Diferencias por presencia de militares de EE.UU.

Crédito: ARCHIVO - EL NUEVO DÍALa brigada que viene de los Estados Unidos contra el narcotráfico es asesora, no es tránsito de tropas, ni es una brigada de combate militar, explicó el senador Álvaro Uribe Vélez.
Según el ministro de Defensa la presencia de las tropas está sustentada en un tratado de cooperación, que así lo supone como parte de las actividades de seguridad y lucha contra el narcotráfico que se desarrollan conjuntamente.
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El sorpresivo anuncio de la Embajada de los Estados Unidos de que llegará a Colombia el próximo lunes una fuerza élite (una brigada) para apoyar la lucha contra el narcotráfico, llevó a que el Gobierno y el Congreso de la República expresaran profundas diferencias sobre lo que significa que esos militares estén en territorio patrio por cuatro meses.

El presidente del Congreso, el senador liberal, Lidio García, es claro en señalar que si esos militares estadounidenses vienen al país a realizar algún tipo de labor, la misma debe ser conocida y autorizada por el Congreso y no por el Ejecutivo.

“Con todo respeto señor presidente Iván Duque, quiero recordarle que el artículo 173 de nuestra Carta Política establece que ‘permitir tránsito de tropas extranjeras’ en territorio colombiano es una atribución constitucional del Senado de la República”, indicó el presidente del Senado.

Pero esta no es la primera vez que el Congreso cuestiona al Ejecutivo por la presencia de militares extranjeros, en especial los norteamericanos, sin que su presencia sea conocida en el país.

Durante el segundo gobierno de Álvaro Uribe, éste autorizó que los Estados Unidos pudiera tener presencia de varios de sus militares en siete bases militares colombianas, en virtud de un acuerdo al que llegó su administración con la de ese país. Eso sin embargo fue tumbado por la Corte Constitucional, la cual indicó que es el Congreso el único que puede así permitir la presencia de tropas de otros países en suelo colombiano.

Sobre la presencia de ésta fuerza élite en Colombia tiene una interpretación diferente el gobierno. El ministro de la Defensa, Carlos Holmes Trujillo, la defiende por la vigencia de un acuerdo de cooperación en materia militar que tienen ambos países.

“Ese acuerdo establece que el propósito de las llamadas misiones militares es el de prestar permanentemente cooperación de carácter consultivo y técnico al Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea de Colombia”, señaló el ministro y añadió que en desarrollo de ese acuerdo vendrá al país un personal de la Brigada de Asistencia a Fuerzas de Seguridad del Comando Sur de Estados Unidos.

El propósito de que esta brigada esté en el país, a juicio del ministro, es que este organismo asesore a Estados Mayores de las Fuerzas de Tarea Conjuntas de distintas regiones donde hay incidencia del narcotráfico entre las que se encuentran las Fuerzas de Tarea Conjunta Hércules, Vulcano, Omega y la Brigada contra el Narcotráfico.

De acuerdo con Trujillo, el grupo que hará presencia en Colombia es de élite y netamente de carácter consultivo y técnico para mejorar la efectividad en la lucha contra el narcotráfico.

Para el constitucionalista Juan Manuel Charry, lo que se debe verificar para confirmar si se requiere o no aprobación del Senado es si las tropas van a permanecer o no en territorio colombiano. Señaló que en caso de que tengan tránsito, es decir, que sirva para que se movilicen, además, entre regiones de la Nación, hacia otro país, sí debería haber autorización del Senado de la República.

 

Desestabilizar la paz

El partido político Farc aseguró ayer que la próxima llegada a Colombia de una brigada del Ejército de Estados Unidos especializada en la lucha contra el narcotráfico hace parte de un plan para desestabilizar la paz regional y agredir militarmente a Venezuela.

La Farc considera que con esto se ha puesto en marcha “un plan de desestabilización de la paz del continente” y vincula la llegada de la SFAB con un supuesto plan militar del presidente estadounidense, Donald Trump, contra el régimen de Nicolás Maduro en la vecina Venezuela.

Credito
COLPRENSA

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