Prevenir para la vida y el desarrollo

Óscar Barreto Quiroga

La pandemia ha traído incalculables consecuencias a la humanidad, en términos de salud mental y física, que aún no hemos calculado, hasta ahora empezamos a verlas y sufrirlas, lo cierto también es que, esta tragedia nos mostró lo vulnerables que somos, lo poco preparados y la irracional gestión del riesgo que tenemos para con nuestras vidas, como seres individuales y como colectivo. Nuestra cultura y el mercado de consumo nos han establecido unos hábitos mal sanos, la situación de inequidad aleja cada vez más a la mayoría de la población colombiana, de unos mínimos estándares de adecuada alimentación, trayendo como consecuencia unos habitantes con deficiencias físicas y hasta emocionales en medio de las negativas circunstancias en las cuales se levanta nuestra sociedad. 
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Parte de esta atípica situación trajo como consecuencia que se acabaran las bicicletas en el mundo, más que por la practica de la actividad física, por tener una salida del encierro al que estábamos sometidos, esa experiencia para muchos nueva o renovada, volvió a encontrarnos con la naturaleza, pero también nos llevo a encontrar un aporte no solo a nuestra salud mental, sino también a nuestra salud física. Quienes en algún momento hemos sufrido los embates de la salud o tenido familiares o amigos cercanos enfermos, hemos aprendido a valorar la salud que significa calidad de vida. He escrito y reitero la necesidad sobre la formación integral del ser humano “cuerpo, mente y corazón”, sobre el fortalecimiento espiritual y emocional, tan importante para garantizar una sociedad sana, no solo desde el punto de vista físico sino mental. 

Se hace urgente crear una gran política pública de prevención en salud, que involucre la educación básica primaria y secundaria, haciendo especial énfasis en los “hábitos y estilos de vida saludables”, un ajuste a la jornada complementaria para que esta sea cultural y deportiva y establecer la gran “Estrategia de Seguridad del Paciente del Sistema Nacional de Salud” que asista, oriente, promueva y mejore la cultura de la seguridad en salud; incorporando la gestión del riesgo de salud; que  forme a profesionales y pacientes en aspectos básicos de seguridad del paciente; implementando culturas y prácticas seguras en el cuidado y prevención de la salud. 

Un país en equidad, debe resolver la universalidad en la salud, y la educación, no como políticas asistencialistas obligadas, sino arraigadas culturalmente al desarrollo humano y social, basadas en la generación de oportunidades para todos, políticas como agentes promotores de una sociedad en progreso, donde se promuevan seres humanos integrales, dedicados a la construcción social, a la producción, la generación de riqueza y por ende generación de ingresos.

ÓSCAR BARRETO QUIROGA

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