Por el maltrato continuado que sobrepasó el castigo que pudiera dársele a un menor de edad para corregirlo, llegando al punto de usar una manguera como correa, entre otros actos reprochables, la Fiscalía imputó cargos y logró medida de aseguramiento carcelaria en contra de una pareja por los delitos de tortura y violencia intrafamiliar, ambas agravadas.

La víctima es una niña de 10 años. Sus agresores, su padre biológico y su madrastra, con quien convive hace varios años.

Gracias a la denuncia entablada por la madre biológica de la menor de edad, las autoridades lograron detener a los sospechosos, luego de reunir los suficientes elementos materiales de prueba y evidencia física para demostrar que, por varios años, la niña fue víctima de un maltrato continuado.

Según la entrevista dada por la víctima a las autoridades, y quien de alguna u otra manera normalizó los malos tratos creyendo que “se lo merecía” porque se portaba mal, era golpeada con una manguera. También narró que estando muy pequeña y hace pocos días, fue dejada por varios minutos dentro de una alberca sin importar que podría ahogarse, adquiriendo una especie de alergia en su pecho y golpeándose en la cumbamba al tratar de salir.

También debía levantarse en la madrugada a preparar su comida, y en una de esas ocasiones sufrió un accidente con una olla a presión. Evidencia de ello son las quemaduras de primer grado que le detectaron en diferentes partes de su cuerpo.

La violencia igualmente era psicológica, pues según su relato, tanto la madrastra como su padre le decían que no valía la pena; que si no se aprendía las tablas de multiplicar, que si la robaban o hacía algo que a ellos no les pareciera correcto, la castigarían porque literalmente no era “nada”.

El relato doloroso de la menor de edad, sumado a actividades propias de policía judicial y demás elementos, llevaron a que el juez le concediera la razón a la fiscal local que conoció el caso y los privó de la libertad de manera preventiva.