Enfermedades mentales, del rechazo a la aceptación

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
Cuatro de cada 10 colombianos reporta haber tenido algún problema de salud mental en su vida. Un reciente informe de la Fundación Saldarriaga Concha muestra que estas enfermedades se suelen vivir en secreto e incluso sin saber qué es lo que se padece.

“Mis compañeros no entendían muy bien cómo funcionaba yo. Ni siquiera yo entendía cómo funcionaba, pero tengo claro que mi vida está dividida en dos épocas. Cuando fui enemiga de la bipolaridad y luego siendo su amiga. Cuando permitía que ella me controlara y luego yo controlándola a ella. Pasé de estar con depresiones y manías a tener paz y felicidad en cuestión de horas”. Adriana Villegas resume así cómo logró poner bajo control el trastorno afectivo bipolar con el que fue diagnosticada hace más de 20 años. Un control en el que, aunque hubo apoyo médico, lo que valió fue su interés de aceptar la enfermedad y convivir con ella para que no la dominara, pese al estigma que siempre la rodea.

“Sufrí mucho en la vida, tuve muchos problemas con mi familia, amigos y trabajo. Afortunadamente tuve un marido maravilloso, con el cual viví 20 años, y quien me ayudó a aceptarme como soy a través de la psicoterapia que él practicaba en mí. En esa época de la vida estuve contenida porque él me ayudaba a superar las crisis”, agrega Adriana.

‘Loco’, ‘bipolar’, ‘raro’, hay muchas expresiones, generalmente despectivas, que se utilizan para describir a las personas que sufren una enfermedad mental, que la mayoría de las veces no se logra comprender. Pero para la persona que tiene estas patologías, enfrentar la ignorancia, el rechazo y la discriminación puede agravar los efectos ya complejos de su enfermedad.

“Sentía que tenía algo raro que las demás personas no tenían idea de qué era, hasta que sufrí de depresión postparto y ahí me diagnosticaron con quien ha sido mi compañera por 30 años. No ha sido fácil. La burla, el estigma, la mirada rara siempre estarán presentes, pero de alguna u otra forma mi esposo me enseñó a vivir con la bipolaridad. Sin embargo, como cualquier otra persona con alguna enfermedad, en un momento llegué a tocar fondo”, cuenta esta paciente, quien en la creación de mandalas y en apoyar a otras personas con su misma condición ha encontrado una terapia para su propia vida.

Si bien el país dispone desde el 2013 de la ley 1616 de salud mental y de una política nacional de salud mental que data del año pasado, en términos generales, las personas con enfermedades mentales siguen viviendo sus padecimientos en soledad. Fortalecer la atención y la prevención sigue siendo un gran desafío para el Estado y la sociedad en general, más si se tiene en cuenta que no hay salud sin salud mental.

Cuando se habla de salud mental, en términos muy coloquiales, lo primero que piensa la gente es que la persona está loca, explica el psicólogo Leonardo Ajá. Una palabra que para psiquiatras y psicólogos equivale a que la persona tiene un estado psicótico o una esquizofrenia, pero que no engloba todas las patologías de trastornos mentales a los que se puede estar sujeto.

“Más allá de la denominación de la enfermedad, el problema radica en que la gente siente miedo, terror puro, al pensar que puede sufrir de algún trastorno mental, por lo que casi siempre el diagnóstico se da tardío debido a que no se consulta a tiempo”, explicó el experto.

Para Ajá, quien se sustenta en los dos estudios Nacionales de Salud Mental realizados por el Ministerio de Salud en 2003 y 2015, los tres trastornos más frecuentes en su impacto a la población nacional son los de ansiedad, los trastornos del estado de ánimo y del afecto (depresión) y el consumo de sustancias psicoactivas. “En ese orden y sumando los porcentajes se puede evidenciar que más o menos el 40% de los colombianos tiene o a ha tenido en algún momento de su vida un trastorno que afecta su salud mental”, agregó el especialista en suicidio.

