Ingeniero colombiano, pasó de pizzero a trabajar en la Nasa ¡Orgullo nacional!

Crédito: Tomada de Facebook / EL NUEVO DÍA
Jorge Alejandro Moreno es el protagonista de una historia de superación que involucra amor, cocina y pasión.
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Jorge, quien se considera santandereano, realizó sus estudios de bachillerato gracias a la radio y a la sugerencia de una tía. Cada mañana encendía ese aparato mágico y sintonizaba la cadena nacional.

En procura de seguir aprendiendo, dialogó con el rector del colegio Guanentá (colegio del pueblo donde residía), quien le permitió finalizar sus estudios allí. De hecho, obtuvo el mejor puntaje Icfes de la institución.

Tras dicho logro, empacó maletas y con el poco dinero que tenía viajó a Bucaramanga. A los 21 años empezó a estudiar ingeniería mecánica en la Universidad Industrial de Santander (UIS), el mismo claustro donde encontró a la madre de sus dos hijos.

 

Camino a un sueño

Para cuando corría el año 2001 decidieron radicarse en Los Ángeles, Estados Unidos. En un principio, hallar trabajo era una tarea compleja. El inglés y la ascendencia árabe de su esposa, una ingeniera industrial, hacían un poco más lento el proceso. 

Sin embargo, Jorge dio con una cadena de pizzerías  que le permitió trabajar. De igual forma, aprovechaba para poner en práctica el inglés. Es así que luego de un tiempo, atendió a una bolsa de empleo que era dispuesta por el instituto donde aprendía inglés para laborar en una empresa dedicada a la fundición de acero.

En esa misma empresa Jorge consiguió trabajo para su esposa. Tres años después de su llegada ya era gerente. Mientras tanto, Jorge decidió fundar su propia compañía en el 2005.

 

Arribo a la Nasa

A la Nasa, dice, llegó por pura casualidad. Aplicó a un aviso, revisaron su hoja de vida y empezó a laborar como contratista. Luego, gracias a la calidad de sus resultados, lo vincularon directamente.

Ahora es líder de equipo en el Jet Propulsion Laboratory (JPL), un centro de investigación. Además, ha participado en diferentes misiones espaciales, incluso en la última que llegó a Marte.

 

DATO

Trabajó en un taller de mecánica en San Gil, Santander.

Credito
Redacción Web

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