RESUMEN DE AGENCIAS

El presidente, Juan Manuel Santos, asistió a la audiencia pública convocada por la Corte Constitucional para discutir el plebiscito por la paz. En ese espacio, el mandatario reiteró que quiere cumplir su promesa y que será mediante este mecanismo que se legitimarán los acuerdos de La Habana ante el mundo y los mismos colombianos.

“El ciudadano, el colombiano y el Presidente se hacen uno para pedir a esta Corte que declare exequible la Ley Estatutaria que regula el plebiscito sobre el acuerdo final de paz”, dijo el jefe de Estado resaltando que su deber es hacer realidad el derecho a la paz.

Resaltó que ponerle fin al sufrimiento de las víctimas merece este proceso con las Farc y que sus convicciones democráticas lo llevan, pese a que no tenga la obligación, a pedirles a los ciudadanos a que voten por el Sí o por el No ante los acuerdos.

“Quiero entregarle la paz al pueblo -continuó su discurso-, para que sea el pueblo quien decida si seguimos avanzando por el camino que hemos recorrido. Lo hago porque mi talante democrático me obliga –y así ha sido desde el mismo inicio de este proceso– a poner la paz por encima de la voluntad de un mandatario o de un Gobierno. La paz no es de Juan Manuel Santos ni de mi Gobierno: la paz es de todos los colombianos”.

Controversia

Luego de que el alto gobierno defendiera el plebiscito, en el Congreso el procurador Alejandro Ordóñez y el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, terciaron en una polémica sobre el verdadero alcance que tendrá esa ratificación por parte de los colombianos.

Contrario a lo que se indica en el articulado de la reforma constitucional que busca blindar el acuerdo de paz que sólo entrará en vigencia luego de que sea refrendado por los colombianos, Ordóñez manifestó que el Gobierno les dice mentiras a los colombianos al asegurar que tienen la última palabra.

“El pueblo va a votar pero no va a decidir, es la mentira más dramática, mentiras que el pueblo tenga la última palabra”, indicó el Procurador.

“Palabras más palabras menos, lo que dijo fue que la refrendación era una concesión graciosa, que podía existir o no, y que esa concesión graciosa lograría consolidarse si la Corte se lo permitía, pero que si no, como es una concesión graciosa, también entrarían en vigor los acuerdos”, puntualizó.