“Aquí se relajaron con el virus”

Crédito: Suministrada / EL NUEVO DÍALaura Uribe es una colombiana que vive hace 16 años en la ciudad  francesa de Estrasburgo, fronteriza con Alemania.
Francia está sintiendo con rigor la pandemia tras la llegada de la segunda ola del coronavirus en Europa, que empezó a confinar otra vez a la gente en su casa, mientras cada país lucha por su cuenta para contener su expansión.
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“La segunda ola de Covid cogió a los franceses muy despreocupados, haciendo fiestas y reuniones; sin usar mascarillas en la calle, sin guardar la distancia de un metro... en fin se relajaron con el virus”.

Este es el testimonio de Laura Uribe, una colombiana que emigró en 2004 a Estrasburgo, una pequeña ciudad del noreste de Francia de unos 277.000 habitantes,  acerca del alarmante avance del Covid-19 en el país galo, y en Europa en general.

Según ella, definitivamente la temida segunda ola del coronavirus “ya llegó” y teme que las próximas semanas sean difíciles.

Incluso la OMS ha advertido que Europa es la región donde más rápido está avanzando el virus, entre 130.000 y 160.000 casos por día.

Después de una primera ola que provocó unos 30.000 muertos entre marzo y mayo, y un confinamiento general de dos meses de sus 67 millones de habitantes, Francia afronta en las últimas semanas un nuevo rebrote de la pandemia, con cifras récord de contagios: 32.000 en un solo día  y una tasa de incidencia de 251 casos por cada 100.000 habitantes.

Para Laura, asistente en una escuela materna, la principal causa del aumento en los contagios es que la gente bajó la guardia y se hizo la de la vista gorda con las medidas de protección.

En el metro nadie respeta la distancia social, en la calle muchos no usan tapabocas, y es frecuente que las personas se reúnan a celebrar en discotecas o salir a comer, explica esta santandereana que prefiere usar la bicicleta para ir a trabajar como medida de bioseguridad.

“No se ha tomado realmente conciencia; nos llevaron de un extremo a otro, de una pérdida total de libertad a una libertad sin control alguno”, especialmente en el verano, afirma la mujer quien tiene a su cargo a 26 niños en su clase.

Dice, por ejemplo, que en el colegio donde trabaja se reúnen al menos 10 compañeros en un mismo lugar. Y  lo mismo pasa en los cines, almacenes, supermercados y  bares.

Las cifras dan cuenta de la magnitud de la crisis sanitaria actual que sacude a Francia: Alrededor  de 939.000 casos confirmados y 34.000 fallecidos.

Aunque Laura asegura que se  han reportado más casos que en el primera ola, la cifra de muertos es menor, pero no deja de preocupar.

De hecho, comenta que el profesor de su hija contrajo el coronavirus así como varios compañeros de clases, por lo que tuvo que permanecer en cuarentena una semana para descartar el virus.

“Las iglesias ya abrieron también y allí también la gente no guarda el metro de distancia”, señala y agrega que ahora con la llegada del invierno, las personas se están enfermando también de gripe.

 

Toque de queda

Para detener el imparable avance de la pandemia, el Gobierno francés ordenó la semana pasada el toque de queda en París y ciudades capitales, e incluyó multas y prisión. Pero ante la expansión del virus, ayer lo extendió a otros 38 departamentos del país europeo.

Sobre esta medida, Laura  considera que lo más probable es que se amplíe a Estrasburgo, pero insiste en que mientras las personas no respeten los gestos de protección, el Covid-19 se seguirá propagando en el país.

Hay mucho inconformismo entre los franceses por estas medidas que califican de drásticas, porque hay quienes creen que están alarmando mucho, o las cifras no son las reales, agrega Laura.

A ella le preocupa que Alemania decida cerrar la frontera, ya que acostumbra a hacer mercado en el vecino país, pues es a mitad de precio. Hasta el momento solo permiten que crucen la frontera no más mas de 24 horas. Lo cierto es que algunos alemanes perciben a sus vecinos franceses como amenaza por la pandemia.

 Pero el problema no es solo de Francia, gran parte del continente europeo lucha contra la segunda ola de un virus cuya curva de contagio sigue en forma ascendente, convirtiéndose en la tercera región con más infecciones, 8,3 millones, y la segunda en número de muertes, más de 260.000.

 

El desconfinamiento hizo mella

Lo que está sucediendo en Europa, que se conoce como segunda ola, está relacionado con que en muchos países fueron efectivos cuando al inicio de la pandemia llevaron a cabo cierres muy eficientes que lograron que el virus realmente llegara a un nivel muy bajo de transmisión local, explica Laura Andrea Rodríguez, doctora en Epidemiología y profesora de la Universidad Industrial de Santander, UIS.

Precisamente estas acciones, añade la experta, permitieron controlar la enfermedad en ese momento, pero una vez se abrieron de nuevo las actividades sociales, aumentó la interacción entre las personas.

“Y todas esas personas que no tuvieron contacto con el virus inicialmente, que se llaman susceptibles, que  en la mayoría de países se estima que dejó la primera ola fue de alrededor del 80 al 90%, entonces ahora, después del verano, empiezan nuevamente a tener una transmisión activa”, concluye la epidemióloga.

 

Cifra: 44% han aumentado las nuevas infecciones en Europa, esta semana.

 

DATO

En muchos países europeos, los contagios diarios superan los registrados durante los meses más duros de la pandemia.

 

 

Credito
ÁNGELA CASTRO ARIZA

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