Cerrada frontera con Venezuela por seis días

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
La expectativa que durante los últimos días fue creciendo entre la comunidad de la frontera colombo-venezolana por el posible cierre del paso hacia el vecino país, con motivo de las elecciones presidenciales de este domingo 14 de abril, se terminó desde las 5 de la mañana de ayer.

A esa hora, oficiales de la Guardia Nacional Bolivariana y miembros de la 42 Brigada de Infantería Paracaidista del Ejército Nacional venezolano, se apostaron con patrullas y vallas con alambre de púas, a mitad de los puentes internacionales que comunican a Norte de Santander y Táchira para impedir el ingreso y la salida de vehículos y personas, hasta el próximo lunes 15 de abril a las 6 de la mañana. 

Sin importar la nacionalidad, ni su tendencia política, centenares de venezolanos y colombianos se encontraron esta mañana con el sorpresivo pero a la vez esperado cierre de frontera, que no dudaron en calificar, todos, como inoportuno y arbitrario. 

“Es increíble que el gobierno nos esté haciendo esto. Mi esposo no puede sostenerse en pie. Tenemos que llegar a la casa urgente”, les gritaba una mujer venezolana a los militares que se limitaban a observar detrás de las vallas con púas. Y agregaba: “soy venezolana, soy ‘chavista’, pero me duele que me hagan esto. Nos tocó cruzar a Cúcuta para comprar la medicina, porque acá (San Antonio) no tenemos nada”, exclamaba mientras les mostraba a los oficiales su cedula de ciudadanía venezolana, en medio del Puente Internacional Simón Bolívar que conduce a San Antonio del Táchira. 

Con el paso de las horas, el número de personas que se acercaba a las barreras puestas por la fuerza pública venezolana, a observar o escuchar alguna novedad sobre el repentino cierre, fue creciendo al punto de llenar la mitad del puente del lado colombiano. Hacia las 11 de la mañana, en los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander que llevan a San Antonio y Ureña, una marea humana pedía a gritos, con carteles y mostrando sus cédulas venezolanas, que por favor dejaran pasar a los ancianos, enfermos y niños. 

Sin embargo, poco y nada lograban con sus gritos. Los oficiales venezolanos se limitaban a observar y prestar guardia. 

50 Bolívares por pasar en canoa

Por otra parte, en el paso limítrofe que comunica a Puerto Santander con La Grita, el cierre de la frontera se vivía con más calma. 

El Puente Internacional Unión que comunica a Norte de Santander con la capital del municipio Jáuregui, del estado Táchira, por su espacio reducido albergaba alrededor de 40 personas que tranquilamente se acercaban a los guardias para preguntar por la hora de apertura. La disposición de la fuerza pública para responder era la misma que en los otros puentes: solo observaban a las personas. 

No obstante, por aquel lado cruzar la frontera parecía un objetivo alcanzable. 

“Desde temprano, los guardias que están del lado venezolano les dijeron a los que manejan las canoas que si iban a cobrar 50 bolívares por pasar cada persona, a ellos les tenían que dar 20 (bolívares)”, sostuvo Juan Antonio Olivares, un comerciante colombiano propietario de un supermercado en La Grita. 

A tres cuadras del puente Unión, un grupo de canoeros se ofrecía para cruzar por el río Guaramito con todo lo que entrara en sus botes. Maletines, cajas, paquetes y hasta motocicletas se embarcaban y lograban llegar a tierra bolivariana. 

Así las cosas, el gobernador del estado Táchira, José Gregorio Vielma Mora, que ayer estuvo en Ureña juramentando un grupo de patrulleros políticos en el marco de la campaña presidencial de Nicolás Maduro, anunció que “el Ministerio de Interior y de Justicia decidió resguardar la frontera entre Colombia y Venezuela en el estado Táchira, para proteger a los ciudadanos venezolanos de los votos apátridas”. 

Además, pidió “comprender” el cierre de la frontera, explicando que en Colombia también se toman este tipo de medidas en los procesos electorales. 

De la misma manera se expresó el alcalde de Ureña, Nelson Becerra, quien adicionó que la medida también se tomó debido “al clima de violencia que está fomentando la oposición, instalando comandos de campaña en Norte de Santander”. 

“Lo más normal es que las personas que viven en Ureña o en San Antonio sean las que decidan, no los demás”, afirmó el mandatario, que complementó asegurando que “los ciudadanos que vivan en el extranjero deben votar en los consulados”. 

Frente a este panorama, los miles de ciudadanos, colombianos o venezolanos, que viven del comercio fronterizo de Ureña, San Antonio, La Parada, El Escobal, Puerto Santander y La Grita, se enfrentan a un nuevo bajonazo en sus ingresos a causa de una frontera cerrada que, como mínimo, no reanudará su dinamismo hasta el próximo lunes, cuando Venezuela conozca el presidente que los gobernará los próximos seis años. 

Largas filas en las bombas

Cuando entró a regir la prohibición de circular, en las estaciones de servicio de Cúcuta se formaron largas colas de automóviles cuyos conductores fueron a tanquear, previendo la ola especulativa entre los pimpineros que ofrecen el hidrocarburo de contrabando. 

Al caer la tarde las filas desaparecieron en varias de las bombas porque la excesiva demanda desocupó los depósitos de combustible. 

Credito
COLPRENSA

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