Dignos de desconfianza

Mediante alianzas, organizaciones buscan rescatar la confianza de los colombianos. Expertos consideran que la desconfianza es histórica.

Solo el 27% de los colombianos confían en su vecino; el 17% en el sector privado; el 28% en la Iglesia y únicamente el 14% confía en las Instituciones del Estado.

Estos resultados hacen parte del Instrumento de Medición del Programa de Alianzas para la Reconciliación de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, Usaid y Acdi/Voca, en donde fueron consultados cerca de 12 mil personas en 27 municipios de Colombia.

En ese orden de ideas la pregunta del millón es ¿en qué grado de desconfianza están los colombianos?

En primer lugar, de acuerdo con Fabián Sanabria, doctor en Sociología y docente de la Universidad Nacional, la confianza no es algo que se logre con voluntarismos ni con campañas pedagógicas sino que se requieren condiciones objetivas para que la confianza se exprese en una cultura, en una civilización en un país, en una ciudad, en un grupo o en un colectivo humano.

De acuerdo con Sanabria, el hecho que sucedió esta semana en donde en la Minga Indígena la silla del presidente Iván Duque quedó vacía, denota que no existen condiciones objetivas para que la gente confíe. “Lo que sí puedo decir es que ha habido condiciones estructurales de desconfianza que han agudizado desde la manera cómo se ha asumido el poder en Colombia particularmente porque ha habido una ambigüedad respecto del ejercicio de la presidencia”.

Para este Doctor en Sociología, hechos como jugar al Policía bueno y al Policía malo, los colados en Transmilenio, etc, demuestra que si desde las instituciones que nos gobiernan y la democracia de la que nos jactamos no hay pesos y contrapesos, y condiciones estructurales de confianza, es muy difícil que la gente confíe porque cómo se explica que se sanciona de una manera ejemplar a la persona que compra una empanada en la calle y el hampón de cuello blanco sigue pontificando sobre moral.

 

Justicia sin garantías

En la misma medición ante la pregunta ¿Qué tanta confianza tiene por jueces y fiscales? Solo el 2% respondió total confianza.

“En Colombia históricamente ha habido un alto grado de desconfianza de los colombianos entre sí y con las instituciones del Estado, esto responde a que, por ejemplo, la administración de justicia no da garantías a las personas que acuden a ella; y esto se evidencia con los casos de corrupción que quedan en la impunidad completa como lo que pasa en Santander con el PAE, en donde al responsable del desvío de dinero y documentos falsos en un contrato por $35 mil millones, solo lo condenan a 36 meses de prisión”, explica Omar Alejandro Alvarado Bedoya, profesor de Derecho de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab.

Adicionalmente, dice el docente, la desconfianza también se presenta cuando se ven casos de impunidad en los asesinatos de líderes sociales; cuando las instituciones que están llamadas a vigilar lo público, como la Procuraduría y la Contraloría, no hacen absolutamente nada en casos como Reficar o el puente Hisgaura, etc.

Hechos como los mencionados, dice Alvarado Bedoya, “legitiman que los ciudadanos empiecen a actuar por fuera de la norma, creyendo que la impunidad es la regla, y segundo, que los ciudadanos que son víctimas de un Estado que parece enemigo por la cantidad de impuestos y que no garantiza servicios ni calidad de vida, pues en últimas va a tener una apreciación individual de egoísmo, de protección de un interés personal y de ninguna manera quiere comprometerse con ese interés común que significa participar, por ejemplo en política”.

 

Base de la confianza

Para Alvarado Bedoya, una de las instituciones llamadas a generar confianza en los ciudadanos es la justicia y hechos como que el expresidente de la Corte Suprema de Justicia esté en la cárcel por corrupto, o las graves acusaciones del Fiscal por Odebrecht, entre otros, hacen que los colombianos duden. Entonces, si la justicia empieza a funcionar, si la Fiscalía empieza a mostrar resultados concretos, la gente empieza a confiar y a partir de eso otros funcionarios de las otras ramas del poder sienten el temor de la justicia y se van a abstener de comportamientos contrarios al interés público.

Desde que se inició el proceso de paz en Colombia las palabras claves han sido perdón y reconciliación, pero en la realidad de nuestro país cada día están más lejos de ser aplicadas por diversos factores.

De acuerdo con Sanabria, doctor en Sociología, se creía que debíamos “confiar en ese proceso de paz que en los cuatro años de Santos se trató de invertir, pero lo que se ve es que el nuevo Gobierno quiere hacerlo trizas con las objeciones a la Ley Estatutaria de la JEP”.

Además, es clarísima la desconfianza que existe y más aún que el Fiscal General de la Nación haya acusado a una minoría étnica de estar infiltrada por el terrorismo, muestra una paranoia total. Lo que existe es una desbordante desconfianza en Colombia tanto que el proverbio “desconfía y acertarás” identifica al 90% de los colombianos.

“Hay que impulsar la confianza, pero hay que crear las condiciones estructurales de confianza y eso se puede dar con un gesto, como que el Presidente se hubiera sentado a dialogar con los indígenas, y si no es capaz como mandatario y con todas las fuerzas del Estado y de inteligencia, entonces la desconfianza va a seguir”, precisó Sanabria.

En este mismo sentido el docente de la Unab considera que “la falta de legitimidad de las decisiones públicas también tiene que ver con una desconexión en las decisiones del Estado, como lo que hace el Gobierno Nacional con las comunidades indígenas, una completa incomprensión de la problemática de los pueblos étnicos, una desfachatez de dejarlos plantados y eso lleva a que la ciudadanía vea al Estado como enemigo”.

 

¿Y las campañas?

De acuerdo con Alvarado Bedoya, las campañas que promueven valores ciudadanos y que incentivan la coherencia de las personas son esenciales y además cada persona en su individualidad debe comprometerse con una actitud ética.

Por su parte, Sanabria considera que “las campañas deberían reconocer que hay un problema estructural, objetivo, de desconfianza en Colombia”. Por ejemplo, si tenemos un problema porque el vecino pone música a todo volumen, eso no se soluciona simplemente con darle la mano, sino que hay que buscar una solución de fondo.

 

#generaciónconfía

Ricardo Amaya, director Programa PAR de Usaid:

La campaña #SomosParte de una nueva generación que Confía busca promover la generación de confianza y optimismo en el país, por medio de la reflexión e invitar a los colombianos a transformar sus actitudes y ser parte activa del cambio.

En la actualidad, 19 mil personas ya son parte de una nueva generación que confía, que imagina y que trabaja por construir un país distinto, que cree que “el cambio comienza por mí” y que es catalizadora de confianza en sus familias, vecinos y comunidades.

En la página www.confio.com.co puede encontrar diversas historias de la campaña #SomosParte de una nueva generación que Confía.

 

Dato

En Guapaya, una vereda de Vista Hermosa, Meta, 19 familias cambiaron los cultivos ilícitos por el café.  

Credito
NELLY VECINO PICO

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