Desde hace mucho tiempo se conoce que los ordenadores cuánticos tendrán la capacidad ilimitada de revolucionar la informática, la ciencia y el comercio, a una escala comparable a la de la invención de las computadoras comunes en la década de 1940, explican estos investigadores en su trabajo, que fue publicado en la revista estadounidense Science Advances.

Es en serio

“Este proyecto creó por primera vez un plan de construcción para ensamblar una máquina que funciona, y no se trata de un nuevo artículo académico”, explicó a la AFP Winfried Hensinger, profesor de la Universidad Sussex, en Reino Unido, quien dirigió el proyecto.

El equipo de investigadores construirá en los próximos dos años un pequeño prototipo en el que se integran todas las tecnologías para probar la validez del concepto.

Pero el equipo en tamaño real que probablemente ocupe un gran edificio no estará listo en el corto plazo, dada la complejidad de una máquina de este tipo, reconoció Hensinger.

La enorme máquina estará dotada de un sofisticado sistema de vacío y de módulos con microprocesadores cuánticos de silicio, que contendrán partículas alimentadas por campos eléctricos.

Una nueva fase

Una computadora así se basa en las propiedades cuánticas de la materia, según las cuales una partícula elemental puede tener diferentes estados que pasen simultáneamente de uno a otro dando “saltos”, y no de forma continua.

Estas características ofrecen un potencial de cálculo mucho mayor que las computadoras actuales, que utilizan un sistema binario 0-1. Los investigadores proponen crear campos eléctricos para las conexiones en vez de fibras ópticas.

Este nuevo enfoque permite una circulación de las partículas cargadas eléctricamente 100 mil veces más rápida entre los diferentes módulos de la máquina en comparación con la tecnología de fibra óptica que utiliza la luz, aseguraron los científicos.

El futuro, ahora

El proyecto es parte del programa del Gobierno británico para desarrollar tecnologías cuánticas con el objetivo de permitir su explotación industrial.

Es elaborado por el equipo de la Universidad de Sussex, que trabaja con Google, la Universidad de Aarhus (Dinamarca), el Instituto de Investigación RIKEN de Japón y la Universidad de Siegen (Alemania).