Trump se va del Acuerdo de París

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Esta semana Estados Unidos comunicó formalmente a la ONU su retiro del ‘Acuerdo de París’, pacto voluntario que promete mitigar los efectos del cambio climático. ¿Qué consecuencias traerá esta salida?

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP21), celebrada en diciembre de 2015, 195 países firmaron el primer acuerdo mundial sobre el clima: el ‘Acuerdo de París’. Allí acordaron mantener el límite del calentamiento global por debajo de los 2ºC.

El mencionado pacto ambiental establece medidas para combatir el cambio climático y acelerar e intensificar las acciones e inversiones necesarias para un futuro sostenible con bajas emisiones de carbono, que tendrá como consecuencia la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en las naciones firmantes.

Sin embargo, en 2017, Donald Trump decidió que el país que gobierna se retiraría del pacto, argumentando la imposibilidad de llevar a cabo tales estrategias de producción sostenible.

Según el mandatario, el cumplimiento de los acuerdos de París le costaría a Estados Unidos tres billones de dólares y 6,5 millones de empleos en los próximos diez años, que a su juicio eran negativos, teniendo en cuenta que limitaban la productividad de sectores como la industria automovilística y la explotación de carbón.

De esta manera, el segundo mayor emisor contaminante, detrás de China, le dio la espalda al pacto climático.

Luis Fernando Vanegas, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle, explica que Estados Unidos no quiere ajustar su modelo económico a uno que le apueste a bajas emisiones de carbono, porque ello supone un reemplazo tecnológico de alto costo, que seguramente el mercado no va a reconocer.

“Por supuesto que tiene sentido, en términos económicos, la salida de Estados Unidos del acuerdo porque las empresas y en general el sector económico no está dispuesto a asumir esa transición hacia energías bajas en carbono sin que el Estado tome partido de ello. Así que no es un capricho, es un anhelo del sector económico que no quiere comprometerse al cambio porque cuesta mucho dinero”.

La rentabilidad que Trump quiere garantizar hoy, pensando que el costo se lo va a transmitir a generaciones futuras, deja de lado que los efectos del cambio climático ya se están viendo y las pérdidas pueden ser mayores a ese supuesto ahorro. “Es posible que el beneficio de hoy sea mucho menor al costo que tendrán que asumir como sociedad en los próximos años las siguientes generaciones”, añade Vanegas.

 

Una firma no es garantía

Cristian Rojas, director del Programa de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, reconoce que el ‘Acuerdo de París’ es importante porque para el futuro del mundo es fundamental la reducción de emisiones de GEI, sin embargo, enfatiza en que no se puede pensar que la única manera de hacerlo es según las condiciones de dicho tratado.

Según analiza, lo importante no es que Estados Unidos permanezca en el acuerdo, sino que tanto el Estado como las organizaciones privadas tengan un compromiso en la reducción de esos gases contaminantes.

“Este compromiso no depende solamente de las regulaciones gubernamentales, debe ser una apuesta de la industria, de una sociedad civil fuerte que exija una actividad económica responsable. Ese tipo de recursos terminan siendo más importantes que la firma de un acuerdo que puede o no cumplirse”, refiere el director del Programa de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana.

En la actualidad, China es considerado como el mayor responsable de la emisión de CO2 en el mundo. El país asiático firmó su presencia en el acuerdo, lo que para Rojas no garantiza grandes avances en la disminución de sus niveles de contaminación.

“Sin estar en el acuerdo, Estados Unidos puede hacer más por el medio ambiente que China, pues su sistema cerrado imposibilita que al interior de ella exista alguien que pueda exigir el cumplimiento de esos compromisos internacionales o que tenga mejores políticas ambientales, como sí puede ocurrir en Estados Unidos. El futuro del mundo en materia ambiental no depende del ‘Acuerdo de París’ sino de otros compromisos más reales”, expone.

 

Emisiones sin control

Estados Unidos tiene una larga tradición de amor y odio frente al cambio climático. Para varios presidentes, incluidos George Bush y Donald Trump, el cambio climático no existe y tratan de justificar su rechazo en algunas opiniones científicas. Pero la verdad es que las pruebas del efecto negativo de las millones de toneladas de GEI se evidencian todos los días.

“El efecto neto de la salida no es que no se va a hacer nada, porque habrá empresas y ciudadanos que a su medida hagan algo. La consecuencia real de la negativa de Estados Unidos es que el 25% del total de las emisiones de GEI va a estar sin control y claramente hay una afectación profunda”, controvierte el docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle.

Juan Carlos Quintero, investigador y Decano del Programa de Administración Ambiental de la Universidad Piloto de Colombia, menciona que es vital que Estados Unidos se acoja a los tratados internacionales y busque alternativas para disminuir sus emisiones de gases, reconociendo que es uno de los principales generadores de contaminación en el mundo.

“Al no hacer parte del ‘Acuerdo de París’, los Estados Unidos no buscarían reducir sus gases de efecto invernadero, y estos continuarían contribuyendo al aumento de la temperatura en el planeta”, indica.

 

Lejos de frenar la crisis climática

Robert Watson, expresidente del panel de expertos de la ONU, que presidió durante cinco años -hasta 2002- el grupo intergubernamental de expertos sobre cambio climático, advirtió en un informe publicado hace pocos días que los compromisos de los países para reducir las emisiones de GEI en el marco del ‘Acuerdo de París’ son claramente insuficientes para mitigar la crisis climática.

“Incluso si todos los compromisos climáticos, que son voluntarios, se llegaran a aplicar plenamente, no se alcanzaría ni la mitad del esfuerzo que se necesita para frenar la aceleración de la crisis climática”, señala Watson.

De 184 compromisos, casi el 75 por ciento resulta parcial o totalmente insuficiente para impedir que se siga acelerando el problema en la próxima década, según el informe.

Así mismo, recuerda que los 28 países de la Unión Europea y otros 7 prevén reducir sus emisiones al menos el 40% para 2030, pero advierte que algunos de los mayores emisores de gases de efecto invernadero mantendrán su actual tendencia contaminante creciente.

La salida del país norteamericano del acuerdo no será efectiva hasta el 4 de noviembre de 2020, justo un día después de celebrarse las elecciones presidenciales, lo que supone que la permanencia de Estados Unidos en el acuerdo dependerá mucho de quien sea el nuevo presidente.

 

Dato

Estados Unidos, Nicaragua y Siria harán parte de las naciones que se negaron a firmar el acuerdo. 

 

Dato

Algo más de la mitad de las emisiones de GEI proceden de China (26,8%), Estados Unidos (13,1%), India (7%) y Rusia (4,6%).

Credito
CLAUDIA ISABEL DELGADO SÁNCHEZ

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