Irán: guerra o paz

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
Francia quiere posicionarse como la gran potencia de equilibrio que permita acercar posturas, rebajar la tensión nuclear y restablecer cierto orden.

El acercamiento que logró Enmanuel Macron como intermediario de una posible negociación directa entre Estados Unidos e Irán, en torno a la cuestión nuclear, ha convertido al presidente francés en protagonista de primer orden internacional.

Macron hizo una arriesgada apuesta diplomática, desplegando un pragmatismo político como anfitrión de la cumbre del G7 de las grandes potencias industrializadas, a finales del mes pasado, propiciando las condiciones para que Hasan Rohani y Donald Trump se sienten a negociar y logren un acuerdo.

Aunque en estos momentos las negociaciones parecen imposibles, considerando los recientes acontecimientos, tras los ataques con drones y misiles contra dos refinerías sauditas del que Riad y Washington culpan a Teherán, que a su vez lo niega rotundamente, hay que destacar el papel de Macron de liderar los esfuerzos para revertir la escalada de tensión en el Golfo Pérsico.

Incluso ha ido más allá. El gobierno francés ha puesto sobre la mesa una línea de crédito de unos 15.000 millones de dólares para Irán con la condición de que la república islámica se comprometa a respetar el histórico acuerdo nuclear de 2015.

Sin embargo, Teherán ha echado por tierra cualquier posibilidad, al afirmar que la “única forma” de que las negociaciones sucedan es si Washington levanta todas sus sanciones en su contra. Y, en contrapartida, Trump ordenó justamente ayer, aumentar las sanciones a Irán y prometió que no “dudará” en actuar contra ese país aunque dice que no quiere una guerra.

Al referirse al tema, Jesús Agreda Rudenko, profesor de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, subraya que lo de Francia es interesante pero hay que entender que no es una iniciativa exclusivamente francesa.

Explica en esa línea, que lo que pasa es que el acuerdo de 2015 o Plan de Acción Integral Conjunto (Jcpoa), fue una iniciativa multilateral que además de Estados Unidos, Rusia y China y los otros miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, involucraba a la Unión Europea, UE.

En ese contexto, señala que la acción unilateral del gobierno de Trump de retirarse del Jcpoa en 2018, puso contra las cuerdas a los socios europeos, debido a que fue una decisión no consultada ni acordada con ellos. Y, acto seguido, Irán empezó a enriquecer uranio por encima de los niveles acordados.

Sin embargo, después de la decisión de Estados Unidos y en parte en la búsqueda de nuevas fuentes energéticas (e intentando reducir la dependencia de Rusia), la UE quería hacer lo posible por salvar el acuerdo, remarca Agreda Rudenko.

Según él, el problema es que la única forma de lograrlo era en torno a un líder en el espacio europeo, que no podía ser ni Reino Unido que lidia con el “Brexit”, ni Alemania que afronta inestabilidad política con Ángela Merkel, ni tampoco Italia que se encuentra en una situación similar con inestabilidad política de la débil coalición, por lo que lo intentó Francia.

“El problema es que al parecer la decisión del Gobierno de Estados Unidos ya está tomada y no es susceptible de negociación (o por influencia de Israel, o por la de Arabia Saudita por lo que la iniciativa Francesa fracasó”, sostiene el docente universitario.

Es decir, describe a los socios europeos no tan relevantes en las decisiones del gobierno de Trump como otros y eso se evidencia, pero agrega, que a su vez es una oportunidad para que la UE asuma un mayor liderazgo internacional.

Para Andrés Castro, decano e investigador de la Universidad Piloto de Colombia, una posición clara del presidente francés ha sido asumir un rol de mediación desde el contexto de la UE, frente a lo que está pasando en el contexto internacional.

En definitiva, plantea que Macron “está dando una imagen del presidente de Francia como un líder europeo que está preparado para asumir riesgos, sobre todo para impulsar nuevas ideas dentro del contexto europeo, e intentar utilizar el sistema multilateral para aliviar tensiones y defender ese orden liberal”.

Ahora bien, observa que la presión de EE.UU. sobre Irán es que siga los lineamientos para el manejo de energía nuclear y no para desarrollar una carrera armamentista.

En ese sentido, Castro asegura que ante todo lo que se está viendo reflejado en las escaramuzas en las refinerías, que es un tema de otro nivel, pero que efectivamente en el mediano y largo plazo puede llegar a tener un impacto solo siempre y cuando se concrete un proceso de un mediación.

 

Fracaso de los esfuerzos

Alexánder Arciniegas, experto en política internacional, dice que ante el impacto geopolítico de los ataques a refinerías sauditas, “Francia se ha comprometido a enviar expertos que ayuden con las investigaciones, lo que se suma a los esfuerzos de Emmanuel Macron por fortalecer su protagonismo internacional en momentos en que internamente enfrenta fuertes protestas por sus medidas económicas y laborales”.

Hay que recordar que a comienzos de 2018 Macron visitó la Casa Blanca para intentar persuadir a Trump de respetar el tratado nuclear con Irán y que en el reciente G7 planteó levantamiento progresivo de las sanciones a cambio de que Teherán limitará sus desarrollos atómicos y propuso una cumbre entre las partes. Sin embargo, reconoce que estos esfuerzos de Francia “han naufragado en la obstinación de Trump cuya política exterior ha desestabilizado enormemente la situación de Oriente Medio y escalado las tensiones con Irán”, sobre todo tras los ataques contra las refinerías y el cruce de acusaciones.

 

Dato

Desde la revolución islámica de 1979 y la ruptura de las relaciones diplomáticas, EE.UU. e Irán no han restablecido lazos.

Credito
ÁNGELA CASTRO ARIZA

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