La Meseta de Ibagué, toda una historia ligada al cultivo del arroz

HÉLMER PARRA - EL NUEVO DÍA
A lo largo de las últimas décadas, la Meseta de Ibagué ha evolucionado hasta convertirse en el origen del mejor arroz que se produce en Colombia. ¿Cómo ha sido ese cambio? ¿Qué la hace tan especial?

Cuando en la actualidad se habla de la Meseta de Ibagué, lo primero que se viene a la mente es el cultivo de arroz, esto debido a la gran reputación que se han hecho los productores del grano en esta zona de la ‘Tierra Firme’ por tener una producción de alta calidad y excelente rendimiento que es apetecida por los grandes industriales del arroz en todo el país.

El área conocida como la Meseta de Ibagué está ubicada en el sector central del Tolima, políticamente hace parte de los municipios de Ibagué, Alvarado y Piedras, con la ventaja de estar rodeado de numerosos afluentes como el río Combeima y Coello, lo que ha permitió a lo largo de los años aprovechar su potencial para el cultivo del arroz, entre otras plantaciones que están en la zona, pero en menor proporción.

Tanto la capital tolimense, como las cabeceras municipales de Alvarado y Piedras, están asentadas sobre esta estructura y parte de su desarrollo depende de las actividades agrícolas y pecuarias que se realizan en este territorio.

Abel de Jesús Campos Lozano es un ingeniero agrónomo que llegó a trabajar a la Meseta de Ibagué en 1968, año en el que terminó su carrera profesional en la Universidad del Tolima, y se desplazó a lo que él mismo describe como “el cielo en la tierra” para asesorar técnicamente a los productores de arroz, que desde esa época, ya habían identificado el alto potencial arrocero de ese sector del departamento.

“Todo lo que es la Meseta de Ibagué antes era principalmente ganadera, porque no había agua para desarrollar ninguna actividad, solo caños, pero nada organizado. Después vino la construcción de los canales, obras de riego y repartidores de agua por privados como los Laserna y Sarmiento”, relata Campos, quien asegura que fue así como se comenzó a asignar el agua a cada predio e inició el desarrollo del cultivo a mayor escala en la Meseta; Campos Lozano, lleva 50 de sus 74 años trabajando en el arroz en esa zona.

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Precisamente fueron los Sarmiento, los Laserna y los Rocha quienes como empresarios pioneros en la región decidieron construir los canales de conducción del preciado líquido para la agricultura. Y lo lograron desde los ríos Combeima y Alvarado desatando el potencial de una zona, que hasta la fecha solo era vista como árida, pedregoza y con una capacidad nula para actividades agropecuarias.

Actualmente alrededor de 15 mil hectáreas, de las cerca de 25 mil que comprenden la Meseta de Ibagué, están adecuadas para el cultivo del arroz, es decir que el 60% de la zona está disponible para ese destino, por eso cuando cualquier turista transita por la Meseta el paisaje común es ver largas extensiones de tierra dedicadas a este cultivo del que tantas familias tolimenses se han apoyado a lo largo de los años.

Por eso es difícil imaginar un paisaje distinto al arrocero en la Meseta, sin embargo, Abel Campos recuerda que hace algunas décadas el panorama en esa zona era distinto y el paisaje de la actualidad parece casi desconocido, y casi imposible de creer, debido a las condiciones de esas tierras en otra época.

“Antes de todo este desarrollo arrocero y que todo se viera en la Meseta como se ve en estos momentos, hubo que desempedrar la zona porque se caracterizaba por tener mucho contenido de piedra. En los ‘desempiedres’ para adecuar las tierras para el arroz, toda la piedra que se retiró de los predios se utilizó para hacer los cercos que se ven en la zona y que aún se usan para colindar algunas fincas y lotes”, cuenta Campos, quien ha dado asesoría técnica a los principales industriales del país que cuentan con cultivos de arroz en la ‘Tierra Firme’.

Este ingeniero agrónomo de la UT recuerda que en el 68, cuando llegó a trabajar a la Meseta por primera ocasión, ya había desarrollo de infraestructura de canales y terrenos adecuados para cultivar arroz, “pero en muchas fincas ayudé a terminar con el ‘desempiedre’ y adecuarlas para el arroz”, dice.

Con el pasar de los años, y la propagación de las noticias de altos rendimientos en la Meseta de Ibagué, creció el interés del sector privado por llevar a la zona y seguir incursionando en el arroz; fue así que año a año, indica el experto, el panorama de la zona cambió y el paisaje pasó de ser de grandes extensiones de tierras pedregosas utilizadas y vistas solo para la ganadería, a la zona donde se cultiva el arroz ‘gourmet’ y de más alta calidad de Colombia.

