La impresión 3D es promisoria pero aún tiene sus limitaciones

Piezas para el fabricante de aviones Boeing o audífonos personalizados son ya fabricados mediante la impresión en tres dimensiones, una tecnología promisoria pero cuyas aplicaciones aún deben esperar avances más sustanciales, estiman expertos.

En Nueva York, la empresa “Normal” fabrica auriculares adaptados a cada persona en base a una simple fotografía de la oreja. En solo 48 horas, el cliente recibe el auricular personalizado hecho a través de una impresión 3D.

Este tipo de aplicaciones hacen que la tecnología tenga ahora usos comerciales para el gran público, 30 años después de su invención.

El director general del conglomerado General Electric, Jeffrey Immelt, considera que la impresión 3D podrá hacer que la industria sea “de nuevo sexy”, mientras que para el presidente Barack Obama tiene “el potencial de revolucionar casi todo lo que hacemos”.

“Es un poco difícil de entender y el entusiasmo es muy importante”, reconoce David Reis, director general de la firma israelí Stratasys.

La revolución se hace esperar

Esta tecnología le podría permitir a las empresas ahorrar mucho dinero en los materiales utilizados y los stocks de los productos tradicionales. Pero la verdadera revolución que producirán no está a la vuelta de la esquina.

El fabricante de aviones Boeing ya usa las impresiones 3D para hacer algunos componentes de polímeros pero no espera poder utilizarla para las piezas metálicas antes de una veintena de años, aunque no descarta que la evolución tecnológica se acelere.

Las impresiones 3D comenzaron en la década de los 80. El renovado interés de los últimos años proviene de la comunidad “Creadora” (Maker), explica Pete Basiliere, vicepresidente de la firma de investigación Gartner.

Esta comunidad busca utilizar las nuevas tecnologías para promover la autosuficiencia y fue popularizada por el ex editor en jefe de Wired, Chris Anderson, en su libro “Creadores: la nueva revolución industrial”, publicado en 2012.

Basiliere considera que el 90% de las impresoras costarán más de 2.500 dólares, pero que el mercado también está abierto a impresoras cuyo precio estará en el entorno de los 1.000 dólares y que estarán más al alcance de particulares.

Según Gartner, los gastos ligados a la impresión 3D pasarán de 1.600 millones de dólares actuales a 13.400 millones en 2018.

Peter Basiliere cuenta con que las aplicaciones en el sector médico como los aparatos auditivos y las prótesis permitan transformar una imagen en un producto adaptado a una persona en particular.

Credito
AFP

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