Torre inflable de mil metros se usará para producir energía

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Ingenieros británicos ultiman el prototipo de una estructura inflable de un kilómetro de altura, 170 metros más alta que el mayor edificio del mundo, diseñada para producir energía a partir del calor del sol.

La Universidad de Londres y el ingeniero sueco Per Lindstrad, que acompañó hace dos décadas al millonario Richard Branson en el primer viaje en globo a través del Pacífico, se han unido para tratar de dar viabilidad comercial a un viejo sueño de la ingeniería energética que ideó el español Isidoro Cabanyes en 1903.

El diseño básico de Cabanyes consistía en un invernadero donde durante el día se calienta el aire, que asciende por una alta chimenea y mueve unas turbinas que permiten generar energía.

Uno de los problemas que ha arrastrado ese diseño durante el último siglo es que, para que la instalación sea rentable, la torre debe rondar un kilómetro de altura, lo que supone un reto tanto económico como arquitectónico.

En 1982 se levantó en la población española de Manzanares, a 150 kilómetros al sur de Madrid, una torre solar de 195 metros de altura y 10 de diámetro que acabó derribada por una tormenta ocho años después.

Lindstrand, aventurero experto en romper toda clase de récords a bordo de globos aerostáticos, ha dado una vuelta de tuerca al diseño original con la intención de solventar esos inconvenientes al plantear una torre hinchable, en lugar de una estructura rígida.

Según sus cálculos, la chimenea costará unos 12 millones de libras (14 millones de euros o 18,9 millones de dólares), comparado con los 466 millones de libras (550 millones de euros o 745 millones de dólares) que costaría una estructura de cemento de la misma altura.

Patrick Cottam, investigador del Centro para la Sostenibilidad Urbana y la Resilencia de la Universidad de Londres, ha desarrollado un modelo informático de la chimenea que satisface las expectativas de la compañía Lindstrand Technologies y ultima ahora un prototipo de 3,5 metros de altura.

“El beneficio principal de estas chimeneas es que la energía solar se puede almacenar como calor en el suelo, usando materiales baratos como grava, betún o bolsas de agua salada, de forma que la planta puede continuar generando energía en días nublados y por las noches”, describió a Efe el investigador.

“La intermitencia del suministro es uno de los mayores obstáculos para el despegue comercial de las tecnologías para energías renovables”, sostuvo Cottam.

El ingeniero británico apuntó que el próximo paso será construir una torre de 20 metros en las instalaciones de Lindstradn Techologies para comprobar el comportamiento de la estructura en distintas condiciones climáticas, mientras la primera versión comercial de la chimenea solar podría estar disponible en unos años.

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