“Gente con mucha visión de lo que la Meseta podía ofrecer hizo grandes inversiones para llegar a la productividad y a lo que tenemos hoy. Luis Carlos y Eduardo Sarmiento, la familia Laserna, los Rocha, Rafael Caicedo Espinoza, Gustavo Cano, entre muchos otros, fueron las personas que cimentaron lo que hoy tenemos”, agregó el curtido ingeniero agrónomo.

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Entre todos estos nombres no se pueden olvidar los de Jaime de Zorroza y Hans Klots, quienes llegaron desde España y Alemania, respectivamente, para que la vida casualmente los juntara para terminar de impulsar el arroz en la Meseta de Ibagué. De Zorroza llegó a Ibagué sin dinero y huyendo de la guerra civil que enfrentó su país. Vino por la invitación que le hizo un tío suyo que era sacerdote. Rápidamente se integró a la actividad agrícola del Tolima; vivió en Venadillo, Espinal y luego en Saldaña; municipio en donde conoció a quien fue su socio durante más de 40 años, Hans Klotz Knauss, quien en esa población ya trabajaba en el arroz con técnicas que había aprendido en otras regiones.

Juntos, De Zorroza y Klotz, regresaron a Ibagué e iniciaron el proyecto arrocero con los canales y distribuidores de agua de la Meseta de Ibagué, de la mano de Mario Laserna Pinzón.

 

¿Por qué tan especial para el arroz?

Es evidente la gran capacidad y excelentes características de la Meseta de Ibagué para el cultivo del arroz, pero, ¿qué hace que esta zona tenga tan excelentes rendimientos y se destaque sobre otras zonas arroceras en el territorio nacional?

Abel de Jesús Campos Lozano señala que cuando empezó a trabajar en la región cada hectárea tenía la capacidad de producir entre 30 y 50 bultos por año, pero con el pasar del tiempo y la continuidad del cultivo las tierras se han ido enriqueciendo y por consiguiente se han tenido mejores resultados, “este año estamos en la meta de los 150 bultos por hectárea y la meta es llegar a 200 porque así lo exige el mercado. Son rendimientos superiores a los de los llanos y de mejor calidad”.

Para Campos la altura de la Meseta de Ibagué permite que haya un microclima ideal para el desarrollo del cultivo, además de los suelos enriquecidos por tantos años de actividad arrocera y rotación de cultivos con la ganadería, asimismo cree que, “seguramente la cercanía con el volcán Machín hace que estos suelos sean aún mejores”.

Para los geólogos Alberto Núñez Tello y Hernando Lozano, desde el punto de vista geomorfológico, la Meseta de Ibagué es definida como una planicie o llanura de piedemonte, constituida por un abanico o cono aluvial originado por el río Coello.

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“Los ríos Alvarado y Chipalo, así como algunos de sus afluentes menores, contribuyeron en el sector norte, al desarrollo de esta gran geoforma”, explican.

Debido a este fenómeno, aducen los geólogos, la mayor parte del material que conforma la terraza ha sido aportado por el río Coello que en algún momento en el pasado geológico reciente corría por esta planicie, trayendo principalmente materiales volcánicos provenientes de las erupciones del volcán Machín en forma de cantos, gravas y arenas; este es uno de los motivos por el que los terrenos de la Meseta se caracterizaban por tener tantas piedras en su superficie.

“Es conocido mundialmente que los suelos de origen volcánico son los más fértiles por la variedad de minerales y elementos químicos que contienen principalmente en sus arenas; estos elementos químicos van siendo suministrados paulatinamente a los suelos”, precisan los geólogos tolimenses.

Además, dicen Núñez y Lozano, que estos materiales presentan una alta porosidad y permeabilidad que permiten bien el desarrollo de las raíces de las plantas y la infiltración de aguas lluvias para la formación de importantes acuíferos, de los cuales a lo largo de los años han sacado provecho tanto privados como el sector estatal para las actividades agropecuarias de la zona.

Por su parte, Catalina Marín, coordinadora de Desarrollo de Productos de Federal; empresa que este año ganó el sello Silver de la prestigiosa Monde Selection por su Arroz Premium, que tiene como origen la Meseta de Ibagué; considera que gran parte de este premio se debe al origen del producto.