Precisamente, eso fue lo que encontró el primer estudio que tiene Colombia sobre estigma y discapacidad psicosocial (producida por enfermedades mentales), realizado por la Fundación Saldarriaga Concha y financiada por la Fundación Ford, que además puso una mirada en el conflicto y en poblaciones indígenas y afrodescendientes.

“El primer hallazgo es que es fácil pensar en salud física, pero no en salud mental porque parece ajena a nosotros. Y el segundo, que pensar o hablar sobre salud mental nos genera un miedo profundo, casi como si por el solo hecho de nombrarla fuéramos a estar deprimidos o angustiados”, señaló la psiquiatra Lina María González, líder de Salud y Bienestar de la Fundación Saldarriaga Concha e investigadora principal.

El estigma social es el que hace más difícil que una persona que padece algún problema de salud mental busque ayuda y no tener un diagnóstico oportuno aumenta el número de pacientes. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud, realizada en el 2015, 4 de cada 10 colombianos reportan haber tenido algún problema de salud mental en la vida.

“Esos estereotipos y la falta de conocimiento sobre la salud mental y los problemas mentales hacen que se cree el estigma. La familia y el trabajo pueden ser espacios de reproducción del estigma. El fenómeno se ha asociado al rechazo a buscar ayuda profesional apropiada, por el miedo a ser etiquetado negativamente, también hay dificultades para mantener el empleo y las relaciones personales cercanas”, explicó la psiquiatra.

 

“Hacerse amigo del enemigo”

 “Salir del clóset de que se tiene una enfermedad mental no es fácil. Se necesita estar preparado y saber que a la gente que uno quiere no le dará duro, pero que, así como uno pasa a estar enfermo, la familia también”, esta voz es la de Ángela María*, quien hace 19 años fue diagnosticada con trastorno afectivo bipolar tras varios exámenes médicos y episodios de distanciamiento de la realidad en los que pensó que era otra persona, tuvo cambios fuertes en el estado de ánimo y alucinaciones auditivas severas.

“Cuando me enteré de lo que tengo, mi rechazo fue total. Que te digan que estás loco, como se suele llamar a quienes tenemos estas enfermedades, no fue fácil. Me preguntaba por qué a mí y por mucho tiempo rechacé el tratamiento. Escupía o botaba las pastillas, no iba a las consultas y eso me generó las hospitalizaciones. Estuve 14 veces hospitalizada, de 5 a 8 días”, relató Ángela María a la Fundación Saldarriaga Concha.

Estudios han demostrado que, en la Región de las Américas, una proporción considerable de los problemas de salud también se debe a los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias. Las personas con trastornos mentales tienen mayores grados de discapacidad y presentan tasas de mortalidad altas.

“Las alucinaciones auditivas y visuales fueron aumentando hasta convertir su vida en un infierno. Le hicieron creer que era la Virgen María, que podía dar consejos a los gobernantes e, incluso, que era candidata a la Alcaldía de la capital, para lo cual estudió con esmero en bibliotecas públicas por días enteros, y aunque hacía caso a las voces, estas no se aplacaron, al contrario, llegaron a tal punto que no la dejaron dormir ni concentrarse. No tuvo la fuerza emocional para contarle a su familia y amigos cercanos. Entonces se aisló. No volvió al trabajo ni comió ni durmió durante días. “Desesperada, me encerré en el baño y me corté las venas. La dueña del apartamento donde vivía sola, que era mi vecina, se dio cuenta y avisó a mis hermanas”.

Depresión, bipolaridad, ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo y ataques de pánico son algunas de las enfermedades más consultadas en el país, de estas, puntea la depresión. Un actor que, según datos de Medicina Legal, durante el 2018 cobró la vida de 2.464 personas, que se suicidaron. De ellos, 267 menores de edad. Además de esto, se estima que la edad promedio con más casos ronda los 20 a 24 años.

“El 49,5% de los casos de suicidio en 2017 reportó un trastorno mental, el más frecuente fue la depresión. Alrededor del 70% de los actos suicidas son antecedidos de trastornos depresivos, de igual manera, este problema es el principal origen, a nivel mundial, de discapacidad. Pero para que alguien sea diagnosticado con ello debe de permanecer con los síntomas al menos un año, es un factor que se cocina lentamente”, explicó Ajá.

