“En el futuro nuestra industria tendrá que trabajar mucho más estrechamente con estas nuevas empresas, porque estos muchachos incursionan cada vez más en nuestro terreno”, declaró Enders, presidente director general de Airbus, al exponer su visión del porvenir del gigante europeo de la aeronáutica al que quiere convertir en un grupo de dimensión mundial.

Todo un Titán

Google compró en abril la empresa Titan Aerospace, que trabaja en el sector de los planeadores solares y directos competidores con los que desarrolla Airbus para reemplazar a menor costo numerosas funciones que actualmente realizan los satélites.

Por su parte, la empresa estadounidense SpaceX ataca con su lanzadera Falcon, construida en poco tiempo, la posición hegemónica del cohete europeo Ariane, fabricado por Airbus, en el mercado mundial de lanzamiento de satélites con fines comerciales.

En abril, demandó ante la justicia de su país al monopolio garantizado a Boeing y Lockheed Martin para el lanzamiento de satélites gubernamentales estadounidenses.

“La industria aeronáutica es relativamente joven, pero estos muchachos aún lo son más y son, de manera irrefutable, los más dinámicos”, reconoció Enders, de 55 años, quien ha transformado a marcha forzada a un grande de la industria europea.

Aterrador y fascinante a la vez

Estos recién llegados dicen que “todavía no han visto nada. No tienen idea de la manera en que la digitalización cambiará la manera de hacer negocios, de concebir y fabricar aviones”. “Es aterrador y fascinante a la vez. Creo que la industria aeroespacial necesita mayor cooperación e impulso por parte de estas nuevas industrias”, advirtió el responsable europeo.

También manifestó su deseo de que Europa cree un clima favorable a la innovación “dejando de imponer continuamente nuevas reglas y reglamentaciones”. Hasta ahora, la innovación nos llega desde Estados Unidos, a menudo de “brillantes franceses y alemanes” que se han expatriado en busca de apoyo y capitales.

El “mayor Tom”, como es apodado este exoficial paracaidista alemán, asumió la dirección del grupo EADS hace dos años, en junio de 2012. Inmediatamente, intentó una fusión con el fabricante de armas británico BAE Systems, lo que habría creado un gigante mundial con una cifra de negocios superior a la de Boeing.

Los Estados torpedearon su proyecto, pero él logró reducir el peso de éstos en el capital y en la gobernanza del grupo. Ya no tienen voz en el Consejo de administración.