“La calidad de los arroces premium de Federal se debe a su origen, al ser producidos en la Meseta de Ibagué, un lugar favorecido por las condiciones geográficas que hacen que se produzcan granos únicos más largos, con mayor absorción de los condimentos y más sueltos. A esto hay que sumarle el proceso de secado, maduración y altos estándares de selección”, señaló Marín.

Es tal la calidad de la producción de la Meseta, que en noviembre de 2016 la Superintendencia de Industria y Comercio declaró la protección y delegó la autorización del uso de la Denominación de Origen del Arroz de la Meseta de Ibagué, a la Cooperativa Serviarroz Ltda, la cual fue fundada por De Zorroza.

 

El agua, una limitante

Aunque se calcula que en la Meseta de Ibagué hay alrededor de 15 mil hectáreas aptas para el cultivo del arroz, el agua que hay disponible en la zona apenas alcanza para abarcar la mitad de esa área, por tal razón los agricultores y productores de hacen una rotación de cultivos con la ganadería.

“Hay disponibilidad de agua para apenas 7.500 hectáreas, por eso se rotan los cultivos y el resto de área se usa para ganadería en muchos casos. El ganado se come los residuos de la cosecha de arroz que termina, por eso la ganadería no es tan costosa en la Meseta, porque el ganado se alimenta de los tamos del arroz, limpiando el terreno para futuras cosechas y a la vez siendo una fuente de alimentación para los animales. Esto hace que esta actividad sea una excelente alternativa ante la limitante del agua”, agregó Abel de Jesús Campos Lozano.

En ese sentido, el experimentado ingeniero agrónomo de la ‘Tierra Firme’ explica que son muy pocos los terrenos de la Meseta de Ibagué que faltan por ser adecuados para que se pueda cultivar arroz, pero debido a la deficiencia de agua no hay manera de cultivarlas: “El problema del agua impide que aquí se pueda terminar de cultivar arroz en todas los terrenos, o que se destinen para frutas, hortalizas u otros cultivos, precisamente por la escasez de agua, mientras no se solucione eso no se podrá desarrollar otro proyecto agrícola”, agregó.

Por tal motivo Campos hizo un llamado a los diferentes sectores para poder solucionar esta problemática y terminar de aprovechar todo el potencial que tiene la Meseta para ofrecerle al Tolima, “en esta zona la empresa privada hizo los canales de riego en el pasado, hoy en día es la inversión estatal la que debería desarrollar las obras para almacenar aguas del invierno y así poder cultivar toda la zona”.

En la Meseta de Ibagué además del arroz y la industria pecuaria, especialmente de la ganadería bovina principalmente de cría, también existen empresas avícolas dedicadas a la producción de huevos y pollos para consumo local y regional.

 

El sistema de riego en la Meseta

Precisamente debido a la limitante del agua en la Meseta de Ibagué, los productores de la zona han desarrollado a lo largo de los años un sistema de riego ideal debido a sus condiciones topográficas. Esto aprovechando los terrenos de la zona, que tienen una leve pendiente que permite al agua fluir, de forma descendiente, de un predio a otro.

Según Abel Campos, a diferencia de otras regiones arroceras donde se hacen riegos permanentes o utilizan la metodología de embalses, en la Meseta se hace un riego corrido, que no es permanente sino por ‘mojes’, es decir que el agua llega al terreno sembrado, desciende por el predio humedeciéndolo por completo, hasta llegar al final del lote donde sigue en el mismo proceso en los siguientes terrenos, todo esto es posible gracias al rumbo que le dan los cultivadores al agua a través de los canales que atraviesan las diferentes fincas.

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“Las aguas vienen desde el río Combeima, pasan por los canales principales, los secundarios y después nos entregan las aguas en unos repartidores para que en las fincas se distribuyan”, explicó el especialista en el cultivo.

Campos indicó que se hace un ‘moje’ cuando se ha sembrado el arroz para la germinación, y después se repite el proceso cada 5 o 6 días para mantener cierto nivel de humedad en el cultivo durante los 3 o 4 meses que dura la cosecha, “es un método ideal para la Meseta de Ibagué pues necesitamos optimizar el uso del agua lo más que podamos”. concluyó.

 

¿Sabía qué

La Superintendencia de Industria y Comercio declaró en noviembre de 2016 la protección y delegó la autorización del uso de la Denominación de Origen del Arroz de la Meseta de Ibagué?

 

Dato 

En la Meseta de Ibagué el cultivo de arroz se riega mediante ‘mojes’ a diferencia de otras regiones donde hacen embalses o riegos permanentes.

Credito
CAMILO JAIMES

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