Los Espacios Territoriales de Capacitación, un debate que hasta ahora empieza

Colprensa - EL NUEVO DÍA
Los alcaldes están preocupados por el límite de tiempo que esos espacios tendrán. Algunas personas piensan que ayudarán de manera efectiva con la reincorporación.

Una de las grandes incógnitas del acuerdo de paz firmado con las Farc, era qué iba a pasar con las 26 zonas veredales que se crearon para que el grupo guerrillero dejara sus armas.

Pues la respuesta se dio el pasado fin de semana, al anunciarse que se convertirán en Espacios Territoriales de Capacitación a partir del 1 de agosto, mientras se concluye el proceso de dejación.

¿Cómo serán esos espacios? ¿Cuánto tiempo durarán? ¿Se crearán por decreto?.

Estas son algunas de las preguntas que ahora surgen alrededor de esa transformación, y aunque desde el Gobierno se han dado algunas luces sobre cómo serán, lo cierto es que se espera definir el modelo próximamente, como lo aseguró el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo.

“Primero tenemos que montar el modelo antes de decidir cuánto tiempo va a funcionar. Si es una cosa de capacitación, pues uno puede decir ‘bueno tiene sentido que durante cierto tiempo funcione la capacitación’. Pero esas decisiones todavía no están tomadas”, dijo.

Jaramillo señaló que ese modelo se definirá de manera conjunta: “Hay que hablar con los gobernadores, los alcaldes, las comunidades, para entre todos montar un modelo viable y sostenible, que sirva para capacitar a las Farc en su reincorporación, pero también a las comunidades. Esto es bueno, porque ya se arma un modelo que llamamos reincorporación con las comunidades, reincorporación comunitaria”.

Lo que se ha dicho por el momento es que lo que desaparecerá es la figura jurídica que dio vía libre a las condiciones especiales de las zonas veredales, y que ya cuando los cerca de 7 mil hombres de las Farc no tengan ni un arma -pues se entregarían todas en 20 días-, estos espacios serán usados por los miembros del grupo y por las comunidades que viven alrededor, pues se eliminarían las restricciones de ingreso a estos lugares.

“Cuando la figura jurídica de las zonas veredales se acabe, lo que va a pasar es que eso va a ser como un caserío normal. Va a entrar la policía, va cualquier ciudadano”, afirma el coordinador de la Fundación Paz y Reconciliación, Ariel Ávila. Sin embargo, deja claro que se deben establecer unas condiciones básicas que permitan que todo funcione con normalidad.

¿Qué es lo importante?

Obviamente que como ahí están congregados todos estos miembros de las Farc tendrá que garantizarse una seguridad para que no les vaya a pasar nada y para que ellos tampoco tomen comportamientos autoritarios de quién entra y quién no entra”, afirma.

Este último punto, el del autoritarismo, puede presentarse porque es lo que ha hecho la guerrilla durante toda su existencia, dijo Ávila, quien con la Fundación adelanta un seguimiento al cumplimiento de los acuerdos con las Farc.

“Si hoy estoy acostumbrado a tener mando y dar órdenes puede ser que yo tenga ese tipo de comportamientos, pero eso la realidad lo va cambiando”, afirma.

Y por lo expresado por el Alto Comisionado, parece ser ese el ejercicio que se quiere lograr con los llamados Espacios de Capacitación, se quiere dar un tiempo de transición en el que quienes dejen las armas ingresen paulatinamente a la vida cotidiana.

Al respecto, el profesor de la Universidad Externado de Colombia y experto en procesos de paz, Frédéric Massé, afirma que la creación de estos espacios en el papel se ve loable, pero quizás su aplicación sea compleja en algunos casos.

“Puede ser que dentro de las comunidades haya personas o grupos que no ven con buenos ojos el hecho de que las Farc se quedan en esas regiones. La pregunta es cómo las Farc van a manejar esas situaciones. En algunos casos sabemos que las Farc ya están tratando de montar algunas asociaciones y puede que esas asociaciones compitan y choquen con otras asociaciones de comunidades que están en el municipio. La pregunta es, repito: ¿cómo lo van a manejar?, porque ya no van a tener fusiles, no van a tener medios de presión para obligar o para convencer a la gente a actuar como quieren”, dice.

Pero pese a ello se reconoce que en muchas de las zonas en donde están hoy concentrados, las comunidades alrededor están familiarizados con ellos, y al respecto precisamente habla el senador Iván Cepeda, quien ha visitado la mayoría de las zonas veredales de normalización.

“Yo creo que ese proceso se ha venido dando. En las zonas todos los días hay un diálogo con autoridades, con alcaldes, hay una permanente comunicación con los gobernadores, hay un diálogo con las juntas de acción comunal, con las organizaciones políticas y sociales. Así que no creo que ese sea un factor nuevo que se vaya a dar en esta etapa, sino que más bien es la continuidad normal”, afirma Cepeda.

