Familiares, amigos y altos mandos de la institución, a una sola voz cantaron el himno nacional, como muestra de afecto y solidaridad con los cadetes. A la afueras de la Escuela también estaban apostadas las fotos de las 22 víctimas, y con ofrendas florales sonó la trompeta que pactó el minuto de silencio por ellos.
La conmemoración no tardó más de 15 minutos y los uniformados ingresaron al alma mater mientras los familiares se acercaban a mirar la fotos de sus hijos, hermanos y sobrinos.
El ataque que dejó más de 60 personas heridas y por el cual el 17 de enero fue declarado como el Día del Cadete conmovió, un año después, a doña Eulalia, una transeúnte que se arrodilló frente a la foto de un cadete y con sus manos extendidas al correo cielo elevó una oración.
Mientras Eulalia estaba arrodillada se acercó el general Gustavo Franco, director de la Escuela de Cadetes, le presentó su solidaridad a la par que mencionaba que este era un día importante para cada uno de los policías porque conmemoraba la vida de los caídos.
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