¿Deuda histórica?

Camilo González Pacheco

Jaime Piedrahita Cardona, un importante dirigente político y excandidato presidencial de la izquierda colombiana, nos pone a pensar de nuevo, en el tema agrario nacional, a partir de las tesis que expone en su libro que publicará próximamente, titulado “Colombia, Dictadura de clases. El latifundio improductivo y el sector financiero”.
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Sus planteamientos son un llamado a la acción y movilización de los sectores concernidos, para revertir todo aquello, que hace que la tierra continúe más concentrada que nunca. Que el agro deje su fatal postración, y recuperemos nuestra seguridad y soberanía alimentarias.

Nos retrotrae a la época colonial, rememorando como los conquistadores se fueron apropiando de las tierras de las comunidades indígenas mediante el despojo y la ocupación de hecho, a través de instituciones como la encomienda y el resguardo estructurándose, poco a poco, el latifundio improductivo. Y, también el papel determinante del Estado, en la conformación del latifundio, al recurrir a la venta y adjudicación de baldíos para subsanar el fisco.

Pone de presente que ninguna de las leyes expedidas en el siglo XX, entre ellas la 200 de 1936 y la 135 de 1961, promulgadas con el ánimo de hacer una reforma agraria, sustentadas en la filosofía distributiva, no tocaron el statuo quo existente.

Comparte con el senador Jorge Enrique Robledo, varios planteamientos, entre ellos, su oposición a los TLC, en especial los suscritos con Estados Unidos y Europa, que solo producen ruina al país. También, su preocupación por la pérdida de la soberanía y la seguridad alimentaria, en tanto se están importando catorce millones de toneladas de alimentos básicos que el país puede producir. Por la destrucción de la economía campesina, la pérdida del ingreso real del jornalero, la concentración de la propiedad de la tierra. Y de manera especial, la adopción, por parte de Uribe y Santos, del modelo Malayo: grandes plantaciones de monocultivo solo de productos competitivos en el mercado mundial, que trae la extranjerización de grandes extensiones de tierra, como sucede con la altillanura del Meta y el Vichada codiciada por consorcios foráneos.

Piedrahita, acoge como respuesta al problema de la concentración de la tierra y del atraso del agro, las tesis según las cuales, la solución no puede ser otra, que una reforma agraria redistributiva, ya que el problema no es solo de competitividad y de inserción en el mercado mundial, sino de resolución de asuntos estructurales, en cuanto el sector rural debe contribuir al desarrollo equitativo e integral de la sociedad.

Menuda tarea la de los dirigentes sociales y democráticos del país, en el reto de alcanzar, aquí y ahora, un desarrollo integral y una paz duradera en el campo colombiano.

CAMILO GONZÁLEZ PACHECO

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