Perseverancia: clave para hallar nuestros tesoros

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
En medio de nuestras tareas suelen darnos deseos de no continuar y de dejar todo a la deriva. Cuando la desesperanza nos invada, porque los resultados positivos no se nos den, lo peor que podemos hacer es entregarnos. ¡Debemos perseverar!

Todos buscamos uno de los más grandes tesoros: la felicidad. En esa búsqueda, cada uno ‘cava la tierra de sus sueños’ con los azadones que le da la vida.

¡Eso está bien!

Lo malo es que, tal y como pasan con los relatos que dan cuenta de las vetas de oro, muchos desistimos y bajamos la guardia justo cuando estamos a unos cuantos pasos de encontrar las joyas.

¿Por qué desistimos de nuestros planes en el preciso momento en el que estamos a punto de hacerlos realidad?

¡Porque perdemos la fe!

Cuántas personas dedican buena parte de sus vidas a sus metas y al final flaquean, dejando todo a la vera del camino por culpa de la desesperanza.

Yo sé que a veces somos testarudos y que le apostamos a imposibles; también reconozco que no siempre buscamos nuestros sueños en el trayecto en donde ellos se encuentran. Incluso sé que hay quienes desperdician sus vidas buscando la felicidad en otra parte.

Sin embargo, perseverar siempre será la clave. Y ese verbo significa mantenerse firme, ser constante e ir paso a paso, rumbo al destino anhelado. Lo anterior también implica estar preparado para los obstáculos que puedan aparecer.

Lo digo porque es evidente que no somos capaces de afrontar los reveses y ante ellos nos damos por vencidos con una relativa facilidad.

Un problema, por mínimo que él sea, nos hace claudicar. Y con esa forma de ser, en lugar de acercarnos a la realización de nuestros objetivos terminamos alejándonos de ellos.

Es posible que nos sintamos abrumados e incapaces de continuar, y que nos deprimamos; sin embargo, el secreto de todo éxito consiste en persistir.

Hay que entender que cada contratiempo, en lugar de disminuirnos, nos hará más fuertes. Para ello, es preciso ver cada fracaso como una forma constructiva que nos da la posibilidad de recomponer el camino.

Y es así de literal, pues cada traspié nos conmina a analizar la situación. Así las cosas, podemos comprender qué estamos haciendo mal y, por ende, podemos enmendar.

Con cada esfuerzo nos hacemos más expertos y hábiles, lo cual a la larga contribuye a que estemos más cerca del triunfo.

Todos podemos ser perseverantes siempre y cuando trabajemos y aprendamos a interpretar los fracasos de una manera propositiva.

Y cuando percibamos que estamos solos o una inusitada sensación de abandono nos embadurne, será fundamental no perder la esperanza.

En esos casos requeriremos de una gota de fe y podríamos elevar una plegaria a Dios, pues de Él siempre nos llegarán ráfagas de confianza, de fortaleza y de claridad.

La voluntad y la perseverancia, junto a la determinación de creer, hacen que encontremos los tesoros anhelados.

¡Claro está que todo lo logramos con la venia de Dios!

PASOS CLAVES

* Tenga metas claras y precisas; si es posible escríbalas.

* Cualquier objetivo que se fije debe estar acompañado de los medios necesarios para conseguirlo. ¡Busque esas herramientas!

* No viva de ilusiones baratas; tampoco se plantee proyectos irrealizables.

* Tenga voluntad, pues ella le servirá a la hora de enfrentar algún obstáculo. Esto implica hacer un compromiso pleno y decidido con usted mismo.

* Combata la pereza, el descuido y la indiferencia; estos son los tres grandes ‘parásitos’ que carcomen nuestras metas.

* Sea constante y jamás tire la toalla. Eso lo obligará a tener disciplina.

* No mire hacia atrás, su meta está en el horizonte.

* Sea prudente en la administración de los recursos y flexible para adaptarse al cambio.

* Por último, recuerde que las grandes obras son hechas no con la fuerza sino con la perseverancia.

Credito
EL NUEVO DÍA

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