Vacunación, niñ@s y pandemias

Crédito: SUMINISTRADA - EL NUEVO DÍA
Junto con el agua potable, la vacunación (inmunización) se considera cómo el logro más importante en salud pública del siglo XX y la estrategia más costo-efectiva en la medicina preventiva, pues esta es la forma en que se evita la mayor cantidad de muertes en comparación con otras intervenciones en salud.
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Por medio de las vacunas se han controlado numerosas enfermedades nada despreciables como la viruela, difteria, tétanos neonatal, fiebre amarilla, tosferina, polio salvaje (último caso en América año 1991), sarampión, parotiditis (paperas) y rubéola, entre muchas otras.

La Poliomielitis (Polio) se sufrió fuertemente a principios y en la mitad del Siglo XX. Debido a los años del brote, durante mi aprendizaje como médico y como profesional, no tuve que afrontar el polio directamente, pero sí lo hice a través del estudio de fotografías, cuadro sintomatológico, estudios epidemiológicos y las secuelas observables aun en adultos que la padecieron. Por el contrario, sí tuve la oportunidad de conocer directamente brotes de Sarampión y sus graves consecuencias y diferentes tipos de Meningitis causadas por bacterias con mortalidad y secuelas neurológicas prominentes. Ahora bien, ¿a qué se debe la disminución de la meningitis bacteriana, del sarampión y la erradicación del Polio? Efectivamente, se debe al gran avance de la ciencia cómo es la vacuna.

En comparación con América Latina, nuestro país ha tenido relevantes avances en el PAI (Programa Ampliado de Inmunizaciones). A lo largo de los últimos años, Colombia ha estructurado Programas de Inmunizaciones contra las enfermedades inmunoprevenibles con una cobertura mayor del 90% en los menores de 2 años. Durante la última década, el país ha estado en la vanguardia de programas de cobertura, porque además de los planes básicos, la política pública ha logrado introducir vacunas para Hepatitis A, Varicela, Neumococo, Influenza y Rotavirus (virus más frecuente causante de diarrea en menores de dos años).

La vacunación de la madre gestante es también una gran estrategia de protección y prevención tanto de la madre como del niño frente a enfermedades como el tétano, la difteria, tosferina e influenza A y B. Con la vacunación de la madre, se transfieren anticuerpos protectores al niño a través del cordón umbilical.

La meta principal de una vacuna es inducir una respuesta inmune protectora hacia un patógeno, (ej. virus, bacteria, etc.) sin el riesgo de adquirir la enfermedad o padecer sus complicaciones. Pero, ¿cómo lo hace? La vacuna activa mecanismos efectores y efectivos de nuestro organismo (células de nuestro sistema inmune o moléculas) que controlan rápidamente la replicación o inactivan las toxinas de dichos patógenos.

Algunas vacunas brindan una adecuada protección con una sola dosis, pero la mayoría de ellas requieren de un refuerzo. Ahora, ¿cómo funciona un refuerzo? Cuando a un niño se le ha aplicado una vacuna previamente y luego se le aplica dicho refuerzo, su organismo reacciona fabricando anticuerpos. Los refuerzos activan la memoria inmunológica ya adquirida para que el organismo induzca cómo responder ante ese virus o bacteria específica y así crear una barrera más efectiva y competente ante el agresor.

Quizás uno de los aspectos más interesantes de la inmunización o vacunación, es que el beneficio tiene no sólo efectos para el niño vacunado sino también para su entorno (familia, jardines, colegios, etc.). Lo anterior es lo que se ha denominado como la inmunidad colectiva, también llamada inmunidad de rebaño. La inmunidad de rebaño implica el bloqueo de un virus cómo consecuencia de la alta cantidad de personas vacunadas o inmunizadas. La inmunidad de rebaño ayuda especialmente a los más vulnerables, pero si el número de quienes no se vacunan es grande, la inmunidad de rebaño será menos efectiva. Es decir, si un niño no vacunado está rodeado de niños vacunados va a ser difícil que circulen los microorganismos que pueden dar lugar a la patología. Para la coyuntura actual, aún está en investigación si los pacientes contagiados por Covid-19 inducen esta inmunidad colectiva.

Ante una gran estrategia siempre hay detractores cómo son los poderosos “Grupos Antivacunas”. Los grupos antivacunas son personas que, vaya a saber con intereses económicos o no, desinforman con mensajes en redes sociales e incluso con el uso de artículos poco sustentados científicamente que increíblemente han influenciado en Europa y EEUU en los últimos años. Tanto es así que actualmente han reaparecido enfermedades como el Sarampión y la Difteria causando miles de muertes en niños y jóvenes donde dichas patologías eran excepcionales hasta hace poco. Varios estudios multicéntricos demostraron que entre el 75-80% de esos niños y adultos jóvenes contagiados no tenían las vacunas. Seguramente, estos grupos ya no recuerdan las terribles consecuencias de que un niño padezca difteria, tosferina, sarampión o polio. Además de EE.UU. y Europa; ya se reportan brotes importantes de sarampión y difteria en países cercanos como México, Brasil y Venezuela.

Pero he notado algo muy curioso en todo este revuelo de la pandemia, y es que dichos grupos antivacunas no se han pronunciado por las redes sociales. Al parecer están agazapados, creo yo esperando y haciendo fila para la buena nueva: “Vacuna contra el coronavirus”. Que dicho sea de paso, a pesar de que hay estudios muy avanzados, los científicos más serios aseguran que para producir una vacuna eficaz y segura contra el coronavirus se necesitará de por lo menos de 14-18 meses.

En esta época de Covid-19, en los lineamientos del 30 de marzo de 2020, el Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia recomienda no bajar la guardia e insta a continuar la prestación del servicio de vacunación mientras las medidas de respuesta al Covid-19 lo permitan. Eso sí, se debe seguir con la prestación de este servicio mientras se garantice la bioseguridad del usuario y la disponibilidad de las medidas de protección para el trabajador de la salud. No sobra advertir que cualquier interrupción en la vacunación infantil y de la madre gestante, dará como resultado una acumulación de niños susceptibles y una mayor probabilidad de brotes por enfermedades inmunoprevenibles.

Por último, como miembro activo de la SCP (Sociedad Colombiana de Pediatría) y los integrantes de la Regional Tolima, queremos difundir este mensaje.

Yo digo sí a:

· Lactancia materna

· Vacunación.

· Nutrición y actividad física.

· Buen trato a la infancia.

· Uso racional de antibióticos.

Recuerden: El virus lo quiere a usted y el virus necesita de usted; rechacémoslo con buen lavado de manos y distanciamiento social.

@dr.diegocardoso

Md Pediatra.

Credito
Diego Mauricio Cardoso R.

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