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Con actos en Nueva York, el Pentágono y en Shanksville (Pensilvania), el país recordó unos atentados que llevaron a Estados Unidos a una costosa y aún inconclusa guerra contra el terrorismo global y cambiaron la manera en la que el mundo se enfrenta al problema de la seguridad y la confianza en los demás.
A las 8:46 de la mañana en un flamante World Trade Center en el que se sigue construyendo, se escucharon las campanadas que marcan el momento en el que el vuelo 11 de American Airlines impactó contra la torre norte y que supuso el comienzo de una jornada de pesadilla para Nueva York, que perdió a más 2.600 personas en pocas horas.
El presidente Donald Trump rindió tributo a los muertos desde el monumento levantado en el páramo en el que se estrelló el vuelo 93 de United con 40 pasajeros y cuatro secuestradores, al que también acudió horas más tarde su rival en las elecciones , el demócrata Joe Biden.
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