El llamado de paz de un excomandante de las Farc

SUMINISTRADA  PRENSA UIS -EL NUEVO DÍA
Luego de permanecer décadas siendo una de las ‘cabezas’ de los frentes más importantes de las Farc en Guaviare, este excomandante, desde el corazón de la selva, dirige uno de los Territorios de Capacitación y Reincorporación del país. Su llamado es a la búsqueda de la paz y un mejor futuro.

En medio de la selva de Guaviare, en uno de los Territorios de Capacitación y Reincorporación de las Farc, la voz de un excomandante hace eco al son de las órdenes que da a los casi 600 excombatientes que viven en esa zona y pasan las horas perdidos en las letras de los libros que guardan en un salón y en los talleres de madera, en que diseñan las tablas para sus casas.

Su nombre, que solo utilizó durante sus años de civil, es Nelson Enrique Díaz Osorio. Nació en La Guajira y durante décadas fungió como uno de los principales comandantes de las Farc, hoy convertidas en un partido político.

Apoyó el proceso de paz desde la instalación de la mesa de diálogos y tras pactados los acuerdos, se convirtió en coordinador de la zona veredal Jaime Pardo Leal.

Es un hombre calmado, de sonrisa amplia y capaz de sostener la mirada fija a quien se acerque en busca de diálogo.

No necesita gritar para que lo respeten, estrecha la mano con fuerza y se presenta con entusiasmo bajo el alias de ‘Iván Alí’, su nombre de combate.

Sus pasos, dados en medio de las montañas y los cultivos que se alzan en estas tierras colombianas, son cortos pero muy firmes. Su camiseta, en la que está estampado el rostro del ‘Mono Jojoy’ es más blanca que las demás.

Ahora, en un proceso en el cual Colombia busca la paz, y que ha dejado el país en una profunda polarización, afirma que su objetivo es hacer que sus hombres crean en ella. Sin embargo, dice que no se arrepiente de nada de lo que hicieron, pues toda guerra deja sus muertos.

 

“Este es apenas el comienzo”

¿Por qué decidió ser parte de la guerra?

La guerra hay que mirarla como un fenómeno político expresado por otros medios. Quisimos hacer política en este país y nos cerraron los espacios, nos arrojaron a esta guerra. Sin embargo, nos sentimos orgullosos de haber ejercido resistencia contra la opresión, contra la violencia estatal y buscamos, por esa única vía que nos dejaron, los objetivos de construir una Colombia diferente.

¿Hay algo de lo que se arrepiente?

 No, me siento orgulloso de ser lo que fui. No me arrepiento de haber luchado en armas: creo que aportamos a la construcción de un escenario incluyente donde se puede hacer política sin temor.

¿Qué significa este momento que vive el país?

 Es una oportunidad que tiene Colombia y que no puede desaprovechar. De parte de nosotros, vamos a echar para adelante y no vamos a desfallecer ante los obstáculos que se nos presenten.

¿A qué obstáculos se refiere?

A los incumplimientos del Estado, en cuanto a los acuerdos. Creemos que lo que se firmó en La Habana está diseñado precisamente para crear unas condiciones diferentes y esas condiciones tienen que llevar a catapultar a Colombia en la búsqueda de la paz. Pero si se le ponen barreras, es obstaculizar el desarrollo, el cambio, la educación, la salud pública, la vivienda y la infraestructura.

Para usted, como excomandante de las Farc, ¿qué significa la paz?

Lo es todo. Es empleo, libertad, salud, tierra para el que quiera trabajar. Es conocer la verdad, por eso hay que desenterrar esa verdad.

Hablando de verdad, las Farc le deben verdades a Colombia...

Evidentemente sí. Hay que cerrar las heridas y el mejor medicamento es la verdad.

¿Cómo cree que Colombia ve en este momento a las Farc?

Cada uno tendrá un concepto sobre nosotros. Pero no podemos negar el apoyo que dieron al proceso, porque el pueblo tiene ganas de paz y debemos dársela.

En lo político veremos eso, ahí la gente dará su voto de confianza a un proyecto que no es fácil, porque aún existen odios infundados por algunas personas que llevaron a satanizar a la insurgencia. Nos quisieron convertir en el principal victimario cuando en realidad somos una consecuencia de la guerra y no la causa.

¿Cree que votarán por ustedes?

Eso esperamos, no lo sabemos.

¿Cómo garantizar a la Colombia que apoyó el proceso de paz que ustedes no le fallarán?

Dimos la vida durante la guerra por lograr un objetivo. Y en este proceso vamos a darlo todo, incluido la vida, por hacer realidad los acuerdos y el deseo de paz del pueblo. 

Pero ustedes también quitaron vidas...

¿Y en qué guerra no se pierden vidas?, para explicarlo a Colombia es necesario desenterrar la verdad, que sepan qué pasó en realidad con tantos colombianos desaparecidos, asesinados e injustamente encarcelados.

Todo eso tiene un rostro y debemos mostrar a los colombianos quién ordenó tantas masacres y desplazamientos forzados y nos adjudicó todo eso a nosotros.

¿Quiénes ordenaron esas masacres?

Dejemos que la Comisión de la Verdad dé esas respuestas, no puedo adelantarme.

La primera víctima de la guerra es la verdad, por eso vamos a resucitarla. Que el pueblo colombiano sepa la verdad de las masacres que ocurrieron en el país.

