Europa condena el antisemitismo

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
La aversión a los judíos y a todo lo que encarna Israel es reflejo de la crisis de los sistemas democráticos y de los esfuerzos de integración social en Europa.

Un inusitado auge del antisemitismo ha prendido las  alarmas de una Europa multicultural, donde los sentimientos nacionalistas y radicales han exacerbado uno de los prejuicios más antiguos del mundo occidental. El rechazo a los judíos  y la retórica anti-israelí avanza por gran parte del Viejo Continente. Los casos se cuentan por montones.El incidente más reciente, ocurrió este mes en Francia,  cuando Alain Finkielkraut, intelectual galo de origen judío, fue víctima de insultos antisemitas  durante una protesta de los ‘chalecos amarillos’ en París.

“Asqueroso sionista de mierda”, repetía un puñado de manifestantes a Finkielkraut.Pero lo que preocupa es que no es un caso aislado.  En las últimas semanas París ha sufrido diferentes demostraciones antisemitas como el dibujo de esvásticas en buzones que muestran el retrato de la exministra de Salud y sobreviviente del Holocausto, Simone Veil; o la tala del árbol plantado a la memoria de Ilan Halimi, joven francés torturado y asesinado en 2006 por su religión.

La reacción de los franceses, esta semana, fue salir a las calles para marchar y manifestarse contra el antisemitismo tras una serie de actos que han agitado el país galo, hogar de la mayor comunidad judía de Europa (475 mil personas).

No obstante, los grafitis, profanaciones de tumbas e insultos con frecuencia ya casi no son noticia, pero están sembrando el miedo entre la comunidad judía, que en Europa suma cerca de 2 millones de personas, que ya no se siente como en casa y no se siente segura en Europa, ya sea de camino a la sinagoga,  portando la Kipá o la Estrella de David en la calle o navegando por internet.

En efecto, un informe, elaborado por la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE, da cuenta de este temor extendido. El 85% de los judíos en Europa estima que el antisemitismo es el problema social o político más importante en sus países, y el 70% considera ineficaces los esfuerzos de la Unión Europea (UE) para combatirlo. Es más, solo en Francia, los ataques e incidentes antisemitas aumentaron de manera significativa en 2018, cuando se reportaron 541 casos, 74% más que los 311 de 2017.Alemania tampoco es inmune a este problema.

El año pasado se contabilizaron un total de 1.646 actos antisemitas, un 9.4% más que en 2017, alcanzando su nivel más alto en casi 10 años. Mientras que en Reino Unido se registraron 1.652 incidentes el año pasado.Otros episodios también han centrado la atención y han ocupado titulares de la prensa europea: la marcha en Bulgaria del pasado 16 de febrero cuando más de 2 mil militantes de grupos nacionalistas de ultraderecha desfilaron con antorchas por la capital en homenaje al general búlgaro pronazi Hristo Lukov.

Lo mismo ocurrió en el Bundestag (Parlamento alemán) cuando el líder del grupo parlamentario de la AfD, Alexander Gauland, afirmó que el Holocausto supone solo una “minucia” en la historia de Alemania, o los ataques del Gobierno húngaro contra judíos e instituciones judías  y el asedio a judíos en la ciudad sueca de Umea por parte de neonazis.

El dilema de la migración

Al respecto, José María Siciliani, docente de la Facultad de Ciencias de la Educación de La Universidad de La Salle, asegura que hay una serie de elementos que darían pie para pensar en un aumento del antisemitismo y eso es evidente en los medios de comunicación.

Es un fenómeno complejo, que, según el experto, hay que comprenderlo a la luz del tema de la migración,  poniendo de manifiesto el conflicto que hay entre los que consideran que “Europa debería cerrar sus puertas y los que creen que Europa debería acoger a los migrantes”. En resumen, un miedo al pluralismo y al multiculturalismo y “a creer que Europa va a seguir construyéndose cerrada”, reitera. 

En el fondo, atribuye el fenómeno a una crisis mundial,  a lo que se conoce como el “ejercicio de la seducción de la ultraderecha”, donde pareciera que “la solución para arreglar este mundo es la mano dura, el militarismo, el control, la represión y la criminalización”.

Lo grave del asunto, añade Siciliani, es que no se manejan las causas profundas del problema, “entonces esa tentación existe en Europa” y a ella se le suma el aspecto religioso relacionado con la historia de los judíos. Otro aspecto a considerar en este caso,  consiste en la dificultad que hay de distinguir entre sus críticos de la política que tiene el Estado de Israel contra los palestinos, y ser antijudío y antisemita, subraya el profesor de la Universidad de La Sabana.

Está latente

Marcos Peckel, profesor de la Universidad Externado de Colombia y de la Universidad del Rosario, aclara que no se trata de un resurgimiento del antisemitismo porque siempre ha estado latente.Además, destaca una cosa importante y es el hecho de que los gobiernos europeos en su totalidad rechazan estas expresiones antisemitas y las castigan fuertemente. Incluso menciona que en Alemania, pintar esvásticas es penalizado con cárcel.

En su opinión, el antisemitismo surge de tres fuentes: la extrema derecha, la izquierda y los grupos radicales islamistas.La extrema derecha, según el experto, porque siempre ha tenido ese odio al judío, donde sobresalen elementos racistas, elementos religiosos y sociales.

En lo que se refiere a la izquierda, considera que es más perverso, “porque se presenta como el discurso de la inclusión, el adalid de los derechos humanos”, y para ello cita ejemplos puntuales como el partido Podemos en España y el Laborista en Reino Unido, que  expresan un odio visceral a Israel. 

Peckel, quien es director de la comunidad judía en Colombia, recalca que el “antisemitismo en la extrema derecha es parte de su ADN a diferencia de la izquierda”. En cuanto  a los grupos radicales islamistas y no islamistas, argumenta que nunca se ha mantenido un diálogo entre dos comunidades, donde  la cuestión palestina y la fuerte oposición a Israel han pesado indiscutiblemente.

Credito
ÁNGELA CASTRO ARIZA

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