La recuperación financiera de la UT

Hay que ponerse en los zapatos de los miles de jóvenes que se afectan por la suspensión de los semestres. Hace rato que los tiempos cambiaron. A la UT le llegaron los buenos vientos.

Culminaba el primer mes del año anterior cuando las directivas de la Universidad del Tolima anunciaban una noticia esperanzadora para toda la comunidad educativa: la sorprendente reducción del déficit financiero a $6.700 millones. El mismo que apenas dos años atrás, para 2016, se situaba en $24 mil millones. Ningún otro rector había logrado lo que Ómar Mejía Patiño consiguió en tan poco tiempo.

Para lograr ese “milagro” financiero, el abogado Mejía Patiño debió implementar varias estrategias, algunas impopulares, como el ahorro en la nómina de planta administrativa; sumado a la supresión de cargos P18; acatando recomendaciones que para ese momento le hizo la Universidad del Valle y la implementación del Plan Anual de Caja, entre otras. Otro aporte importante fue la exoneración por 10 años del impuesto predial a los bienes inmuebles propiedad de la UT, por parte de la Alcaldía de Ibagué, que a futuro representará un ahorro importante.

Sin lugar a dudas, el mayor refuerzo en materia financiera lo entregó el exgobernador Óscar Barreto, quien, en una acertada decisión política durante su segundo mandato, aportó millonarios recursos; que a la postre significaron el alivio económico de la alma máter.

El mismo Ómar Mejía acaba de anunciar que la Tolima, el centro de formación universitario más importante de los tolimenses, logró poner en cero el déficit financiero que por años arrastró. Sin lugar a dudas se trata de un excelente noticia. Demuestra esta administración que las instituciones públicas sí pueden ser eficientes en el manejo de los recursos si se hace con austeridad y aplicando estrategias eficaces de correcta inversión. Todo un ejemplo a seguir.

Con la caja en ceros, en cuanto a déficit, la Universidad del Tolima puede avanzar en la consolidación de otros frentes en materia académica, investigativa y de proyección social. Reforzar su presencia en regiones lejanas, con programas acordes a la vocación de allí, puede ser un desafío a cumplir y en eso, seguramente, contará con el respaldo del actual mandato departamental.

Ojalá quienes insisten en la violencia y en la capucha, y que siguen enquistados en la UT, entiendan que no es atravesándose como “vaca muerta en el camino” que logran ver avances. Hay que ponerse en los zapatos de los miles de jóvenes que se afectan por la suspensión de los semestres. Hace rato que los tiempos cambiaron. A la UT le llegaron los buenos vientos.

EL NUEVO DÍA

Comentarios