Libro rojo del Tolima: memoria y testimonio 1948-1970

La carta que le escribió al presidente de la República Mariano Ospina, el caudillo junto con directores de medios de comunicación.

El 27 de enero de 1948, Jorge Eliecer Gaitán, como miembro de la Dirección Liberal Nacional, acompañado por otros miembros de la junta asesora y los gerentes de los periódicos El Tiempo, El Espectador, Jornada, El Liberal, Onda Libre y Últimas Noticias, le enviaron al Presidente de la República, Mariano Ospina Pérez, una carta premonitoria de lo que sucedería en Colombia si no se modificaban las conductas sectarias de los líderes políticos nacionales y la influencia que éstos ejercían sobre la población. Gaitán avizoraba la ola de violencia que se avecinaría y que cobró entre otras, su vida misma.

Excelentísimo Señor Doctor

MARIANO OSPINA PEREZ

Presidente de la República

E. S. D.

Excelentísimo Señor:

Con el respeto que debemos y profesamos, a vuestra eminente jerarquía, ponemos a vuestras manos una serie de documentos que refleja, en su escueta enumeración de fechas, lugares y patronímicos, el insólito imperio de la violencia establecido, en los últimos meses sobre tierras buenas y gentes honestas de Colombia. Esa documentación, ha sido acopiada por La Dirección Nacional del Liberalismo, sometiendo sus fuentes a un cuidadoso examen y, eludiendo, toda predisposición partidista. Pero naturalmente de la misma manera, como no hemos pretendido enumerar la totalidad de los sucesos, sería muy deseable para nosotros, que hubiese en ella, datos rectificables. En todo caso el Gobierno de la República, tiene sobrados instrumentos para cerciorarse de la veracidad, de tan lamentable inventario.

Tampoco estima, el Partido Liberal, que sea consecuente con la política de Unión Nacional, tan cara a Vuestra Excelencia y tan necesaria para el país, la diligencia y la insistencia, empleadas por el actual Ministro de Educación Nacional, en la tarea de desalojar de cátedras y rectorías, a quienes las ocupaban por merecimientos profesionales y por su notorio alejamiento, de toda actividad política. El liberalismo, se sentía orgulloso de haber redimido aquel Ministerio, de toda presión u orientación confesional y banderiza porque, en la raíz misma de sus convicciones, alienta un horror sagrado hacia ese pecado, contra el espíritu que es la cultura dirigida. La reaparición del sectarismo, en la educación pública, la eliminación o limitación de la cátedra libre, cuentan entre las más espantables calamidades que pudieran, sobrevenirle al país. Sus consecuencias serían imprevisibles, pues lo mismo podrían crear artificialmente una pugna religiosa, que era ya imposible entre nosotros o, reavivar mortecinos, rescoldos de pasión política o dejarle, en herencia a la Nación, una de esas generaciones de cultura dirigida que ayer, no más, fueron pesadilla de Europa y vergüenza del género humano. 

Credito
Augusto Javier Gómez López

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