Una gobernabilidad comprometida

Crédito: Fotoilustración - VANGUARDIA - EL NUEVO DÍALa crisis sanitaria del coronavirus ha sido el principal argumento del Gobierno peruano y de los sectores moderados del Congreso para rechazar el pasado viernes, la destitución del presidente Martín Vizcarra, según los expertos.
El corto mandato de Martín Vizcarra no ha estado exento de sobresaltos. El proceso para destituirlo, si bien fracasó, sienta un mal precedente en términos de gobernabilidad en un país donde la inestabilidad política es la constante.
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A siete meses de elecciones generales y a nueve meses de dejar el cargo, Martín Vizcarra sobrevivió a un juicio político que lo puso al borde de la destitución, pero que deja muy comprometida su gobernabilidad en Perú, un país que suma dos décadas de crisis política.

Tras un intenso debate de 12 horas el pasado viernes, los legisladores votaron en contra de la moción de vacancia por “incapacidad moral” (solo fue apoyada por 32 de los 87 votos necesarios) para destituir al mandatario peruano, quien a pesar de la absolución, no salió ileso del proceso.

 Sin partido y sin bancada, Vizcarra, un ingeniero civil que llegó al poder en 2018 tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) en medio de otro escándalo de corrupción por el caso Odebrecht, podría ver aún más debilitado su mandato en la guerra abierta que mantiene con el Congreso, y que estaría lejos de terminar.

Esta pelea data de 2019  cuando Vizcarra destituyó al Congreso en una decisión que le valió la simpatía ciudadana, pero a costa de una rivalidad irreconciliable con el poder legislativo que ha afectado seriamente su agenda anticorrupción.

Si bien el mandatario goza  de un nivel de aprobación alto (57%) y el apoyo de los militares

La crisis política, además, tiene como trasfondo una pandemia que se ha ensañado con Perú (mayor tasa de mortalidad de Covid-19 en el mundo) y agudizada por una profunda recesión económica.

Para Alexánder Arciniegas, investigador y experto en política internacional, este escándalo de corrupción es “un duro golpe para un presidente que va de salida y cuya gobernabilidad siempre fue su talón de Aquiles”.

Recuerda que desde marzo de 2018 cuando reemplazó a Kuczynski, no ha tenido un partido y no ha podido articular una coalición para gobernar.

“Hace un año presenciábamos el cierre del Congreso por parte de Vizcarra y la retaliación de parte del legislativo eligiendo una presidenta interina”, indica el docente universitario.

Adicional a ello, asegura que en el marco de estas tensiones, hay “una profunda crisis económica, y los efectos sanitarios de la pandemia”.

 En ese sentido, señala que “la destrucción del sistema de salud debido a décadas de neoliberalismo y la polarización política, ha sido negativamente gestionado”.

Consecuencia de ello, añade, Perú tiene una de las mayores letalidades del mundo de Covid-19: 95 muertes por cada 100 mil habitantes.

Aunque Vizcarra se mantuvo en el poder, Arciniegas advierte que “las evidencias de corrupción y favoritismo desde la Presidencia en el caso de un contrato con el cantante conocido como ‘Richard Swing’ Cisneros, golpearán su gobernabilidad en medio de una coyuntura tan crítica como la que hoy vive el Perú”.

Igualmente observa que esta crisis tiene similitudes con las crisis que enfrentan la gran mayoría de países de la región, donde no se escapa Colombia.

Arciniegas también mencionó que este escándalo alimentará los cálculos y las estrategias electorales a siete meses de las elecciones generales en las que no solo elegirán Presidente, sino también congresistas.

Para Julio Benavides, profesor peruano de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Unab, desde que el Congreso se disolvió el año pasado, Perú ha ido viviendo una ola de inestabilidad.

Es más, considera que se remonta al gobierno que encabezó PPK, del que Vizcarra hizo parte como vicepresidente de la República.

En su opinión, la tensión ha sido constante, refiriéndose a que el Parlamento peruano ha ido cuestionando la labor de los ministros, al punto que han sido censurados dos gabinetes ministeriales de Vizcarra y ha presionado el cambio de ministros de manera permanente.

Y si a eso se le suma la crisis del Covid-19, entonces es un gran problema la situación interna del país, insiste.

Según Benavides, la gobernabilidad ya está afectada en el Perú, y afirma, que la absolución de Vizcarra en el Congreso, se traduce concretamente en “una suerte de voto de confianza”.

En otras palabras, lo plantea así: “El ahogado en la superficie del agua ve un salvavidas, todavía no llega, pero ahí está... esa es la diferencia que hay”.

A su criterio, otro elemento importante es que en caso de que se hubiera producido la vacancia, el cargo debía asumirlo el presidente del Congreso, Manuel Merino de Lama, pero tratándose de un Congreso atomizado y una figura que tiene procesos de corrupción en contra, hubiera generado en definitiva mayor la inestabilidad.

 

Fragilidad política

Renzo Mazzei, periodista y analista político peruano que vive en Lima, explica que tras el intento fallido de  vacancia presidencial, el mandato de Martín Vizcarra se enfrenta a un escenario no tan fácil, porque adicional al manejo de la pandemia, se le suma la fragilidad política en la que se ha sumido la investidura presidencial.

Si bien aclara, es normal que en el último año de gobierno el mandatario sufra un evidente impacto negativo de su cargo producto de que el panorama se centra más en la coyuntura electoral, razón por la cual ya no despierta tanto interés la figura presidencial.

Además dice que han empezado a salir a la luz nuevos audios, que involucran al entorno de Vizcarra, lo que genera que su figura que tenía una aprobación alta (alrededor del 57%) empiece a descender paulatinamente. Habrá entonces qué mirar qué estrategias dispone el Gobierno peruano para sortear la inestabilidad, puntualiza Mazzei.

 

DATO

Vizcarra fue acusado de pedir a sus asesores que mintieran en investigación parlamentaria sobre contrato con un cantante.

Credito
ÁNGELA CASTRO ARIZA

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