La tolimense que escribe su propia historia en el campo de la medicina

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
Aunque ha ingresado cientos de veces a un quirófano, Geanny Mogollón Reyes, no pierde la sensibilidad hacia sus pacientes, pues indica que cada uno es una historia que la hace poner ‘los pies en la tierra’.

Hacer historia en el campo de la medicina moderna es toda una proeza, pero si a ello, se le agrega que una tolimense es de las primeras mujeres en el país que logra ganarse un lugar en una especialidad que hasta hace poco era asumida por hombres, se convierte en un logro importante para el departamento.

“Esto no se trata de una lucha de poderes o de géneros, sino de demostrar que todos tenemos la misma capacidad, para mí fue un gran logro abrir las puertas a más mujeres y demostrar que todas podemos hacerlo”, dice Geanny Mogollón Reyes, la primera egresada en la especialidad de cirugía de cabeza y cuello del Instituto Nacional de Cancerología.

Con mucha sencillez al hablar, la médica muestra la pasión y respeto que tiene por su profesión, pues es consiente que cambia vidas cada vez que ingresa a un quirófano, no solo la de sus pacientes, sino también la de las familias.

“El paciente oncológico es especial y su familia; te aportan mucho, no solamente desde la parte médica, sino desde la parte humana.

“El tema de la desensibilización de los médicos no es algo que se pueda negar, de pronto (es porque) nos enfrentamos a muchas enfermedades, a la muerte y eso hace que te vuelvas duro con el tiempo.

“Pero tú ves al paciente con esa esperanza que tienen, que te enriquece...”.

Para Geanny cada día es un aprendizaje, pues conoce historias de personas que luchan minuto a minuto por ganar un instante más con sus familias y para sentir la vida, “eso es lo que más me ha tocado, no solamente poder brindarles una curación o una mejoría a su enfermedad, sino que como humanos nos vuelve a poner a los médicos los pies en la tierra”.

Al preguntarle a la tolimense en qué momento escogió esta rama de la medicina, recordó que fue por unas prácticas que hizo cuando cursaba la especialización en cirugía general, allí se dio cuenta que era un reto porque “en la cabeza y en el cuello se encuentran unas vías muy pequeñas si se comparan con el resto del cuerpo, es donde se ubican estructuras vitales.

“Entonces en el ejercicio de la práctica quirúrgica no solamente era tener la habilidad, sino poder estar en contacto con esas estructuras, cuidarlas y mantener la integridad del paciente, esto no solo me hizo despertar este amor por la cirugía de cabeza y cuello, sino que se convirtió en un reto hacerlo”.

En cuanto al número de intervenciones, Geanny calcula que como cirujana general llevaría entre tres mil y cuatro mil, y con la especialidad de cabeza y cuello que recibió este año, ya cuenta con 500 pacientes. Existen procesos que pueden durar cerca de dos horas, como otros que pueden tardar entre seis y ocho horas, el tiempo depende de la complejidad de la enfermedad que en la mayoría de los casos está relacionado con el cáncer.

A pesar del número de veces que ha ingresado al quirófano, dice que siempre inicia con toda la energía y no pierde la costumbre de estar cerca a sus pacientes. Teniendo en cuenta la frialdad y la inseguridad que puede generar este lugar, antes de ser anestesiados les vuelve a explicar lo que sucederá y siempre mantiene en mente: “voy a hacer lo mejor que pueda y dar lo mejor de mí por cada paciente y al finalizar la jornada, generalmente es un deseo de que se hizo bien las cosas, de quedar satisfecha”.

Una vez termina las intervenciones se vuelve a acercar para hablar con ellos y sus familiares y no queda tranquila hasta asegurarse de que todo está bien.

Es tal el compromiso de esta mujer por sus pacientes que les habla de manera directa. Todo el tratamiento se convierte en “un matrimonio y el seguimiento es a largo plazo, tengo varios que a los cinco años los debes seguir viendo, son pacientes que aunque los controles se pueden hacer uno o cada dos años, sigues con ellos, no nos despedimos, es un matrimonio bien llevado”.

Agregó que el servicio médico es al final una relación bidireccional, no se debe tratar del médico que está detrás de un computador y solamente formula, pues las personas que llegan a consulta “traen historias que te tocan, que te ayudan a apreciar la vida, a valorar a las personas que tienes a tu lado, a tu familia.

“Y siempre lo digo cuando estoy con personal del área de la salud o con estudiantes, tienen que ver a los pacientes como si fueran un ser querido, ofrecerle lo que a usted le gustaría que le ofrecieran, a su mamá, a su papá o a su hermano. Entonces se rompe esa relación tan cuadriculada entre el médico y el paciente, para todos ir conformando una familia gigante”.

Tras estos logros la médica y la mujer no se quedan quietas, por lo que la meta a seguir en su rama es prepararse en cirugía robótica, teniendo en cuenta que la tecnología con el paso de los días va cambiando las formas de hacer los procedimientos, “en Colombia está el robot (inteligente), que es para hacer cirugía avanzada, pero mínimamente invasiva; en el Instituto Nacional de Cancerología contamos con uno y para realizar este tipo de cirugías se requiere entrenamiento”.

 

Un camino que se sigue construyendo

Por décadas el campo de la medicina para las mujeres no ha sido fácil, en la edad media solo eran vistas como las encargadas del hogar y de procrear. Solo hasta el siglo XVIII algunas empezaron a incursionar y fue en el siglo XIX que se conoció a la primera mujer cirujana, la cual ejercía haciéndose pasar por hombre, mientras que en la historia de España se cuenta que la primera persona de género femenino que se convirtió en médica fue aceptada tras un decreto de la Monarquía.

Y aunque se pensaría que en esta época, el campo médico es más flexible existen especializaciones o áreas que siguen siendo lideradas por hombres, esto sucede debido al tiempo que demanda la profesión y a las situaciones de riesgo que se enfrentan constantemente.

Muestra de ello, es que en la especialidad de cirugía de cabeza y cuello, en el país solo hay dos mujeres que tienen el título, entre los motivos que generan este panorama se debe a las largas jornadas de trabajo y a que se debe ser fuerte, porque las decisiones que se tomen, literalmente son de vida o muerte.

“En cirugía general se necesitaba tener un carácter fuerte, lograr enfrentarse a situaciones de riesgo como es el paciente urgente de trauma, y las mujeres habíamos sentido en algún momento algo de temor.

“Pero qué hemos hecho las médicas, darnos cuenta que sí somos capaces, las que son mamás pueden compaginar las dos profesiones, se requiere sacrificios, que la familia te apoye, pero cuando te das cuenta que haces lo que te gusta no es un sacrificio en realidad, es un trabajo mucho más pesado, pero que te ofrece muchas satisfacciones”.

Credito
XIMENA VILLALBA C.

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