Trump o el karma de la frontera

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
Donald Trump recrudeció su retórica antimigrante. El debate interno se acentúa a medida que el presidente se empecina en “demonizar” a los inmigrantes de cara a la reelección de 2020.

La migración es la piedra angular del gobierno de Donald Trump, y su promesa electoral “estrella” para reelegirse en 2020, una prioridad en su agenda y que ha llevado su poder al límite.

La política de “cero tolerancia” que ha aplicado a la inmigración irregular se constituye en pilar de sus dos años al frente de la Presidencia de Estados Unidos, en los que por todos los medios ha tratado de contener la entrada irregular por la frontera sur.

Pero el mandatario republicano ha ocultado la frustración que le produce no poder concretar la financiación para construir el muro en límites con México, y ha dedicado todos sus esfuerzos en poner trabas a las solicitudes de asilo, a pesar que algunos tribunales han tratado de cortarle las alas.

Tal parece que no acepta un no por respuesta. En marzo pasado, Trump suspendió la asistencia a los países del Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras) representados en 627 millones de dólares, acusándolos de no detener los flujos migratorios procedentes de esos países. Pero expertos consideran que a la larga solo empeoraría el problema, pues profundizará la migración.

Aunque también ha tenido que dar marcha atrás con otras medidas polémicas, como su amenaza anunciada este mes de cerrar la frontera con México, luego del desastre económico y los problemas legales que supondrían.

Este tipo de decisiones, según María Teresa Palacios, directora del Grupo de Investigación en Derechos Humanos de la Universidad del Rosario, provoca naturalmente efectos diplomáticos frente a los gobiernos centroamericanos que buscan en EE.UU. a un aliado en términos económicos y de seguridad.

Si bien desde el punto de vista diplomático puede generar un efecto disuasor al interior de los países, señala que esto no es compatible con la realidad porque en la práctica, no están frenando los contingentes migratorios.

La razón, agrega, es que estos países no pueden impedir el derecho de salida de sus nacionales, porque es un derecho humano que está previsto en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

“Lo que la práctica internacional ha demostrado es que las políticas represivas, regresivas y de contención frente a la migración generan mayor vulnerabilidad , revictimizan a las personas y no disminuyen los flujos migratorios y se incrementa la irregularidad”, advierte Palacios.

Igualmente, la experta explica que la política migratoria de Trump está recibiendo reveses al interior de su propio país, “porque no puede saltarse las instancias judiciales ni hacer caso omiso al equilibrio de poderes, y también existe un Congreso que también tendría que modificar por la vía regular las normas”.

Se refiere con esto a la decisión de un juez federal de California que bloqueó la política de Trump de mandar a México, aunque ese no sea su lugar de origen, a las personas que solicitan asilo en el país mientras se consideran sus casos.

A juicio de Sebastián Polo, politólogo e investigador, la incidencia de las políticas migratorias desarrolladas por el presidente Trump establecen en una “dicotomía”.

Por un lado, señala el pragmatismo político de Trump en cuanto al control de la migración irregular como una posible plataforma logística para el terrorismo en el país.

El ejercicio mismo de este pragmatismo ha supuesto acciones que van en contra de principios como la libertad y la defensa de los derechos, aludiendo particularmente a la controversial medida de separación de familias que implicó un costo político y un debate interno en el país.

Y por otro lado, Polo destaca también “el peso sobre las condiciones mismas de la concepción de unidad y libertad que ha derivado principalmente en un país fundado por migrantes como ha sido Estados Unidos, pero estamos siendo testigos de una política migratoria cada vez más cerrada” y represiva.

Para Mauricio Palma, investigador y profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, es claro que Trump está tratando de dar un golpe de autoridad que va en dos sentidos.

Describe que el primero tiene que ver con la política electoral doméstica, que ya empezó a jugarse de cara a las elecciones del próximo año, donde empieza a mover el tema del muro en el ambiente político, y en segundo lugar, está tratando de sentar una postura en términos de política exterior, ‘para decir yo estoy dispuesto a seguir con esto hasta el final’.

“En el corto plazo, falta ver cómo termina de jugar sus fichas en política local, si se puede concretar el muro”, menciona Palma.

Ahora bien, observa que Trump ha tenido varias salidas en estos días, sacando pecho por el tema migratorio, lo que “refleja un poco su interés de poner el tema en su agenda y los medios, buscando así su propio beneficio electoral”.

En concepto, hay un tema de oportunidad en el asunto, que vende mucho, “justamente por la escala del fenómeno migratorio que tiene una dinámica propia que hace que el fenómeno se autoperpetúe a la larga, y él (Trump) está vendiendo su discurso a los que están en contra de la migración irregular y que la ven como una amenaza”.

 

“Munición” electoral

La política migratoria de Donald Trump es usada como “munición” para su campaña electoral, recalca David Castrillón, profesor e investigador de la Universidad Externado de Colombia.

En ese orden de ideas, explica que desde que llegó a la Casa Blanca, Trump ha dicho que “se enfrenta a un aparato político que se rehúsa a hacer lo que el pueblo americano lo puso a hacer, es decir que se enfrenta a estos obstáculos y que necesita cuatro años más para drenar el pantano y poder hacer que Estados Unidos sea grande de nuevo”. Y esa sería justamente la retórica que está asumiendo frente al tema.

En cuanto a la salida de la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, considerada la mano derecha de Trump en su estrategia migratoria, afirma que puede ser visto como una traba, “pero en la era de Tump, siendo el presidente teflón que todo le resbala, lo que puede hacer, es tomar esto y usarlo a su favor”.

 

Dato

Un total de 92.959 peticiones de asilo se realizaron en el año fiscal 2018 por migrantes en la frontera suroeste.

 

Dato

Ya hay más de 1.000 kilómetros de muros, vallas y barreras fronterizas entre EE.UU. y México.

Credito
ÁNGELA CASTRO ARIZA

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