¿Cuándo aprenderemos?

TOMADA DE INTERNET - EL NUEVO DÍA
El comportamiento de los electores en América Latina, más que la afinidad por un partido o ideología política, está motivado por la persona por la que votan o por la que consideran el “enemigo”.

El elector latinoamericano vota por la persona y no por la ideología ni los programas de gobierno. Se mueve más por las emociones que por las razones.

Y si bien, muchos ciudadanos de la región depositan su voto en las urnas, cargados de ilusiones, demandas y expectativas, motivados por un proceso de cambio político en sus países, la realidad muestra que aún pesan factores como la religión, la filiación partidista e incluso la orientación sexual.

Desde el punto de vista de Rubén Sánchez, profesor de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, en el mundo, y no solamente en América Latina, la sociedad ha ido adquiriendo la conciencia de que las elecciones y las luchas entre partidos desprestigiados “son un teatro de apariencias en el que los elegidos no representan los verdaderos intereses de sus electores”.

Así las cosas, considera que las posibilidades de un cambio real son mínimas, lo que no impide que se organicen movimientos que se movilizan para forzar desde los bordes de la arena política a los gobiernos a resolver sus demandas.

Recalca en ese sentido, que la creciente desafección por la política y la desconfianza hacia los políticos promueve la renuencia a votar en las elecciones, y agrega que “cuando la ciudadanía se moviliza es más por sentimientos alimentados por el resentimiento contra la creciente desigualdad”.

Advierte, además, que el riesgo en el marco de esta crisis de representación que afecta las instituciones de la democracia y la idea misma de democracia, a todas luces es que “los discursos y las promesas de líderes carismáticos abren las compuertas a un populismo que puede ser tanto de izquierda como de derecha, dependiendo de quién se considere enemigo”.

“El populismo no es una ideología. Es un método que moviliza multitudes atizando sentimientos y emociones”, insiste Sánchez.

De otro lado, aclara que tampoco se puede pasar por alto que en la gran mayoría de países de la región el voto es obligatorio, lo cual implica que las tasas de participación deben ser estudiadas con especial atención.

 

Desgaste de partidos

Fabián Gamba, docente del Programa de Negocios y Relaciones Internacionales de la Universidad de La Salle, subraya que la realidad política de los estados está mostrando cómo los avances en teoría política y sociológica implican un replanteamiento del tema de partidos.

Si bien en sus estructuras teóricas se mantiene en términos de agrupación que propende por un modelo de Estado, “el sistema de partidos, particularmente en América Latina, desgastó mucho el ejercicio de la política misma”, explica.

Esta situación, a su juicio, ha llevado a que el elector muchas veces más allá de tener mayor conciencia o formación política, tome decisiones pensando en estar a favor o en contra de un partido determinado.

Otro elemento de análisis, destaca Gamba, es que ahora hay un mayor grado de información política fluyendo.

Información especializada y pensada, que recurre a fuentes, que indaga y busca trazar posiciones sobre lo político de cada Estado en momentos electorales, más allá del discurso electoral mismo, describe el experto académico.

Pero reconoce que también es un hecho que las generaciones contemporáneas y esto ha permeado a las anteriores, “están viendo un modelo de estar en el mundo”, es decir de inmediatez informativa, en donde lo que pasa en cualquier escenario de debate político de un país, automáticamente se enteran los ciudadanos del mundo.

En ese orden de ideas, señala que los ciudadanos informados, con formación política y preocupación ciudadana, indagan más y confrontan más, a diferencia de aquellos que se quedan con la versión inicial que llega no de la fuente, sino con las noticias falsas (fake news), memes y con la viralización de información.

Y en esa medida, asegura que hay un elector con el mismo nivel de información y desinformación desde la vía del Estado y los medios de comunicación, “pero tenemos un poco más de permanencia del tema político en la discusión cotidiana”, ya de por sí interesante, y que va llevar a que la política se vaya replanteando.

