Rosselló se fue de la lengua... y del poder

TOMADA DE AGENCIA - EL NUEVO DÍA
La isla, estado libre de EE.UU., afronta dificultades internas tras el devastador huracán de 2017. La paciencia de los puertorriqueños se agotó, precipitando la caída de su gobernador tras el “escándalo del chat”.

Ricardo Rosselló, gobernador de Puerto Rico, no aguantó la presión social. Se convierte así, a mitad de su mandato, en el primer gobernador de la isla que renuncia, sumiéndola en una de sus peores crisis de gobernabilidad.

Luego de que los puertorriqueños se lanzaran en masa a la calle a raíz de la filtración, el pasado 10 de julio, de un polémico chat con tintes xenófobos, homofóbicos y misóginos en el que insultaban y se burlaban de periodistas, artistas y políticos, Rosselló no tuvo más remedio que dimitir.

El llamado “escándalo del chat” que contiene 899 páginas de mensajes, que involucró al exgobernador y algunos colaboradores cercanos, se constituye en la gota que colmó el vaso para los boricuas, que no quieren seguir tolerando el descrédito y la corrupción de sus dirigentes.

Ha ido en aumento el rechazo popular hacia las décadas de malos manejos por parte de líderes que siempre han intentando lucrarse, mientras los puertorriqueños siguen sufriendo. Sumado a ello, este estado libre asociado de EE.UU. viene afrontando una dura recesión durante una década.

Tras dos años y medio en el cargo, Rosselló, cuya dimisión anunció el pasado miércoles en la noche y será efectiva a partir del 2 de agosto, deja a la isla en crisis.

Pero la crisis se venía cocinando tras el devastador paso del huracán María en 2017, que dejó casi 3.000 muertos en la isla, lo que se convierte en uno de los peores desastres naturales en la historia de Estados Unidos.

Antes del huracán, Puerto Rico ya sufría una grave crisis fiscal que precipitó su bancarrota en mayo de 2017, y provocó el éxodo del 4% de su población, que ahora es de 3,2 millones.

 

Corrupción y recesión

Hernán A. Vera, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, resume la crisis política que vive la isla caribeña en una debacle económica y la corrupción.

Recuerda que desde el año 2006, la isla sufre los efectos de una prolongada crisis económica, de hecho, la recesión más larga en la historia del país.

A esto se le suma que el gobierno de la isla no tiene acceso a los mercados de valores internacionales desde hace algunos años por haber acumulado una deuda de 70.000 millones de dólares y haber declarado una especie de quiebra, según explica.

A la par con esto, agrega, se han implantado múltiples medidas de corte neoliberal que han “apretado” a la clase media puertorriqueña: aumentos en servicios prestados por el Estado, como la energía y el agua, en los impuestos, reducciones en las pensiones y para los empleados públicos, entre otros.

Además, Vera hace énfasis en el hecho de que Rosselló levantó mucho las expectativas de los ciudadanos cuando llegó al Palacio de Santa Catalina, sede del Ejecutivo boricua, en noviembre de 2016.

“Planteaba que tenía un plan para mejorar esta situación económica, la cual no pudo mejorar demasiado durante su incumbencia. Esta situación se agravó con el paso de los huracanes Irma y María, que azotaron la isla provocando daños económicos que se estiman en más de $85,000 millones de dólares”, asegura el docente universitario, señalando que aún la reconstrucción está en proceso.

Lo que observa David Peña, docente de Derecho Internacional de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab, es que la coyuntura política en Puerto Rico se convirtió en un problema ético, donde incluso la Cámara de Representantes le puede abrir un juicio al exgobernador Rosselló por abuso del poder.

En su opinión, los puertorriqueños han venido liderando un cambio en la isla después del desastre natural de 2017, lo que dejó al pueblo en un “estado de debilidad manifiesta”.

“Un proceso donde vemos que la movilización de un pueblo, en un ejercicio democrático comienza a tener fuerza” e inclusive lleva a la salida de su gobernante, afirma Peña, quien considera que el chat de Rosselló fue “la copa que se rebosó”.

Mario Morales, analista y profesor de la Universidad Javeriana, por su parte, interpreta lo sucedido con el exgobernador Rosselló como “la cereza que le puso al pastel la situación insostenible de Puerto Rico”, luego del huracán de 2017.

Si bien aclara que no es de menor valía lo que ha sucedido con Rosselló y su círculo más cercano en lo que tiene que ver con corrupción (actualmente cinco de sus funcionarios están detenidos), y todo lo relacionado con la forma privada de concebir a su gente, sus ciudadanos.

La situación, a su entender, demuestra dos cosas: primero, una ciudadanía a la que la corrupción y la falta de respeto de los políticos les afecta y son capaces de cambiar la historia; y segundo, que Puerto Rico, en medio de la más fuerte crisis económica de los últimos años, sumado a una crisis política con el desamparo a lo que lo sometió EE.UU., no quiso seguir hundiéndose en el abismo.

 

Lo que viene

 Para Morales, la salida de Rosselló y el encargado transitorio del gobierno no va a cesar la protesta, y el pueblo se mantendrá en las calles hasta encontrar una salida digna a los problemas que aquejan a la isla.

Lo mismo opina Vera, quien sostiene que este episodio en el cual los ciudadanos logran la dimisión de un gobernador del estado requerirá de los próximos “una conducta intachable así como con una gran trasparencia en su gestión pública”.

Ya en las calles, se escucha una frase constantemente: “estamos ante un nuevo Puerto Rico”.

 

Destacado

Bajo la ley puertorriqueña, el secretario de Estado reemplaza a Rosselló, pero renunció hace varios días tras el escándalo. Entonces el cargo lo asume la secretaria de Justicia, Wanda Vázquez.

Credito
ÁNGELA CASTRO ARIZA

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