¿Repúblicas independientes?

“Van a ser espacios de reincorporación, y van a requerir seguridad, porque están concentrados, pero no son repúblicas independientes como dice el uribismo, ni van tener alcaldes allí adentro. No, son unas condiciones excepcionales para que ellos estén allí, pero en general ya estará ejerciendo el Estado de Derecho”, dice Ávila.

Y es que ese comentario responde a lo que se ha dicho desde antes, incluso, de la creación de las zonas veredales, sobre lo cual señala el senador Iván Cepeda, no tenían razón: “Decían que se iban a convertir en repúblicas independientes y son unos lugares en los que se ha producido una transición bastante pacífica”.

Esta conversión de las zonas veredales a espacios de capacitación la critican miembros del Centro Democrático, por ejemplo, el representante Edward Rodríguez, quien considera que es una “trampa”.

“Esto es otra trampa y mentira de Juan Manuel Santos y las Farc. Ahora van a mantener con nuestros impuestos a estos bandidos que durante años le hicieron daño a Colombia, convertir estas zonas veredales en zonas de capacitación es prorrogar los ‘Caguanitos’ para que sigan amedrentando a la población civil y dejarlos hacer lo que les venga en gana, ayudándolos a fortalecerse tanto económicamente en el narcotráfico y la minería criminal, como políticamente a puertas de las elecciones del 2018”, dice.

Alcaldes preocupados

Pero más allá de las opiniones, lo que sí hay es una preocupación de los directamente involucrados: los alcaldes. Al menos así lo afirma el director de la Federación de Municipios, Gilberto Toro, quien asegura que estos espacios deben tener un tiempo límite.

“Nuestra preocupación, que es la de los alcaldes que tienen en sus territorios las zonas veredales, es totalmente válida. Las zonas veredales se construyeron con un propósito y era concentrar a los guerrilleros durante un periodo de tiempo que terminaba cuando dejaran las armas, era un proceso de transición en este proceso de reinserción a la vida civil. El anuncio de que se van a convertir en zonas de capacitación es comprensible mientras se hacen algunos cursos que les permitan hacer más fácil esa transición, pero habría que ponerle un límite de tiempo”, afirma Toro.

Pero él es mucho más específico: “No puede convertirse esto en un pretexto para que en realidad se esté buscando crear unas ciudadelas o unas repúblicas independientes dentro de unos municipios con el ánimo de intervenir de alguna manera en procesos democráticos que deben ser respetados, que tienen una dinámica o una historia y una tradición en cada uno de esos municipios”.

Si no hay un tiempo definido, asegura, se interpretaría como ese “pretexto”, y aunque el Gobierno dice que el modelo de los espacios se definirá con las autoridades locales, persiste la preocupación: “Lamentablemente la experiencia de la articulación de esas zonas con la institucionalidad local no ha sido buena”.

¿LÍMITE DE TIEMPO?

Para el profesor Frédéric Massé, más que un límite de tiempo se necesita que se concreten cuáles serán las condiciones sobre las cuales funcionen estos espacios.

“Yo no creo que se necesiten tiempos límites, lo que se necesita son reglas claras si el objetivo es que poco a poco las Farc se integren en la vida política del país. Se necesita que entren a acatar las reglas democráticas del país, entonces, que mientras eso pase haya un tiempo de transición y se creen unas reglas específicas, pero que poco a poco esas reglas transitorias desaparezcan”, dice.

Con esa misma posición se encuentra la gobernadora del Valle del Cauca, Dilian Francisca Toro, quien considera que esas zonas tienen que convertirse en una extensión de los municipios donde se encuentran.

“Lo que estamos esperando es que ellos se integren a la comunidad y que la comunidad entienda que ellos son parte de nuestra sociedad. Se pueden quedar en las zonas siempre y cuando se integren a la sociedad y tengan las condiciones para que tengan las oportunidades que permitan que tengan una buena calidad de vida”, asegura.

Para otros, incluso, el Gobierno nacional está demorado con esta transición, como lo cree el exgobernador de Antioquia, Sergio Fajardo.

“Es relativamente sencillo llegar a estas zonas a identificar el nivel educativo de cada uno, organizar unos programas de educación a la medida. Son 26 zonas, eso es relativamente fácil. En Colombia hay personas capacitadas para hacer ese tipo de educación. Si se tiene 26 zonas y en cada una se llevara 100 personas de equipos con el Sena, con educadores de diferente naturaleza, estarían todos trabajando ya”, dice.

Este, parece, será el debate que inicia y que debe terminar antes del próximo primero de agosto.

Credito
COLPRENSA

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