Aún es inicierto el papel de las FF.MM. en el postconflicto

COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
De concretarse un acuerdo de paz con las Farc en La Habana, una cosa es cierta: las Fuerzas Militares empezarán en firme un proceso de transformación para convertirse en un aparato armado diferente al que conoce hoy el país.

De eso ya han venido hablando el Presidente de la República, el Ministro de Defensa y hasta los comandantes de las distintas fuerzas, que plantean para sus hombres escenarios como vigilancia a minería ilegal, control del medio ambiente, ayuda en inundaciones, avalanchas, crecidas de ríos e incendios forestales, y monitoreo de volcanes. Eso, claro, sin dejar de mirar ni un momento el cumplimiento de su objetivo principal, que es derrotar a los grupos subversivos.

Pero al tema de lo que será el futuro de las Fuerzas Armadas ahora se ha sumado un nuevo elemento planteado por las Farc en La Habana, relacionado con el hecho de que, según el grupo guerrillero, el pie de fuerza también debe ser reducido. 

Ese planteamiento ha despertado toda clase de inquietudes que, curiosamente, por disímiles que parezcan, se encuentran en una preocupación común, y es que, incluso llegando a un acuerdo de paz, persistirán dos amenazas para el país que deben ser atendidas con cuidado y firmeza: el narcotráfico y los grupos de la guerrilla que van a seguir delinquiendo en el posconflicto con perfil de bandas criminales. 

Para María Victoria Llorente, directora ejecutiva de la fundación Ideas para la Paz, esa reducción de las Fuerzas Militares es algo que hay que considerar, pero no en lo inmediato ni mucho menos en función de una exigencia de las Farc. "Con lo que yo no estaría de acuerdo es que ni el tema doctrinario ni el tema de pie de fuerza deban ser algo que se acuerde en la mesa de negociación. No lo veo legítimo", enfatiza. 

"Si se logra firmar la paz con las Farc y logramos que dejen las armas, y hacemos lo mismo con el ELN, pues sin duda el país va a tener que revisar todo el tema de seguridad", sostiene, y agrega que esa revisión pasa por analizar cómo va a ser el reparto entre militares y policías. Ella piensa que, a diferencia de lo que pasaría con las Fuerzas Militares, la Policía sí debería tener un incremento de personal porque se requiere para brindar seguridad ciudadana. 

"Hay que seguir en un proceso de fortalecimiento de la Policía, que ya empezó de tiempo atrás. Hay que mejorar las capacidades de la Policía en zonas rurales. Cerrado el escenario del conflicto interno, lo óptimo es fortalecer las capacidades de la Policía, y que las Fuerzas Militares queden acotadas a unas misiones muy específicas de protección de fronteras. De hecho, por eso, precisamente el conflicto hoy en día está en todas las zonas de frontera que es donde el Estado es tremendamente débil", asegura Llorente. 

Al hacer una comparación con procesos de paz en Centroamérica, Llorente destaca unas diferencias. Precisa, primero, que allí sí hubo acuerdos alrededor de la reforma estructural completa del sistema de seguridad, porque "se estaba hablando de sistemas autoritarios en donde había violaciones masivas a los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad del Estado". 

"Esas eran unas condiciones distintas a las de Colombia", sostiene la directora de Ideas para la Paz. "No estoy diciendo que acá no hayan violaciones de los derechos humanos, pero acá no es un escenario que se tenga que desmontar todo el aparato de seguridad y volverlo a hacer. Hay que hacer una transición y hay que ir reformando aquello que ya no se ajusta a la realidad del país sin un conflicto armado interno". 

Sería grave reducir las FF.MM. 

Al respecto, el analista John Marulanda asegura que la reducción de efectivos de las Fuerzas Militares no lo puede hacer el Estado porque las Farc lo pidan. Para él, es necesario un análisis concienzudo de la situación de seguridad del país, y de las situaciones presupuestales, para tomar decisiones al respecto. 

"Ese, por supuesto, es otro lema de las Farc, del cual piensan sacar beneficio político. Pero no se van a reducir las Fuerzas Armadas, y sería muy grave que el Estado lo hiciera por simple solicitud de las Farc. Creo que el Estado ha sentado su posición al decir el vocero del Gobierno en la negociación que ni el esquema militar ni el esquema político del país están en discusión en la mesa", asevera Marulanda. 

