problema que todo el pueblo colombiano estamos sufriendo. Entonces, si el Gobierno cumple y nosotros también, puede que lleguemos a un acuerdo y no se vuelva a repetir esta violencia tan grande que se ha desatado en Colombia.

Una de la cosas que han hecho más daño a Colombia ha sido el narcotráfico. ¿Cee que a las Farc también les hizo daño?

Sí, el narcotráfico nos hace daño a todos, porque eso ya está muy propagado y uno ve que en la sociedad ha hecho daño porque ya la gente, inclusive del campo, no quiere trabajar como antes, que se sembraba la comida. Ahora es puramente coca que siembran, porque dicen que es la que da la plata y dejan de sembrar una mata de comida por sembrar coca y ya ahora, si hay represión para exterminar eso, es muy difícil, porque hay que esperar que este Gobierno también cumpla lo prometido para ver cómo se cambea (sic) esa mentalidad, pero que también el campesino, el indígena, necesita sembrar otros cultivos para reemplazar lo de la coca y que tengan forma de ganar para comprar el poco mercado que tienen que comprar.

Por ejemplo, si ya nos ponemos a trozar la coca nos echamos la gente del pueblo encima, pero entonces de dónde va a coger cinco centavos para comprar la sal, entonces hay que esperar que en los acuerdos dice que el Gobierno va a aportar para ver cómo se va a disponer de otros cultivos para ir dejando eso, la mafia, la coca y todo eso.

LA GUERRA COMO PERSONA

¿Cuál fue el momento más difícil de la guerra para usted?

Por ejemplo cuando estábamos en Marquetalia y nos tocó desocupar y salir para Río Chiquito, Cauca, al comando de ‘Ciro Trujillo’. Allá duramos pocos meses y también el Ejército nos logró sacar con las operaciones, entonces quedamos ambulantes por una parte y otra: Tolima, Huila, Cauca, andando y combatiendo mucho Ejército. Luego fuimos a El Pato, Guayabero y Casa Verde y por allá también hubo represión.

Pero ya la guerrilla, más adelante, se fue creciendo porque formó frentes por una parte y por otra, pero los de Río Chiquito fueron tiempos difíciles. El mismo ‘Marulanda’ pensó que nos iban a acabar, pero no. Después, con la distribuida (sic) de frentes para el Magdalena Medio, Tolima, Huila y Cauca vino la dislocación del Ejército y la guerrilla pudo resistir más y así ha llegado hasta esta época.

Y cuando murió ‘Alfonso Cano’, ¿estaba cerca de la zona?

No, yo estaba en el Cauca y él fracasó por aquí para esta Cordillera (Central), estábamos lejos.

¿Y cómo vivió la muerte de ‘Marulanda’, su amigo?

Es duro pensar en la muerte de un comandante, un profesor que ha andado uno con él y le enseñó a uno toda la estrategia, las tácticas militares que uno llevaba, porque como él fue un comandante guerrillero de los antiguos, que comenzaron cuando comenzó la violencia en Colombia, entonces uno siente tristeza, pero uno en la lucha sigue, porque ya está claro por qué está luchando.

A propósito, ¿usted cree que, ya firmada la paz, también morirá de muerte natural?

Presiento que esto ya se decidió, ya se arregló lo de la paz y ya no hay más qué hacer, sino hacer todo lo posible por cumplir, pero uno también se pone a pensar que en Colombia están los grupos paramilitares, entonces uno no puede confiarse todavía mucho y por lo menos no andar por allá por los pueblos, porque en Colombia también hay grupos paramilitares orientados por Uribe Vélez y hay ese peligro, está ahí.

Usted sigue cargando su R15. ¿Se sentirá seguro cuándo no tenga el fusil?

Cómo le dijera, es un cambio brusco; uno después de ya tantos años de enseñado a andar con el arma y confiado en ella anda bien, pero de un momento a otro quedar desarmado, pues sí piensa uno, pero piensa en las garantías que hay de otros países y del Gobierno, entonces que no vaya a haber otra vez otra persecución, si no otras nuevas generaciones cogerán las armas, pero haremos todo lo posible y cumplir para que esto no se repita. Así es posible que mueran más compañeros de la Marcha Patriótica, pero que miremos que a esos grupos paramilitares también se les vaya poniendo mano, porque si no, seguirá habiendo violencia en Colombia. 

¿Se arrepiente de haber sido guerrillero?

No, nunca me he arrepentido, es decir, me siento orgulloso, porque uno tomó las armas en defensa de un pueblo, por conquistar una mejor situación, que es la que estamos mirando ahora para todo el pueblo colombiano, que se acaben la represión, la violencia y el secuestro, que no haiga (sic) de eso, que haya trabajo y podamos vivir en paz verdaderamente en un país que es uno de los muy ricos, aunque la riqueza la tienen acaparada unos pocos grandes capitalistas, pero ellos también tienen que ver, porque si no, de pronto vuelva a haber otras luchas más adelante del pueblo, pero mientras tanto queremos cumplir la paz y exigir al Gobierno y a los garantes que esos grupos paramilitares también terminen ya, que no masacren el pueblo así, en esa forma.

Credito
EL NUEVO DÍA

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