El desafío de la reconciliación coreana

La firma de un acuerdo de paz entre Seúl y Pyongyang no es un paso fácil de dar, porque entran a jugar diferentes factores y actores. Pero nunca antes en 50 años de confrontación, el camino se veía más despejado.

¿Podría estar llegando a su fin el último conflicto armado de la Guerra Fría?

Aunque es difícil entrar en el terreno de la especulación y dar una respuesta definitiva que permita dilucidar este interrogante, lo cierto es que la negociación entre las dos Coreas ya no se encuentra en un punto muerto como en el pasado. Hoy, avanza en la dirección hacia el fin de una confrontación de más de medio siglo en la península, que hasta el año pasado parecía dispuesta a comenzar una guerra.

Si bien enfrenta enormes desafíos de cara a su implementación, y los cuales se suscriben en un escenario distinto y con nuevos actores, en lo que respecta a los intereses geopolíticos en juego de China y Estados, implicaciones ideológicas que amenazan cualquier unificación y la cuestión de la desnuclearización norcoreana.

Las tensiones entre Corea del Norte y Corea del Sur, dos países que permanecen técnicamente en guerra solo respaldado por un armisticio firmado en julio de 1953, han entrado en una etapa de negociaciones directas entre sus líderes con lo cual se han creado las condiciones para materializar acuerdos serios.

Acercamientos, que según Rubén Sánchez, profesor de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario de Bogotá, responden más a presiones ejercidas sobre ambos dirigentes por la situación geopolítica de la zona.

“China tiene ambiciones territoriales en el sentido de que considera que muchas de sus aguas, que comparten varios países, deben estar bajo su control y obviamente ese poderío chino en la zona enfrenta particularmente a China con Taiwán y Japón”, explica.

 

El mapa geopolítico

Sin duda, la península de Corea es un punto de no ceder para China. La eventual caída del régimen de Kim Jong Un o posible reunificación de las Coreas sería una gran pérdida geopolítica para el gigante asiático, además lo más probable es que Corea del Sur lideraría la unificación bajo la influencia de Estados Unidos que se extendería virtualmente sobre la región.

Entonces, esto obliga a las dos Coreas a replantear sus posturas y a buscar acercarse para no verse inmersas en un problema que los afecta pero no los incumbe directamente, asegura el experto.

Desde su óptica particular, el profesor universitario Víctor Currea de Lugo señala que la tensión se ha mantenido en lo que corresponde a dos modelos de desarrollo diametralmente diferentes. En el modelo de Corea del Norte prima el papel fundamental de China y en Corea del Sur lo juega Estados Unidos.

“A pesar de que haya un deseo de paz, esto no quiere decir que el proceso se consolide de manera rápida”, advierte el analista en conflicto. Es decir, se trata de un escenario con dos potencias mundiales que van a tratar de absorber a la otra, “donde las dos coreas mantienen una tensión que no es solo binacional, sino internacional, de hecho su frontera, que es el Paralelo 38, conocida como Zona Desmilitarizada, es una de las más militarizadas del mundo”.

Otro factor a considerar, complementa el profesor Sánchez, es la compleja situación interna que se vive en Corea del Norte, lo cual ha obligado a su líder a cambiar su posición y suavizar su discurso beligerante.

Al margen de los temas militares incluido su poderío nuclear “para aparentar que no es débil”, en Corea del Norte hay cierto atraso tecnológico, problemas de alimentación y su vecina Corea del Sur es una potencia emergente en términos tecnológicos y económicos, explica.

No obstante, Currea de Lugo aclara que aunque el programa nuclear es un tema primordial a discutir en la mesa de negociación, “Corea del Norte no va a desistir del programa sin nada a cambio, no está dispuesta a rendirse, está dispuesta a negociar”.

Le resulta paradójico que sea el presidente estadounidense Donald Trump, de corte belicista, el primero es sentarse a dialogar con el líder norcoreano en mayo pasado en un hecho histórico, y además llama la atención que este último plantee conversaciones con su homólogo surcoreano Moon Jae-in, justamente la tercera de ellas fue ayer.

El problema es que “en el pasado su padre Kim Jong Il ya había planteado unas negociaciones y unos compromisos para el desarme nuclear que incluía por ejemplo la instalación de plantas de energía alternativa y eso Estados Unidos nunca lo cumplió”, subraya Currea de Lugo.

Lo que significa que el problema de fondo de las negociaciones no es lo que se negocia y se firma, sino lo que se implementa, esa falta de compromiso de la comunidad internacional y que sirvió de excusa para cerrar viejos intentos de negociación de la esquiva paz en la península coreana.

 

‘Aún no están dadas las condiciones’

 Ángela Pinto, profesora y experta en relaciones internacionales de la Universidad de la Salle, considera que por el momento no están dadas las condiciones para una salida al conflicto porque está en juego el prestigio y egos de las potencias involucradas. Por el contrario, afirma que se ha fortalecido el régimen norcoreano, especialmente cuando ha recurrido a las provocaciones con pruebas nucleares y teniendo en cuenta el escenario de gran tensión vivido en 2017. Bajo el actual régimen, Corea del Norte ha realizado el doble de pruebas militares que en los últimos 10 años de su padre.

Opina que lo relevante es establecer qué quiere Occidente y qué quiere Corea del Norte, lo cual son dos lecturas totalmente distintas del conflicto. Apunta en ese sentido que el deseo del régimen norcoreano es desarrollar la economía del país e incluso negociar el levantamiento de las sanciones internacionales, que le ayudaría en la búsqueda de inversión extranjera y demostrar su poderío “porque a partir de él es que puede garantizar la sobrevivencia en el sistema internacional”.

 

Frase

"Los procesos de unificación son complejos y dolorosos, recordemos cuando se unieron las dos alemanias... pero en el caso de las dos coreas estamos hablando de más de medio siglo de separación", Víctor Currea de Lugo, experto.

Credito
ÁNGELA CASTRO ARIZA

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