Los manifestantes se congregaron en las cercanías del Teatro Municipal de Sao Paulo. Son unas dos mil personas, según la policía, que vigila la concentración.

Esta es la cuarta manifestación en la última semana contra un alza de 7 por ciento en el precio de los boletos de autobús, metro y tren (de 3 a 3.2 reales, equivalente a 1.5 a 1.6 dólares).

La última protesta, en la noche del martes, reunió a cinco mil personas y terminó con 20 personas detenidas y varios heridos, entre ellos algunos policías que se enfrentaron con los manifestantes.

Decenas de autobuses fueron incendiados en esa noche, algunos manifestantes lanzaron bombas molotov, quebraron ventanas de bancos o tiendas y se registraron enfrentamientos con la policía, que intentó dispersarlos con gas lacrimógeno y balines de goma.

La protesta fue convocada por el heterogéneo grupo Movimiento Pase Libre (MPS), integrado en parte también por estudiantes.

Autoridades de Sao Paulo condenaron el "vandalismo" y llamaron a la policía a contener a los manifestantes, que aseguran de su lado que la policía se excede en el uso de la fuerza.

En Sao Paulo, la capital económica del país que dentro de un año acogerá el juego inaugural de la Copa del Mundo, la policía afirmó que no dudará en controlar a los manifestantes.

La Fiscalía de Sao Paulo propuso que se suspenda por 45 días el alza de los boletos, pero el gobernador paulista, Geraldo Alckmin, descartó esa medida.

En Rio de Janeiro, una de las sedes de la Copa Confederaciones que comienza este sábado, otra protesta contra el alza del precio del transporte reunía a un millar de manifestantes, en su mayoría jóvenes estudiantes.

La protesta, que se desarrollaba de manera pacífica por la céntrica avenida Rio Branco, fue convocada para exigir la reducción del precio del pasaje de ómnibus, que subió de 2.75 a 2.95 reales (1.29 a 1.38 dólares).