El Gobierno español de Pedro Sánchez impulsó en sus apenas nueve meses de existencia las relaciones con Latinoamérica y reforzó la presencia en la Unión Europea (UE), especialmente con la visión migratoria común con la canciller alemana, Ángela Merkel.

Sánchez anunció ayer elecciones anticipadas para el 28 de abril, lo que pondrá fin a un Gobierno que desde que asumió el poder en junio de 2018 lo definió como “europeísta”, con la UE como el espacio para “fortalecer España” y dar respuesta a sus desafíos.

Como demostración de ello, el jefe del Ejecutivo español puso al frente del Ministerio de Exteriores a Josep Borrell, expresidente del Parlamento Europeo (PE), y como ministra de Economía a Nadia Calviño, quien ocupaba hasta ese momento el puesto de Directora General de la Dirección de Presupuestos de la Comisión Europea en Bruselas.

En estos nueve meses Sánchez ha desplegado una intensa agenda internacional, en muchos casos para tomar decisiones en materia de inmigración, como la acogida de los 630 inmigrantes del barco Aquarius, con la que situó a España entre el grupo de países que apostaban por hacer que Europa adoptara decisiones conjuntas y eficaces ante ese reto y frente a gobiernos populistas europeos.