El analista prevé, eso sí, una reasignación de tareas a la Fuerza Pública, por ejemplo, la de los ingenieros militares a obras públicas. "Eso es vital en este momento, cuando la infraestructura del país necesita avanzar rápidamente para cumplir con los TLC, y en eso los ingenieros militares serían de gran utilidad. Igualmente, las tropas destacadas al cuidado de la infraestructura petrolera podrían dedicarse a otras actividades de seguridad, incrementando el esquema de seguridad fronteriza con Venezuela, Ecuador, Perú, Brasil y Panamá", dice. 

En otras palabras, todo el potencial humano y tecnológico que está en manos de las Fuerzas Militares se pondría más al servicio del desarrollo del país que al de la confrontación interna. Sin embargo, Marulanda advierte: "Aunque se logre la paz, el narcotráfico quedará en manos de muchos de las Farc que van a seguir en eso. Ese va a ser el principal problema que va a enfrentar el país y ahí la Fuerza Pública tendrá un papel que jugar". 

En caso de que se alcance un escenario de paz, Marulanda destaca para la Fuerza Pública colombiana la posibilidad de seguir ofreciendo a otros países su amplio conocimiento en la lucha contra la insurgencia y contra el narcotráfico, pues se ha venido convirtiendo en entrenadora e intercambiadora de experiencias. 

"No hay en América Latina, y en muy pocos hay en el mundo, por ejemplo, pilotos de aviones de combate táctico, es decir, en conflictos de baja intensidad, y de helicópteros, que tengan la experiencia que tienen las Fuerzas Militares colombianas", destaca. 

"Pero hay que tener en cuenta que esos éxitos fueron con el apoyo de Estados Unidos, y ese país, sistemáticamente, ha venido reduciendo el apoyo a raíz del Plan Colombia. Ante esa reducción, pues necesariamente las fuerzas nacionales tienen que desarrollar sus propias iniciativas tecnológicas, que no van a ser de punta pero aunadas a la experiencia que se tiene van a ser valiosas para los demás países", agrega. 

Rechazo de militares retirados

Por su parte, el general (r) Jaime Ruiz Barrera, presidente de la Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares (Acore), que agremia a unos 5.000 oficiales, sostiene que la reducción del número de integrantes de las Fuerzas Militares es algo que quieren las Farc. 

"Eso es lo que quieren todos los personajes de la extrema izquierda de este país, y afuera también unas ONG internacionales, para facilitarles las cosas a las Farc en un futuro. Las exigencias son excesivas y lo están haciendo como si hubiéramos tenido que claudicar frente a su agresión, y no es así", dice enfáticamente. 

"En caso, que lo dudo mucho, de que se llegara a una finalización del conflicto, tenemos vecinos con gobiernos hostiles. La amenaza armamentista venezolana es preocupante. Esa es nuestra principal hipótesis de conflicto. Si se llega a pactar algo, necesitamos unas Fuerzas Militares mucho más fuertes para ejercer un control territorial, porque quedarán las bandas armadas", advierte el general Ruiz Barrera. 

También asegura que no todas las Farc se desmovilizarían. "Dejarían sus organizaciones del narcotráfico que les produce algo así como diez billones de pesos anuales. Ese negocio no lo sueltan tan fácil. Lo van a mantener. Y son organizaciones armadas que se quieren imponer y proteger por la fuerza. Entonces, vamos a necesitar muchos más policías y muchos más soldados para poder verificar que el país no siga sufriendo ese tipo de amenazas". 

Admite que el día que se logre la paz absoluta habrá necesidad de mirar el papel institucional de las Fuerzas Militares. "Obviamente, habrá que hacer una restructuración porque desaparecida la amenaza, las cosas cambiarían. El día que se firmen los acuerdos, la amenaza no desaparece; se mantiene latente. Entonces necesitamos unas Fuerzas Militares y una Policía mucho más fuertes, con mejores recursos, con mejores medios para ejercer el control que se requiere a fin de evitar que se vuelva a repetir este tipo de agresiones", concluye. 

Credito
COLPRENSA

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