Muchos de los responsables están en la impunidad y muchas cosas son secretos a voces. Algunos paramilitares ya han revelado de quién han recibido esas órdenes.

¿Cómo explicaría eso a los que dijeron No?

Una gran parte de las personas que dijeron No al proceso fue engañada. Eso quedó revelado cuando dieron a conocer la estrategia que emplearon para que ganara el No. Además, el margen de diferencia fue mínimo.

Pero es preocupante que ese porcentaje votara por la guerra. Lo que debemos mirar es cuántas vidas se han salvado desde que se firmó el acuerdo.

¿Qué cree que falta para alcanzar la paz?

Todo, esto es apenas el comienzo. Es que aquí en Colombia no hay una sola forma, hay muchas. Violencia es cuando una persona pierde su casa, cuando muere esperando a ser atendida por el sistema de salud o cuando se ve obligada a estar en la delincuencia, porque no se le dan oportunidades.

¿Cuál es la expectativa que tienen ustedes?

Somos muy soñadores y tercos. Somos persistentes en la paz. Por eso hemos luchado en diferentes procesos fallidos y aún así insistimos en dar una oportunidad a Colombia. En este momento tenemos dos opciones: ser los que le demos la paz al país o ser los que ayudemos a perpetuar la guerra. Esa es una decisión fundamental para el futuro. 

¿Existirán generaciones que vivan en la paz?

Ojalá, ese es el sueño que debemos construir.

¿Qué representa la educación en este proceso?

La educación constituye el eje fundamental, porque en la guerra todo se articula en torno a ella. Tenemos que educar a los jóvenes para que conozcan la historia de su nación y los males y así no volver a caer.

Pero más que eso, debemos formar hombres útiles para la sociedad. Antes se entrenaba a mucha gente para la guerra, ahora eduquemos a la gente para la paz.

¿Con qué sueña?

Con un mejor país.

¿Qué es un mejor país?

Que no tenga causas que generen la violencia.

Donde la tierra no sea fuente de conflicto y en la participación política no haya eliminación del opositor. Donde los jóvenes no sean llevados a la guerra para defender a las minorías o a quienes están en el poder y la mujer no sea foco de discriminación.

Hablando de la mujer, ¿cuál fue su papel en la guerra?

A la mujer le ha tocado soportar todo el peso de la guerra. Muchas de ellas dan a luz hijos que son entrenados por otros para la guerra y ellas lloran en silencio. Las mujeres son cabeza de familia cuando sus esposos son asesinados o desaparecidos.

En nuestra organización las mujeres tuvieron un papel preponderante, porque son héroes anónimos que han aportado para ayudar a construir un país diferente.

¿Qué representa la cocaína dentro del conflicto armado?

Si usted mira en Guaviare, el campesino acude a la ‘coca’ porque no le queda otra opción. Es su única posibilidad porque aquí no existe infraestructura vial o energética y no hay otra fuente de riqueza.

No se puede morir de hambre: si cultiva yuca, se pierde, porque nadie va a llegar por esas trochas a comprarla, pero si el campesino siembra ‘coca’, siempre llegará alguien que se la compre.

¿Cómo ve la reforma agraria?

El Plan Nacional de Sustitución ha tenido muchos contratiempos y creo que el culpable ha sido el Estado. Ha tomado decisiones de forma anárquica y han repartido una cantidad de recursos que no han sido útiles. Si eso fracasa, el campesino deberá seguir con la ‘coca’. El plan de sustitución debe contar con la participación de los campesinos.

Gran parte de Colombia no sabe que existen estos territorios, hay mucho que no se conoce del país.

¿Cómo ayudarían las Farc a esa Colombia que ‘no se conoce’?

Creo que visibilizando todos los problemas de esas regiones para que se plantee soluciones. Por eso es importante la participación política, para que en las circunscripciones especiales los pobladores puedan compartir esas necesidades y llevarlas a las instancias superiores del Estado. Debemos saldar la deuda histórica con el pueblo colombiano. 

¿Cree que los perdonarán por el dolor causado a Colombia?

Si no se logra el perdón, no se podrán sanar las heridas. No es solo para nosotros, sino entre todos. Los colombianos deben perdonarse unos a otros.

¿Cuánto tardará ese proceso?

Yo creo que es largo. Duramos 53 años matándonos, cuánto necesitaremos para reconciliarnos. Eso no se da de la noche a la mañana, es un proceso.

¿Qué dice a los colombianos después de 53 años de guerra?

Hay que mandar un mensaje de reconciliación, para que todos esos esfuerzos que antes se destinaban a la guerra, ahora sean para la construcción de un país diferente.

Que no haya más vientres que den hijos para la guerra y que no nos miremos unos a otros como enemigos. Es la hora de un gran abrazo por la paz.

Debemos recordar a nuestros muertos y pensar que ellos fueron nuestros hermanos.

Este mensaje no es para los que votaron por el Sí o por el No. Este mensaje va dirigido a todo el pueblo colombiano, a ese pueblo que cuando salga al exterior se ponga la camisa de una Colombia donde 48 millones de personas sean hermanos.

 

Frase

"Este mensaje no es para los que votaron por el Sí o por el No. Que no haya más vientres que den hijos para la guerra y que no nos miremos como enemigos", ‘Iván Alí’, excomandante de las Farc.

Credito
VALESCA ALVARADO RÍOS

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