Según el Ministerio de Salud, la conducta suicida, ha aumentado en los últimos años; se ha registrado un incremento constante por año de 200 nuevos casos. Para el 2017 se registraron 2.300 casos de conductas. Una tendencia que se ha hecho evidente en el mundo, particularmente en los jóvenes entre los 15 y 29 años y en los adultos mayores sobre todo aquellos que sobrepasan los 75 años.

Y es que, de esta patología, cotidianamente, se entiende como los cambios de estado de ánimo recurrente entre la población general. Sin embargo, para quienes tienen un diagnóstico de este trastorno hay signos muy específicos que sacan de esa categoría un trastorno que puede darse con cuadros complejos de tristeza o melancolía, que requieren de atención en niveles superiores.

“La depresión no se trata de que hoy amanecí triste porque tuve un mal día, porque eso nos pasa a todos. Aquí lo que se debe tener en cuenta es el tiempo de prevalencia de esos estados de ánimo o cuadros depresivos y las señales a esto son sentimiento de culpa, confusión, falta de concentración, falta de memoria, fatiga, problemas de sueño, uso de alcohol y drogas”, manifestó el psicólogo. 

 

Problema de salud pública

 A esto se suma, como menciona Ajá, el consumo de sustancias psicoactivas que inciden en el aumento de trastornos mentales y en donde el país ha registrado un mayor aumento de consumo principalmente en universitarios. “El consumo de sustancias psicoactiva, particularmente las ilegales, va en aumento con una preocupación en universitarios. También hemos registrado que la mayor prevalencia de consumo está en la región central y particularmente en las grandes ciudades capitales. Sin embargo, los corredores fronterizos de Nariño, Cauca y Norte de Santander tienen un mayor impacto”, especificó la Coordinadora del grupo de gestión integrada para la salud mental del Ministerio de Salud, Nubia Bautista.

Por regiones, según datos de la cartera de Salud de 2013, también están Caldas con un registro en población escolar de 20%, valor que está por encima del nacional que tiene 11%; seguido de Antioquia con una cifra de 19,7% de consumo en población escolar. Precisamente para hacer frente al fenómeno de las enfermedades mentales y al consumo de sustancias psicoactivas, en noviembre del año pasado inició la reglamentación de la política nacional de salud mental dentro de los cuales se recogen todos los aspectos claves en prevención, atención y rehabilitación de trastornos mentales y epilepsia.

“El panorama de la salud mental cada vez es más visible y cada vez hay mayor conciencia de lo que implican las alteraciones de la salud mental sus factores de riesgo como una prioridad de salud pública y así lo entiende el ministerio con sus prioridades en salud pública que dos de ellas están relacionadas con la salud mental, los trastornos mentales y el consumo de sustancias psicoactivas”, apuntó Bautista.

La vocera del Ministerio de Salud detalló que la entidad, a través de proyectos de cooperación (Universidad Javeriana, Universidad de Darthmount, Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos), está mejorando el diagnóstico de la depresión y el consumo de alcohol en la consulta médica general utilizando recursos innovadores como aplicaciones móviles.

Además, la cartera de Salud espera dar priorización a los hospitales públicos de Tumaco, Buenaventura, Quibdó, Valledupar, Maicao, San Andrés y Providencia, Leticia, Puerto Carreño, Puerto Inírida, Mitú, Florencia y Mocoa. “En estos hospitales se capacitará a los médicos, enfermeras, psicólogos, terapeutas, trabajadores sociales y gestores comunitarios en salud mental y consumo de sustancias psicoactivas”, agregó Bautista.

En el reciente informe ‘La carga de los trastornos mentales en la Región de las Américas, 2018’, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), Colombia ocupa la quinta casilla entre los países más afectados por discapacidad asociada a la depresión. El porcentaje de discapacidad por depresión en el país es del 8,2%, solamente superado por Ecuador (8,3%), Perú (8,6%), Brasil (9,3%) y Paraguay (9,4%).

Credito
COLPRENSA

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