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Pese a las casi 127.000 muertes y los 4,1 millones de contagios registrados hasta ahora en el país, el festivo llevó a millares de personas a las playas, sobre todo en Río de Janeiro, el litoral de Sao Paulo y muchas ciudades del noreste.
Las autoridades alertaron a la población sobre la necesidad de mantener ciertas medidas de aislamiento social durante el festivo para contener a la pandemia, que poco a poco comienza a ceder en el país, pero esos mensajes cayeron en sacos rotos, al menos en playas, parques y otros sitios turísticos.
Más allá de las arenas de Copacabana e Ipanema, en Río y también en Sao Paulo fueron celebradas grandes fiestas populares y bailes en algunos barrios, a pesar de que ese tipo de reuniones aún no fueron incluidas en las medidas de desescalada.
Escenas similares se registraron en playas fluviales de Manaos, en el corazón de la Amazonía y que, hace tres meses, llegó a entrar en colapso sanitario y hasta funerario por la epidemia, que si bien ha remitido en esa región, aún no ha sido totalmente superada.
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