Sin embargo, en su concepto, en este momento lo ideológico en el sentido partidario está pasando a un segundo plano.

La razón, según explica, es que todavía hay quienes votan por partido, pero también se está migrando a unos modelos de elección, donde más allá del partido, importan las afinidades humanas y sociales de los candidatos y un sentido individual colectivo, en temas como medio ambiente o libertades civiles.

En algunos estados latinoamericanos, citando ejemplos claros como México, Ecuador y Bolivia, Gamba afirma que se vota porque se está pensando en “una posible nueva sociedad, y porque se está pensando en que hay que, como ciudadanos, posicionarnos y decir lo que pensamos”.

No obstante, admite que aún falta un camino largo por recorrer para “poder decir que votamos porque consideramos que tenemos claro que somos el Estado y somos responsables de nombrar a quienes nos van a ayudar a administrar ese Estado durante un determinado tiempo”.

En otras palabras, lo resume en que todavía a los latinoamericanos les falta mucho de conciencia política y conciencia ciudadana: “se vota por la persona y se incluye su filiación partidista, más allá de los programas de gobierno”.

Su percepción es que lo importante deberían ser los contenidos programáticos de una campaña y hacer control ciudadano, pero pesan otros elementos, entre ellos la noción de seguridad de un tipo de gobierno, la idea generalizada que se da en medios y redes sociales.

 

“Proceso de cambio”

Andrés Castro, decano e investigador de la Universidad Piloto de Colombia, aborda el tema señalando que es importante analizar la situación que está viviendo cada coyuntura y cada país de América Latina.

De hecho, menciona que el año pasado, la diversidad está claramente definida, tomando como referencia lo que sucedió en México con el izquierdista Andrés Manuel López Obrador y por otro lado en Brasil con el ultraderechista Jair Bolsonaro, donde los vuelcos políticos fueron de suma relevancia en las dos naciones con mayor peso en la región.

“A la larga, fue un voto pensando no tanto a favor de un plan de gobierno, sino, en muchos casos, un voto en contra del que se está proponiendo para ser presidente”, enfatiza el investigador.

Es más, Castro destaca que lo que se espera para este año es muy interesante en materia electoral en países como Bolivia, Uruguay y Argentina, que tendrán comicios presidenciales el próximo mes, y vaticina “cambios interesantes frente a situaciones críticas que atraviesan estos países”.

A su modo de ver, los electores en la región están votando por un “proceso de cambio que favorezca esa desazón que viene de gobiernos anteriores, donde no se ha visto un compromiso real con la población”.

Particularmente el decano de la Universidad Piloto de Colombia cita el caso de México cuando sube López Obrador a la Presidencia después del gobierno de derecha de Enrique Peña Nieto.

 

El reto ciudadano

Para los ciudadanos, el reto más grande y que confía en que se convierta en realidad, “es sabernos latinoamericanos”, resalta Fabián Gamba, docente del Programa de Negocios y Relaciones Internacionales de la Universidad de La Salle.

“No creer que somos los hijos pequeños de Europa o los primos de Estados Unidos, sino entender que somos pueblos que tenemos historias particulares que han hecho unas construcciones sociales propias que han cometido errores, pero que tenemos que empezar a crear nuestros propios métodos, lenguajes y formas de ser ciudadanos y de enfrentarnos al Estado como ciudadanos”.

Es decir, lo define como un “nuevo relacionamiento del ciudadano con el Estado” y otro reto importante, “el control político real, estructurado no el mediático”.

 

Cifra

5 países donde es obligatorio el voto en América Latina: Argentina, Brasil, Ecuador, Perú y Uruguay.

 

Dato

Seis  países latinoamericanos tuvieron o tendrán comicios  en 2019: El Salvador, Panamá, Guatemala, Bolivia, Argentina y Uruguay.

Credito
ÁNGELA CASTRO ARIZA

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