Aprender es caro

Polidoro Villa Hernández

Recargados, reanudaron sus sesudas y divertidas sesiones los Sabios de La Pola, cultos veteranos que podrían aportar muchos datos a Wikipedia.
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Vi que para este año cambiaron los cartelitos de “Conócete a ti mismo” y “De nada en exceso”, colgados siempre en la pérgola de la terraza donde se reúnen, por el de “La muerte es liberación”. No pregunté si se refería a doctrina política de extrema derecha, de centro furibundo, de izquierda alevosa, o era presagio de los setentones para el 2020.

El tema central fue el costo exagerado de matrículas, pensiones, textos y útiles escolares y una larga lista de implementos “Que seguro el año entrante también incluirá muebles y enseres. Por eso el ‘gota a gota’ se dispara en febrero…”, clamó el ponente, un abuelo que paga la educación de sus dos nietecitos, pues su hijo, ecólogo: “No ha podido encontrar trabajo ni siquiera como guardabosque. ¡Porque hasta los árboles escasean!”.

Y para evidenciar su queja al viento, mostró primorosas listas ornadas con dibujitos al pastel: florecitas, conejitos, tiernas imágenes que terminaron aligerándolo de cerca de $3 millones, para iniciar a un párvulo que hace sus pinitos escolares. “Cuando mi mamá me llevó al colegio, sólo llevaba un cuaderno y un lápiz. Y toda mi carrera de veterinario costó, por mucho, $1 millón.”

“Miren: 42 cosas. Cajas de Kleenex, pañitos húmedos, paquetes de papel higiénico, tantos, como si mi Danielito tuviera disentería. Madejas de lana, escarcha, lentejuelas, y todo tipo de cartulina, papel, pinceles, pegantes, cintas, etc. Parece pedido al por mayor de papelería. Ya ni los marcadores del tablero los compra el plantel. Más los costosos libros. Si hasta los ponen a dormir siesta, ¿a qué horas utilizan todo ese material?”

“Y ni hablar del grandecito. El año pasado pidieron tal cantidad de ayudas didácticas, que decidí comprarle, en lugar de maletín, una maletica de viaje con ruedas para evitarle lesiones en el sistema músculo esquelético. En diciembre, sin ruborizarse, me devolvieron todo sin abrir, sin usar. Creí que si protestaba, perdía el cupo. Este año el gasto fue grande, porque exigieron el embeleco –con tufo a lobby y monopolio- de las ¡plataformas digitales educativas, con guías interactivas y recursos online! Que lo único atractivo que tenían era la promotora de la librería, una rubia con proa y popa tipo Kim Kardashian, que en tono doctoral aseguró que eran vitales para insertar al niño en la era de las modernas tecnologías educativas. ¡Ay!”

El exjuez moderador, acalló las risas y pidió temas para la siguiente reunión. Propuestas: “Hablar sobre las causas de la creciente deserción en todos los niveles educativos de nuestro país. ¿Por qué seguimos en la parte inferior en la tabla de resultados de la Prueba Pisa, de la inefable Ocde? Del veterinario: Miremos si la educación Preescolar atenta contra el medio ambiente con tanta basura que produce?” (Más risas).

POLIDORO VILLA

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