En su primer discurso sobre política exterior, el nuevo secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, enumeró una serie de duras exigencias a Teherán que algunos analistas interpretaron como una señal de que el objetivo real de Washington no es llegar a un nuevo acuerdo, sino presionar por un cambio de régimen en Irán.
Dos semanas después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara la retirada del acuerdo nuclear alcanzado en 2015 junto a Irán y otras cinco potencias, Pompeo aseguró que su Gobierno no está dispuesto a “renegociarlo”.
En su lugar, EE.UU. quiere alcanzar con Irán un “tratado” -ratificado por el Congreso- que no solo aborde el programa nuclear, sino también otros temas difícilmente aceptables para Irán.
En el plano nuclear, Irán “debe declarar completamente al Oiea (Organismo Internacional de la Energía Atómica) las anteriores dimensiones militares de su programa atómico, y abandonar ese trabajo permanentemente y de forma verificable”, afirmó Pompeo.
Dato
EE.UU. exige que Irán “retire de Siria a las fuerzas bajo comando iraní” y detenga el apoyo a terroristas de las fuerzas Quds, la unidad internacional de la Guardia Revolucionaria iraní.
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