Judicializar la política

Agustín Angarita Lezama

Nuestro estado de derecho es hijo del proyecto moderno, del proyecto de la libertad. Hablar de estado de derecho es hablar de imperio de la ley. De acuerdo con esta concepción toda política debe rendir homenaje al derecho. En otras palabras, el derecho nunca debe adecuarse a la política, sino todo lo contrario, la política debe estar adecuada al derecho. Otro principio clave es que la razón de ser de un estado de derecho son los derechos humanos.

Un derecho humano fundamental es la presunción de inocencia, como parte integrante del debido proceso. Todo ciudadano se presume inocente hasta que no sea derrotado judicialmente y un juez lo haya declarado culpable. Cuando un ciudadano es acusado de un delito, tiene derecho a defenderse, a presentar pruebas de su inocencia, a controvertir las que se presenten en su contra y a impugnar su sentencia en caso de que sea condenatoria.

En un estado de derecho quien sea sindicado no es un culpable ni un condenado. Es inocente. Hay que recordarlo, porque se ha hecho corriente en la campaña política, que cuando se abre una investigación, que no es una condena, es utilizada para señalar como culpable al contradictor político sindicado. Y la opinión, sin profundizar, cree que ese candidato señalado es culpable y lo condenan socialmente. La política dejó de ser el arte de convencer con argumentos, proyectos y propuestas, para judicializar los actos de los demás. O rebuscar cualquier investigación abierta para hacerla pasar como una demostración de la corrupción o mal proceder del contrincante.

Judicializar la política la rebaja a niveles que dan grima. Escucha uno debates donde los candidatos se acusan, se señalan o se insultan, ponen por el suelo el buen nombre de ellos, de sus familias y las de sus contrarios. Si participan de la democracia deben defender sus instituciones. Una de las instituciones fundamentales del estado de derecho es la justicia. Si un candidato conoce de la comisión de un delito tiene la obligación de denunciarla ante las autoridades. Pero esto no se hace. Con fines politiqueros salen a los medios a acusar sin pruebas, escudados en el sofisma de dicen por ahí, me han dicho, me comentan.. Si un funcionario no ha sido condenado es porque no se ha comprobado que haya cometido delito y por lo tanto es inocente y se debe actuar en consecuencia. Que un candidato tenga 12 investigaciones no lo hace culpable. Es inocente hasta que se pruebe su delito. De lo contrario es inocente. En esta campaña se ha visto el circo de acusaciones sin fundamento, señalamientos sin sentencias judiciales, cruces de improperios, groserías y nada de propuestas ni soluciones.

Los ibaguereños merecemos un debate político de altura, con entusiasmo, fogosidad y vehemencia, con ideas sustentadas y viables, pero con respeto por los contradictores, sus familias y parciales. Los que gustan de inflamar sus discursos y con las yugulares brotadas instar al combate y a la lucha, se arriesgan a estar impulsando delitos, violencias, a mancillar los derechos humanos y la democracia.

(* )Magíster en Ciencia Política

(*) Asesor de la Administración del Alcalde de Ibagué, Luis H. Rodríguez.

@agustinangarita - www.agustinangarita.com

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