Los problemas del nuevo campus de Apple

SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
El campus de Apple y el impresionante edificio circular que la empresa construyó en Cupertino amenazan con alterar el orden en la modesta localidad, mientras los críticos se preguntan si todo vale la pena.

El nuevo edificio de Apple, y cada uno de sus componentes, es excelente. Pero ¿para qué es excelente? Las instalaciones son al mismo tiempo un monumento a la arquitectura moderna, a la tecnología y a las dinámicas anticuadas de trabajo.

 

Atención a los detalles

La nueva sede principal de operaciones de Apple es lo que podría esperarse de un edificio planeado por Steve Jobs; la madera usada en él fue cortada en la época del año especificada por el anterior director de la empresa para que tuviera el menor contenido de savia, y las manijas de las puertas son hechas de una sola pieza de aluminio fijada al vidrio sin tornillos a la vista.

Miles de detalles en el diseño de los muebles, iluminación y cableado del edificio fueron pensados para maximizar su estética y funcionalidad.

Las estaciones de trabajo de los empleados, por ejemplo, fueron diseñadas para ocultar los cables de sus equipos.

La edificación, con techos y ventanas de cristal curvado con tecnología de punta sobre los cuales el agua se desliza en lugar de acumularse, fue diseñada para integrarse de forma cercana, íntima, con los miles de árboles resistentes a las sequías que fueron plantados justo afuera de ella.

Y adentro; la enorme circunferencia que el edificio demarca protege un parque natural.

 

Eficiencia energética

Uno de los aspectos en los que la edificación de Apple piensa en el futuro inmediato es en el uso de la energía.

¿Hace frío afuera? Dentro del edificio, hace frío también. No tanto, por supuesto; la edificación tiene sistemas de enfriamiento mecánicos capaces de mantener la temperatura por encima de un mínimo deseado, y por debajo de una temperatura máxima también.

Pero la visión de Steve Jobs fue respetada; los empleados podrán sentir los cambios de temperatura exteriores, tanto diarios como con el paso de las estaciones, mientras trabajan. En palabras de Lisa Jackson, ejecutiva de Apple, “no queremos que nadie se sienta como si estuviera en un casino”.

Paneles solares en el techo de la estructura complementan la generación de energía de una planta con baja huella de carbono ubicada dentro del complejo de edificios de la sede.

El campus además reciclará agua y compartirá el exceso, cuando lo haya, con Cupertino, a través de una tubería.

 

¿Monumento a otra época?

El nuevo campus de Apple está pensado para que, en él, los empleados de la empresa ideen los dispositivos del futuro, pero ha recibido críticas por no tomar en cuenta los cambios que pueden darse en los años siguientes en cuanto a las dinámicas de trabajo.

Con nueve mil parqueaderos para 12 mil empleados, las instalaciones invitan tácitamente a compartir el auto con un colega o tomar los buses dedicados que Apple pondrá a circular.

En 10 años, sin embargo, ir todos los días hasta el lugar de trabajo, con el gasto de carbón que esto implica, podría ser inusual, y el campus de Apple es un monumento a esta antigua práctica de desplazamiento.

Apple ha tenido también que negociar con Cupertino, para mitigar el impacto negativo que su campus tendrá en la localidad, como por ejemplo el aumento del precio de la vivienda, por la demanda aumentada.

Desde otro punto de vista, el edificio de Apple y el campus que lo rodea es una obra arquitectónica diseñada para pasar la prueba del tiempo; no de los 10 o 20 años que vienen, sino de todo el tiempo que esté en pie.

Su forma, detalles e interacción con el entorno inmediato fueron pensados para ello.

Solo que, entre ahora y entonces, tiene el reto de ser funcional en el cambiante y complejo panorama laboral.

Credito
JUAN MARTÍNEZ MARTÍNEZ - EL NUEVO DÍA

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